EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
15 Agosto
La Asunción de la Virgen María - Solemnidad
Apocalipsis 11,19a.12,1-6a.10ab.
En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista
el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó
una fuerte granizada.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo
sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete
cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre
la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a
su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de
hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí
fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y
el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el
acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro
Dios.
Salmo 45(44),10bc.11.12ab.16.
una hija de reyes está de pie a tu derecha: es la reina, adornada con tus joyas y
con oro de Ofir.
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención! Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura. El es tu señor: inclínate ante él;
con gozo y alegría entran al palacio real.
Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26.
Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de
un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego,
aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después
de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo
de sus pies.
El último enemigo que será vencido es la muerte,
Evangelio según San Lucas 1,39-56.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel,
llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del
Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las
generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo
temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su
descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Elredo de Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense
Segundo sermón para la Asunción
«Me llamarán bienaventurada todas las generaciones»
Si santa María Magdalena, que ha sido pecadora y de la cual el Señor ha
expulsado siete demonios, ha merecido ser glorificada hasta tal punto punto que su
alabanza permanece en la asamblea de los santos, ¿quién podrá medir hasta qué
punto «los justos se gozan en la presencia de Dios y desbordan de alegría"
refiriéndonos a la Virgen María, que no ha conocido barón?... Si el apóstol san
Pedro, que no sólo no ha sido capaz de velar una hora con Cristo, sino que incluso
llegó a renegar, ha obtenido tal gracia, que le han sido encomendadas las llaves del
Reino de los cielos ¿De qué elogios Santa María no es digna, Ella que llevó en su
seno al rey de los ángeles en persona, al cual los cielos no pueden contener? Si
Pablo, que "no respiraba más que amenazas y matanzas con respecto a los
discípulos del Señor»..., ha sido objeto de tal misericordia...que ha sido arrebatado
«hasta el tercer cielo, sea en su cuerpo o fuera de su cuerpo", no es sorprendente
que la santa Madre de Dios, que ha permanecido con su hijo en las pruebas que ha
soportado desde el cuna, haya sido elevada al cielo, incluso en su cuerpo y exaltada
por encima de los coros angélicos.
Si hay «alegría en el cielo ante los ángeles, por un solo pecador que hace
penitencia», ¿qué hermosa y alegre alabanza se elevará ante Dios, ante la persona
de Santa María, que nunca ha pecado?... Si realmente aquellos que «en el pasado
estuvieron en tinieblas» y han llegado, por la gracia, a ser «luz en el Señor»
«brillarán como el sol en el Reino de su Padre», ¿quién estará en condiciones de
relatar «el peso eterno de gloria» de Santa María, que ha venido a este mundo
«como Aurora que se levanta, hermosa como la luna, elegida como el sol", y de
quien ha nacido «la luz verdadera que ilumina todo hombre en este mundo»? Por
otra parte, ya que el Señor dijo: "El que me sirve, que me siga, y donde yo estoy,
también estará mi siervo", ¿Dónde pensamos que está su Madre, que le ha servido
con tanto empeño y la constancia? Si le ha seguido y le ha obedecido hasta la
muerte, nos sorprende que ahora, más que nadie, "siga del Cordero dondequiera
que vaya.»
(Referencias bíblicas: Lc 8,2; Sal. 149,1; Sal. 67,4; Lc 1,34; Mt 26,40.70; Mt
16,19; Hch. 9,1; 1Co 7,25; 2Co 12,2; Lc 22,28; Lc 15,7; Ef. 5,8; Mt 13,43; 2Co
4,17; Cc 6,9; Jn 1,9; Jn 12,26; Ap 14,4)
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”