Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 20, Jueves
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Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El primero que salga de mi casa a recibirme, lo ofreceré en
holocausto al Señor * A todos los que encontréis, convidadlos a la boda
Textos para este día:
Jueces 11,29-39a:
En aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté, que atravesó Galaad y
Manasés, pasó a Atalaya de Galaad, de allí marchó contra los amonitas, e hizo un
voto al Señor: "Si entregas a los amonitas en mi poder, el primero que salga a
recibirme a la puerta de mi casa, cuando vuelva victorioso de la campaña contra los
amonitas, será para el Señor, y lo ofreceré en holocausto." Luego marchó a la
guerra contra los amonitas. El Señor se los entregó; los derrotó desde Aroer hasta
la entrada de Minit (veinte pueblos) y hasta Pradoviñas. Fue una gran derrota, y los
amonitas quedaron sujetos a Israel.
Jefté volvió a su casa de Atalaya. Y fue precisamente su hija quien salió a recibirlo,
con panderos y danzas; su hija única, pues Jefté no tenía más hijos o hijas. En
cuanto la vio, se rasgó la túnica, gritando: "¡Ay, hija mía, que desdichado soy! Tú
eres mi desdicha, porque hice una promesa al Señor y no puedo volverme atrás."
Ella le dijo: "Padre, si hiciste una promesa al Señor, cumple lo que prometiste, ya
que el Señor te ha permitido vengarte de tus enemigos." Y le pidió a su padre:
"Dame este permiso: déjame andar dos meses por los montes, llorando con mis
amigas, porque quedaré virgen." Su padre le dijo: "Vete." Y la dejó marchar dos
meses, y anduvo con sus amigas por los montes, llorando porque iba a quedar
virgen. Acabado el plazo de los dos meses, volvió a casa, y su padre cumplió con
ella el voto que había hecho.
Mateo 22,1-14:
En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un rey
que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados
a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les
dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo
está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a
sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los
maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron
con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La
boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces
de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y
buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar
a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo,
¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el
rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos
los escogidos."
Homilía
Temas de las lecturas: El primero que salga de mi casa a recibirme, lo ofreceré en
holocausto al Señor * A todos los que encontréis, convidadlos a la boda
1. ¿Qué ofrecerle a Dios?
1.1 La primera lectura presenta de modo dramático hasta dónde puede llegar una
pregunta que atañe directamente a la virtud de la religión: ¿qué es propio ofrecer a
Dios?
1.2 En un mundo tan secularizado como el nuestro esa pregunta puede sonar
anacrónica. No sólo para el ateo sino también para la mayoría de los creyentes, me
atrevo a pensar. La idea que está en la base, quizá de modo inconsciente, es que
"Dios no tiene derechos". O dicho de modo más suave o menos problemático: "de
fondo, el ser humano no tiene obligación alguna con Dios".
1.3 El enunciado puede sonar abstracto o lejano, pero es plenamente válido. El ser
humano que cree que no debe nada a Dios carece, estrictamente hablando, de toda
posibilidad de experimentar ninguna obligación real para con los demás seres
humanos.
1.4 No puede tener una esperanza más allá de la muerte, si dice que nada le debe
a Dios, porque esta esperanza sólo puede venir de admitir que, más allá de
nuestros méritos o esfuerzos, hay una justicia y hay una vida que nos llegan como
"regalo". Y quien nada espera, ninguna razón tiene para abstenerse de ejercer su
apetito o su codicia con tanto vigor como le venga en gana.
1.5 Con otras palabras: el que cree que nada debe a Dios, sólo ve en la ley humana
un límite a su apetencia, y por ello a la larga luchará para que esa ley sea tan
elástica y favorable a su capricho como le sea posible.
2. Lecciones de una escena espantosa
2.1 El relato del libro de los jueces nos parece brutal, desmedido, inútil,
repugnante. Es bueno que nos preguntemos por qué. Hay brutalidad, desmesura,
inutilidad y repugnancia en eso de matar a la hija, no lo neguemos, pero, ¿eso
explica todo?
2.2 Y en otro sentido: el hecho de que reprobemos con tanta fuerza el sacrificio que
Jefté hizo de su hija, ¿no será que nos sirve de cortina de humo que no nos deja
ver a quiénes estamos sacrificando HOY, ante qué altares y con qué propósitos.
2.3 Hablemos de los niños abortados. ¿Quiénes son los "sacerdotes" que sacrifican
esas vidas, más inocentes que la niña de Jefté? ¿Ante qué altares se les sacrifica, y
por defender qué principios u obtener qué beneficios?
2.4 Hablemos de los muertos de hambre o por otras causas relacionadas con la
distribución injusta de la riqueza o la proliferación criminal de armas. ¿Por qué
razones se priva de lo mínimo a seres inocentes, muchas veces niños que no
alcanzan la edad de la hija de Jefté? ¿De qué sirve esa sangre o quién llora a esos
muertos?
2.5 Jefté creía –equivocadamente, por supuesto- que servía a Dios. ¿A quién creen
que sirven, a qué dioses, creados por quién, esos hombres, los de los abortos o los
de la privación de derechos a sus hermanos?