EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Viernes de la XX Semana del Tiempo Ordinario
Libro de Rut 1,1.3-6.14b-16.22.
Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de
Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos.
Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos.
Estos se casaron con mujeres moabitas - una se llamaba Orpá y la otra Rut - y así
vivieron unos diez años.
Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin
esposo.
Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de
Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había
proporcionado alimento.
Ellas volvieron a prorrumpir en sollozos, pero al fin Orpá despidió a su suegra con
un beso, mientras que Rut se quedó a su lado.
Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú
también con ella".
Pero Rut le respondió: "No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré
adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi
Dios.
Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos
de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.
Salmo 146(145),5-6.7.8-9a.9bc-10.
Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. El mantiene su fidelidad
para siempre,
hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los
cautivos,
abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados.
El Señor protege a los extranjeros y sustenta al huérfano y a la viuda; el Señor
ama a los justos y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!
Evangelio según San Mateo 22,34-40.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se
reunieron en ese lugar,
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento.
El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo y doctor de la Iglesia
Octavo Discurso para la Novena de Navidad
«El grande y primer mandamiento»
Para poder amar mucho a Dios en el cielo, es necesario, en primer lugar,
amarlo mucho en la tierra. El grado de nuestro amor a Dios, al final de nuestra
vida, será la medida de nuestro amor de Dios durante la eternidad.
¿Queremos tener la certeza de no separarnos de este soberano Bien en la
vida presente? Estrechémosle cada vez más por los vínculos de nuestro amor,
diciéndole con la esposa del Cantar de los cantares: "Encontré al amor de mi alma:
lo abracé y no lo solté"(3,4). ¿Cómo ha apresado la esposa sagrada a su amado?
"Con el brazo de la caridad", responde Guillermo...; "es con el brazo de la caridad
con lo que se apresa a Dios", afirma san Ambrosio.
Dichoso aquel que podrá escribir con San Pablo: «Que los ricos posean sus
riquezas, que los reyes posean sus reinos: pero para nosotros, ¡nuestra gloria,
nuestra riqueza y nuestro reino, es Cristo!».
Y con san Ignacio: «Dame sólo tu amor y tu gracia, eso me basta». Haz que
te ame y que yo sea amado por Ti; no deseo ni desearé otra cosa.
“servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”