Ciclo A. Solemnidad. La Ascensión del Señor
Mario Yépez, C.M.
No podemos negar que hablar sobre las comunicaciones es el tema del momento.
Nunca como hoy, las distancias se han acortado y se profundiza en todos los
niveles de la comunicación, de todas las formas y maneras posibles. ¿Pero qué
comunicarnos? ¿Qué transmitimos cuando lo hacemos? Parece que las malas
noticias son las más atrayentes. Hoy en día se puede hablar de todo sin reservas y
frente a ello, hablar de Dios parece ser un tema no tan recurrente, aún sabiendo y
reconociendo que es algo importante en la vida de los hombres. Celebramos la
solemnidad de la Ascensión y creo que debemos meditar profundamente en nuestro
rol de comunicadores de una buena noticia: Jesucristo. ¿Cómo lo estamos
haciendo? ¿Cuánta publicidad le damos a este tema? ¿Es un asunto importante en
nuestras conversaciones? Jesús envía a sus discípulos a ser anunciadores de la gran
verdad de la salvación para todos los hombres. Por ello, nuestra esperanza en la
vuelta de Jesús no está basada en hacer cálculos en un escritorio para ver cuándo
regresará, como si la misión de la Iglesia sea estar en quietud. Si confesamos que
Cristo es el juez que vendrá a juzgar a vivos y a muertos, hay una obligación moral
de comunicar la necesidad que tenemos de ser salvados. Es tan grande nuestra
esperanza por la gloria que nos espera que se hace tan apremiante el dar a conocer
esta buena noticia. Renovemos pues nuestra convicción de misioneros y hagamos
lo posible por ser entes comunicadores de una gran esperanza con nuestras
palabras y nuestras acciones. Hay que purificar los medios de comunicación y para
ello, debemos saber utilizarlos adecuadamente y así aprovecharlos para la difusión
de la salvación.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)