Ciclo A. Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
Mario Yépez, C.M.
Lazos muy fuertes unen a las familias y aunque hayamos tenido influencias muy
negativas, estamos aquí por nuestros padres y nos desarrollamos junto a nuestros
hermanos a pesar de que podemos ser tan distintos. Hasta el Hijo de Dios ha
querido nacer en el seno de una familia humana. Es verdad que se idealiza mucho
el modelo de familia con la llamada “Sagrada Familia”, pero lo que tenemos a
nuestro delante es nuestra propia familia, heredera de toda una historia
compartida. La vida en familia es un don de Dios que es preciso reconocer. El libro
del Eclesiástico nos habla de cuál es la responsabilidad que debe reinar en una
familia, casi de una manera similar también explicado por Pablo. Pero este amor de
familia a pesar que tienen todas las implicancias humanas tiene el gran soporte del
amor cristiano, manifestado en el poder de Dios que hace posible unir a las familias
divididas por el odio; traer paz a los hogares e iluminarlas cuando hay dificultades
para poder superarlas. Es difícil se padre y madre en estos tiempos, pero yo diría
“como en todos los tiempos”. Saber conjugar la disciplina con la confianza, el orden
con la exigencia, las ciencias humanas con la vida espiritual; se convierte en el gran
desafío del momento. Hemos hablado de la disponibilidad de María y de José al plan
salvador de Dios; la promesa está vigente para nosotros. Convierte a tu familia en
una muy especial, como lo fue el misterio de Navidad. Luchemos porque todas las
familia puedan vivir unidas y nunca se separen. Podemos estar lejos pero siempre
unidos. Las familias nunca deberían separarse y esa actitud hace que no se
destruyan hogares sino mas bien se fortalezcan.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)