II D OMINGO DE A DVIENTO , “C”
T IEMPO DE ESCUCHAR A LOS PROFETAS
M EDITACIÓN
Por las lecturas bíblicas, este segundo domingo se
identifica por las llamadas insistentes que nos hacen los profetas.
Te invito a que tomes nota de ellas y las contrastes con la actitud
con la que avanzas por el camino de Adviento.
Juan Bautista, ante la inminencia de la venida del Señor,
nos apremia a disponernos: “ Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes
y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y
todos verán la salvaci￳n de Dios.”
La alegría es una reacción espontánea cuando se ha sentido
la salvación, y el luto se convierte en danzas, y las elegías en
cantares. Fue la gran experiencia del pueblo de Israel: “El Se￱or
ha estado grande con nosotros, y estamos alegres” (Sal 125).
El profeta Baruc nos describe de forma exhaustiva la
reacción que deberíamos tener ante el anuncio de la salvación.
Despójate de tu vestido de luto y aflicción
Vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da
Envuélvete en el manto de la justicia de Dios
Ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno
Ponte en pie
Sube a la altura
Mira hacia el oriente
Contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo , gozosos
invocando a Dios .
Cada una de estas acciones las podemos aplicar a nuestra vida, e ir comprobando
nuestro ánimo, actitudes, inercias y atavismos.
R EVISIÓN
¿De qué te debes despojar? ¿Qué adicción, dependencia o esclavitud te sumergen en
tristeza, hastío o desgana? ¿En qué cifras la necesidad de cambiar el luto por las galas, la
aflicción por la alegría?
¿Qué es lo que te entristece en estos momentos? ¿Qué te llega a sumergir en angustia?
¿Sabes que si algo o alguien te produce estas reacciones, debes examinar tu emotividad?
Observa que el profeta se refiere permanentemente a Dios, al Eterno. ¿Acaso tus
reacciones entristecidas, melancólicas, se deben a que has puesto tu confianza en los métodos,
proyectos y planes y no en Dios?
En la medida que se vaya serenando tu corazón y quedes libre de los movimientos
impulsivos de tu naturaleza porque has puesto tu confianza en el Señor, descubrirás cómo se
allanan los caminos, se endereza lo torcido y se rellenan los valles.