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La piedad como pretexto
Domingo 4º de Adviento ( Lc 1, 39-45)
23 de diciembre de 2012
La piedad es una virtud, un don del Espíritu. Pero tiene que ponernos en
disposici￳n de abrirnos a Dios y de entender sus mensajes. De lo contrario es una
suposici￳n que termina en pretexto para no escuchar al Se￱or. De esto nos habla la
Palabra de Dios según nos vamos acercando al verdadero Acontecimiento que ha
marcado la historia de los hombres, ese día en el que Dios dej￳ de enviarnos más
mensajeros para hacerse Él mismo mensaje y mensajero a la vez. Portador y portavoz de
un proyecto amoroso por el que volvía a estrenar el ensue￱o truncado y fallido por el mal
uso de la libertad de los hombres. Eso fue la pascua de su Natividad, gozne verdadero
entre la pascua de la Creaci￳n y la pascua de la Resurrecci￳n.
En este cuarto domingo de Adviento, escala última antes de Navidad, se nos
presenta a María como contrapunto de obediencia y fidelidad. Hay formas de “respetar” a
Dios, que en el fondo son maneras elegantes de tenerle bajo control para que no influya
ni modifique nuestra vida real. Era la pretensi￳n del rey Acaz: no quería “tentar” a Dios, ni
importunarle, dejándole donde estaba en su nimbo de nubes y en sus divinas labores.
Pero el profeta no aplaudirá este respeto que en el fondo desprecia, esta veneraci￳n que
termina ignorando. También a nosotros se nos ha anunciado esta Buena noticia prome-
tida: Dios sin dejar de ser el Altísimo, será un Dios-con-nosotros, un Dios que ha querido
acamparse en nuestro suelo, hablar nuestro lenguaje, sufrir en nuestros dolores y brindar
en nuestros gozos.
Si fuera Dios pero no estuviese con nosotros, sería una divinidad lejana, opresora o
inútil. Si estuviera con-nosotros pero no fuese Dios, estaríamos ante alguien bondadoso,
mas incapaz de acceder a los entresijos de nuestro coraz￳n y de nuestra historia, en
donde nuestra felicidad se hace o se deshace. Él es Dios y con-nosotros, para que
nosotros estemos con Él y con cuantos Él ama, para que podamos estar hasta con
nosotros mismos, sin censura acalladora y sin traici￳n reductora de cuanto nos constituye.
En este horizonte aparece María, como alguien que se fi￳ de Dios, que le dej￳ ser Dios
(tremendo misterio de nuestra libertad humana y de la condescendencia divina),
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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consintiendo que su Palabra eterna se hiciera biográfica en la entra￱a de su historia de
mujer creyente. María co-protagoniz￳ el primer Adviento y recibi￳ la misi￳n al pie de la
cruz de co-protagonizar todos los Advientos desde su intercesi￳n maternal hacia los
hermanos de su Hijo.
Debemos descubrir que jamás molestamos a un Dios que ha querido amarnos
hasta ser-estar con nosotros. Y pedimos que nos conceda tratarnos entre nosotros como
somos tratados por Él: que acogiendo y contemplando al Dios-con-nosotros, podamos a
nuestra vez ser también hermanos-entre-hermanos.
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo