A CONTECIMIENTO DE LA N AVIDAD
Deja que tu corazón exprese los sentimientos de la
Nochebuena, y brote la emoción del niño que hay en ti, que
corre, se alegra, canta, besa, admira, reza, adora...
No podemos comprender lo que sucede, nos sobrepasa
la noticia. ¡Cómo puede ser que Dios se haga hombre, que
nazca tan pequeño, en un lugar tan pobre, sin que nadie se
entere, salvo los sencillos y marginados pastores!
¡Cómo puede ser que una virgen dé a luz un hijo,
concebido por el Espíritu Santo, y que este hijo sea el Hijo de
Dios, redentor del mundo, que toma la naturaleza humana,
para hacer a toda la humanidad heredera del reino de Dios!
A María, la Madre de Jesús, le asaltó la misma pregunta cuando el ángel le anunció que
iba a ser madre del Hijo del Altísimo. Y el silencio, la fe, la obediencia, la ternura y
delicadeza de las entrañas de la Virgen Nazarena dieron cobijo a la Encarnación de Dios.
Este año me sorprendo más si cabe, por la reflexión del Papa Benedicto XVI, quien al
considerar la infancia de Jesús relaciona el nacimiento del Hijo de Dios, por obra del Espíritu
Santo, con nuestra identidad creyente. “El origen de Jesús, su ᆱde dóndeᄏ, es el ᆱprincipioᄏ
mismo, la causa primera de la que todo proviene; la «luz» que hace del mundo un cosmos. Él
viene de Dios. Él es Dios. Este «principio» que ha venido a nosotros, inaugura —
precisamente en cuanto principio— un nuevo modo de ser hombres”.
No sólo nos afecta la genealogía humana de Jesús, sino también su origen primero. “El
que cree en Jesús entra por la fe en el origen personal y nuevo de Jesús, recibe este origen
como el suyo propio. De por sí, todos estos creyentes han nacido ante todo «de la sangre y el
amor humano». Pero la fe les da un nuevo nacimiento: entran en el origen de Jesucristo, que
ahora se convierte en su propio origen. Por Cristo, mediante la fe en él, ahora han sido
generados por Dios”.
Y el Papa llega a concretar: “De la misma manera que, al final, las genealogías se
interrumpen, puesto que Jesús no fue generado por José, sino que nació de modo totalmente
real de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, así esto vale también ahora para nosotros:
nuestra verdadera «genealogía» es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos
hace nacer ᆱde Diosᄏ.”
El estremecimiento es doble, porque Dios nos visita, nace en Belén, y porque por su
nacimiento, quienes den crédito a lo acontecido y acojan a la Palabra hecha carne, se
convierten en hijos de Dios, en miembros de la familia de Dios.
Amigo, celebra la venida del Señor y celebra tu identidad más sagrada, la que se ofrece
a todo ser humano, y que el creyente vive gozoso al saberse hijo de Dios, hermano de Jesús,
habitado por el Espíritu Santo, miembro del único Cuerpo de Cristo, la Iglesia.
¡Felicidades por la Navidad y por el regalo que nos ofrece Jesús de hacernos una cosa
con Él!
Ángel Moreno