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D ÍAS DE FAMILIA , F AMILIA DE D IOS
D OMINGO DE LA S AGRADA F AMILIA (L C 2, 41-50)
30 DE DICIEMBRE DE 2012
Todos lo dicen de estas fechas navide￱as: son días de familia. En este sentido se
nos brinda en el evangelio de este domingo una escena de la Sagrada Familia en la
que poder comprender el alcance de este dicho popular. José discreto, Jesús en las
cosas de su Padre y María guardando lo que entiende o no entiende en Dios dentro de
su coraz￳n. Dios no es un dios solitario, que se aburre en su sill￳n de nubes pescando
con un mando a distancia algo en lo que entretenerse sin más. Dios es un Dios
comuni￳n, relaci￳n amorosa de tres Personas que se quieren: un Padre que ama al Hijo
en el Espíritu, un Amante, un Amado y un Amor, como diría san Agustín. Y este Dios
familiar, nos ha hecho a su imagen y semejanza. Sin familia el hombre se deshumaniza.
Y por eso Dios, puesto a humanarse, no ha querido prescindir de esta realidad. Jesús,
María y a José, tienen una palabra que decirnos. Han querido vivir divinamente la
aventura humana. Como dice Benedicto XVI, “la revelaci￳n bíblica es ante todo
expresi￳n de una historia de amor, la historia de la alianza de Dios con los hombres:
por este motivo, la historia del amor y de la uni￳n de un hombre y de una mujer en la
alianza del matrimonio ha podido ser asumida por Dios como símbolo de la historia de
la salvaci￳n”. Pero no lo tuvo fácil la Sagrada Familia. Tuvo que afrontar el habitar un
mundo muy condicionado por los proyectos ajenos al proyecto de Dios. El Hijo de Dios,
ya desde el inicio de su andadura terrestre tendrá que habérselas con la inseguridad, la
insidia, la hostilidad. La vida será amenazada no s￳lo en el final de un calvario, sino ya
en el principio cuando la palabra y los gestos de esta nueva criatura, parecían lejanos
de presentar un problema a todos los poderes establecidos. La vida del Mesías era
preciso controlarla, y ante la imposibilidad de esto, era mejor eliminarla o, al menos,
censurarla.
Hoy, ante esta vida de Dios que se ha manifestado no s￳lo hace dos mil a￱os en
Belén, sino que a diario se manifiesta en nosotros y entre nosotros, podemos pregun-
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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tarnos qué tipos de censuras practicamos... ¡respecto del mismo Dios! Porque podemos
ser creyentes de un Dios inofensivo, lejano; creyentes en un Dios con domicilio en
cualquier pante￳n clásico, que no nos denuncie los malos vivires y que no nos anuncie
c￳mo son los vivires buenos, un Dios que nos deje en paz. Hay muchas formas de
censurar la vida, la vida que Dios es y que nos da, la vida que Dios pide de nosotros:
abortos y eutanasias, injusticias y matanzas, egoísmos e insolidaridades. Aquella Santa
Familia, como aquellos primeros cristianos, tratándose como eran tratados por Dios,
fueron capaces de transformar el mundo... sacando al Dios desconocido de los
panteones para reconocerlo en lo cotidiano, en los días laborables, en lo familiar de
una vida humana. Días de familia, sí, con la Familia de Dios en el coraz￳n y en el
horizonte.
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo