COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia(Emitidas
por radios de Capital y Gran Buenos Aires – ciclo 2012)
30 de diciembre de 2012 – Domingo de la Sagrada Familia
Queridos hermanos: ya se termina un año y se acerca el nuevo; el
1º de enero tengamos presente a la Virgen María , en su
Solemnidad, para que nos de la paz que necesitamos. Hoy le
damos gracias por todo lo vivido y le pedimos perdón por todo lo
actuado mal. También le pedimos que nos de fuerzas para que en
2013 podamos vivir en paz, en verdad, en justicia y en libertad.
Que esta alegría y esta paz que Dios nos da, sea también un
compromiso nuestro para todo lo que tengamos que realizar y
concretar. ¡Feliz Año Nuevo! ¡Que Dios nos bendiga y la Virgen nos
proteja como Iglesia, como Nación y ante todo el mundo!
Evangelio según San Lucas 2, 41-52 (Ciclo C)
Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la
Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en
Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la
caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre
los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén
en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los
doctores de la Ley , escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los
que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al
verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío,
¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos
angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían
que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron
lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos.
Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en
sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres.
RECUPERAR EL VALOR DE LA FAMILIA
Hermoso texto donde San Lucas nos presenta a la Sagrada Familia ; la
responsabilidad de la Virgen María , la responsabilidad de San José, la
actitud y la libertad de Jesús que vino para dar su doctrina, su enseñanza,
iluminarla y transmitirla. Lo importante es cómo nosotros, mirando a la
Sagrada Familia , también tenemos que internalizar en nuestras propias
familias. Porque hay cosas que son hermosas y otras que no estamos
viviendo como una verdadera familia.
 
Los tiempos han cambiado y las dificultades han aumentado. El deterioro y
las heridas provocadas han dañado centralmente a las familias. Incluso
hasta las leyes, con un atrevimiento demasiado impertinente, exponen a la
familia, al matrimonio, comparándolos con un mismo sexo. Realmente
esto es una lástima, porque nadie niega esa realidad pero nunca puede
ponerse a la par de un verdadero matrimonio.
Cómo los valores, la enseñanza, el respeto, la verdad, la responsabilidad,
son elementos fundamentales que tienen que estar presentes en una
familia. La actitud de cuidar, de proteger, de hablar, de decir las cosas que
están mal y cómo las respuestas tiene que ser en un tono responsable y
respetable.
Esto es importante que nosotros recuperemos: el valor en la familia. A
veces las responsabilidades del trabajo, otras veces los consumos, los
individualismos, van deteriorando los vínculos familiares. ¡Cuántos chicos
no tienen sus padres o están ausentes! ¡Cuántas personas sufren por
éstas realidades!
Pidamos hoy a la Sagrada Familia que recuperemos lo que se pueda
recuperar, que protejamos lo que se deba proteger y que vivamos también
nuestra vocación y nuestra misión en la Vida.
Jesús nos tiene que enseñar que también nosotros tenemos, al momento,
la vida que se nos ha regalado, que hemos sido invitados a la existencia
humana y tenemos que ser muy agradecidos ¡siempre! Agradecidos a
Dios, a nuestros padres y también hacernos responsables de nuestro
crecimiento, de nuestro desarrollo, de nuestras respuestas y de nuestra
madurez.
¡Feliz día de la Sagrada Familia ! Que vivamos lo mejor posible, que no
nos lastimemos más, que no aumentemos el sufrimiento y las heridas.
Que este año demos gracias a Dios y pidamos a Dios y a la Virgen
comenzar un año más en su presencia.
Que este Año de la Fe sea dar la primacía a Dios, fortaleciendo nuestra
vida, nuestros vínculos, nuestra cultura y nuestras responsabilidades
eclesiales y sociales.
¡Feliz Año Nuevo! Que Dios nos bendiga y la Virgen nos proteja: en el
Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén