Ciclo C. Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José
Antonio Elduayen, C.M.
Queridos amigos
Desde la noche del 24, la iglesia y los cristianos venimos centrando nuestra mirada
y atención en el Niño Dios, recién nacido. Hoy la iglesia nos pide mirar también a
María y José y contemplar en conjunto la Sagrada Familia. Contemplarla tal como
nos la propone el evangelio de hoy (Lc 2, 41-52), es decir, transcurridos ya doce
años y con algunos apuros y malentendidos. No son graves, pero nos muestran que
la familia de Jesús, María y José, es tan humana y necesitada como la tuya o la
mía. Es sagrada ciertamente y ejemplo para las nuestras, pero con sus debilidades
y necesidades (alimentación, vestido, trabajo, impuestos, etc.), que nadie sino ellos
los van a resolver.
Es esta faceta humana y frágil de la Sagrada Familia lo que la iglesia quiere veamos
al proponérnosla. Ciertamente por la santidad de sus miembros es modelo para
nuestras familias, pero lo es también por su manera de tratar y resolver los
problemas. Si pese a todo, ellos pudieron llegar a ser una Familia Sagrada, ¿por
qué nosotros no? Hay que ponerle voluntad y empeño. Y darle gracias a Dios,
porque le plugo instituir la familia, basada en el matrimonio de un hombre con una
mujer, para ser como el seno y el hábitat naturales de la vida del hombre. Él
mismo, cuando decidió hacerse hombre, lo hizo en el seno de una familia.
Se impone
orar por la Familia (empezando por la nuestra), para que sea siempre lo que
Dios quiso que sea. Siempre en guardia ante los males de toda clase que la
acechan.
poner de relieve sus bondades como “formadora de personas, educadora de
la fe y promotora del bien social”, amén de ser santuario de la vida, iglesia
doméstica y escuela de vida social.
renovar compromisos y estrechar lazos de unión en el amor, buscando la
felicidad de todos sus miembros.
reforzar la Pastoral Familiar, empezando por la de nuestra parroquia, cuyo
Equipo espera que otros matrimonios se le unan.
Digamos un par de cosas sobre el fundamento y la razón de ser así de nuestras
familias, para que no se crea que se originaron por costumbres sociales o por
imposiciones religiosas. Digamos 1º que el fundamento de la familia (lo que la
legitima a existir) es, ante todo, la conservación de la especie humana. Digamos 2º
que el instinto de conservación de la especia humana es anterior, por milenios, a
cualquier ley positiva natural (leyes humanas) o religiosa (religiones). Si no hay
familia no hay garantía de supervivencia de ninguna especie animal.
Para los cristianos, Dios que es familia (diversidad en la unidad) hizo todas las
cosas poniendo su impronta en las mismas. No hay dos cosas iguales, pero todas
confluyen a la unidad. Esta ley de la diversidad en la unidad y viceversa, la pensó
sobre todo para la unión del hombre y la mujer: serán dos en una misma carne,
dijo (Gen 2,24) De este modo convirtió al matrimonio y la familia en icono vivo
suyo, que es Dios Unitrino. Es decir, como Dios es uno en tres personas, así la
familia es uno en dos, luego en 3, 4, etc. personas, según el número de los hijos.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)