Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclo C
Padre Julio Gonzalez Carretti O.C.D
Lecturas Bíblicas
a.- 1Sam. 1, 20-22.24-28: Nacimiento y consagración de Samuel.
Como muchas otras mujeres bíblicas conocidas, Ana era estéril (Raquel, la madre
de Sansón, Isabel, madre del Bautista). Su esposo, la trata con cariño y
comprensi￳n: “Elcaná su marido le decía: «Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por
qué estás triste? ¿Es que no soy para ti mejor que diez hijos?” (1Sam. 1,8). Ana,
como toda mujer israelita, considera la esterilidad como un castigo, su único
consuelo y esperanza la encuentra en la oraci￳n, simple pero apremiante: “Estaba
ella llena de amargura y oró a Yahvé llorando sin consuelo, e hizo este voto: ¡Oh
Yahvé Sebaot! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y acordarte de mí, no
olvidarte de tu sierva y darle un hijo varón, yo lo entregaré a Yahvé por todos los
días de su vida y la navaja no tocará su cabeza.” (1Sam.1, 10-11). Será un nazir,
un consagrado a Yahvé. Ana, recibe los reproches del sacerdote Elí, que desconfía
de su actitud, pero viendo su humildad y sinceridad, finamente reconoce el signo de
Dios obrado en ella, lo que indica que su oración había ido escuchada por Dios.
Samuel sirve a Dios en el templo, desde su muy temprana edad. Pertenecía a la
tribu de Efraím, era el tiempo en que todavía el sacerdocio, no pertenecía en forma
exclusiva a la tribu de Leví (cfr.1 Sam.7, 9; 9,13; 2,18), si bien ejerció su
sacerdocio, lo conocemos a Samuel más por su ministerio profético y su función de
juez, una rica personalidad que protagoniza el paso de la política tribal a la
monarquía.
b.- 1Jn. 3, 1-2. 21-24: Vivir como hijos de Dios.
El evangelista San Juan, invita a los cristianos, a remontarse a las fuentes últimas y
prístinas del amor que es Dios, fuente que mana y corre, por los caminos de la fe
teologal. ¿Cuál es la ventaja que tiene el cristiano, por el esfuerzo de permanecer
en Cristo, o en la fe recibida desde el principio? El día del Juicio final, ellos podrán
permanecer tranquilos, delante de Cristo Jesús, porque el Juez estará de su parte.
El Juez es justo, porque actúa de acuerdo a la voluntad de Dios. Los que
permanecen en ella, también son justos; su actitud y esfuerzo ético y moral, habla
que han nacido de Dios. Es toda una certeza que evita la angustia, en ese momento
tan tremendo y glorioso. El gran trasfondo de toda esta realidad, es el amor de
Dios, que ha hecho posible estas realidades de fe cristiana, en particular la filiación
divina. Verdaderamente somos hijos de Dios. Por el nuevo nacimiento, el Espíritu
ha creado una realidad nueva en la vida y corazón del cristiano que antes no
existía, lo que posibilita una estrecha comunión con Cristo, también establecida por
ÉL, y con el Padre. Todo esto no es obra del esfuerzo humano, sino de la gracia y
amor infinito de Dios. Para Juan permanecer en Cristo, es permanecer en Dios,
guardando sus mandamientos, entre los principales, está el creer en Cristo Jesús y
amarnos como hermanos. En síntesis, es justo quien practica la justicia y vive del
amor de Dios, que alimenta el amor al prójimo; quién cumple con esto, nada debe
temer en el día de la manifestación de Cristo Jesús al final de los tiempos.
c.- Lc. 2, 41-52: Jesús entre los doctores de la Ley.
El evangelista Lucas nos presenta a Jesús en el templo de Jerusalén, a sus doce
años, en medio de los doctores de la Ley. Jesús manifiesta una personalidad única
en cuanto a su sabiduría y exclusiva relación con Dios, su Padre centrada en la
obediencia a su voluntad. Quizás más que una narración histórica encontramos una
narración teológica, centrada no tanto en el drama que provoca su desaparición,
sino en la sumisión de quien quiere a tan tierna edad hacer las cosas de su Padre.
El centro de interés del evangelista y también el nuestro ha de ser contemplar a
Jesús sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándoles y preguntándoles
(v. 46), basado en el sistema de preguntas y respuestas propio de la catequesis
judía del tiempo. Su actitud es la de quien está interesado en escuchar acerca de
Dios pero se suscita un movimiento ya que ahora es Jesús, quien nos sólo escucha
sino que responde y expone como maestro, los que le escuchan quedan admirados
de su inteligencia (v.47). Es lo que más tarde el evangelista definirá que Jesús
enseñaba con autoridad, lo que en la muchedumbre que le escucha causará estupor
(cfr. Lc.4,32). La llamada de atención de María y José, no es otra cosa, que
manifestación de su no comprensión de lo inefable, que supera la comprensión
humana. El auténtico cristiano vive de la admiración de lo que la fe le revela del
misterio insondable de Dios hecho hombre en Jesús. Quien no vive admirado de lo
que hace Jesús en su vida como cristiano hoy, no cree en Jesús, así de claro. El
mismo Jesús enseña que nadie conoce quien es el Hijo, sino el Padre (cfr. Lc.10,
22). En las palabras de María, se denota la angustia de unos padres, que pierden
por tres días a su Hijo (v. 48). La repuesta de Jesús: “¿Por qué me buscabais?” (v.
49), lleva a sus padres y al cristiano a entrar en el misterio de filiación divina,
superados los lazos de la sangre. Lo medular de esta parte está en la segunda
pregunta de Jesús: “¿No sabías que yo debía ocuparme de las cosas de mi Padre?”
(v.49). Lo que también, se puede traducir, como ¿No sabías que debía ocuparme de
las cosas de mi Padre? La primera opción manifiesta mejor la intención de Lucas,
puesto que resalta la cercanía de Jesús con su Padre. Es el templo el espacio de la
presencia de Dios, donde se enseña y escucha su palabra. La sabiduría de Jesús,
manifestada a los doctores de la ley, nace de su origen divino, de su relación
exclusiva con Dios. La incomprensión de los padres de Jesús pone fin a la escena,
no sin dejar abierta la invitación por parte de Lucas a la meditación del misterio de
Jesús de Jesús de Nazaret en su adolescencia (v. 50).
A sus doce años, Jesús se convertía en hijo del precepto, es decir, mayor de edad
para la Ley, responsable de su fe religiosa. Jesús revela su auténtica realidad de
Hijo de Dios y Maestro, es la primera revelación de su persona y destino. El
cristiano, como María, si bien no comprendiendo todo, conserva estas cosas en su
corazón y las medita (v. 52; cfr. Lc. 2,19). María, la Madre de Jesús, pasa de la
admiración, a caminar en fe, hasta descubrir en ese Hijo suyo, el misterio de Dios
escondido, lo que significará con el correr de la vida que es don del Padre para la
salvación de Israel y del resto de las naciones. Esta experiencia de los padres de
Jesús, es a de todos los padres de familia que los hijos son un don de Dios, pero el
proyecto de su vida no les pertenece, es una persona distinta de ellos, no e pueden
imponer un destino. Contando con lo anterior, la experiencia de José y María es la
misma del cristiano que ha de descubrir, encontrar a Jesús en la Casa del Padre,
Sabiduría de Dios y de la presencia de Dios entre nosotros. La pastoral familiar
debe insistir en los padres descubran en cada hijo, el misterio de Dios vivo,
convirtiendo el hogar en una Iglesia doméstica, “domus ecclesiae”, para que
crezcan en sabiduría, estatura y gracia (cfr. Lc.2, 52), como Jesús adolescente.
Habiendo tenido una fuerte experiencia de familia, fácil era para Teresa de Jesús
sentir una gran devoción por la Sagrada Familia, porque luego comprenderá que los
monasterios y conventos por ellas fundados debían ser otro portal de Belén y otro
Nazaret, donde el centro era el Ni￱o Jesús. “Que no sé como se puede pensar en la
Reina de los Ángeles, en el tiempo que pasó con el Niño Jesús, que no den gracias
a San José por lo bien que les ayud￳” (Vida 6,8).