Lectio Divina: Fiesta. Sagrada Familia de Jesús, María y José, Ciclo C
Autor: P. Chuno, C.M.
LA PALABRA HOY: Eclesiástico 3, 2-6.12-14; Salmo 127; Colosenses 3, 12-21;
Lucas 2,41-52
Ambientación: Imágenes de san José, la Virgen y el Niño. Alrededor de ellos
podemos poner fotos de familias de los participantes
Cantos sugeridos: Vamos pastores, vamos; Noche de Paz
Ambientación
Jesús se educó, creció y maduró en el seno de una familia humana, pero no se
limitó a sus lazos afectivos. Más allá de ellos, su misión sólo estuvo determinada
por el deseo de cumplir la voluntad del Padre. Así inauguró una familia universal,
no basada en los vínculos de la carne y de la sangre, sino en los lazos de la fe.
Oración inicial
Niño Dios,
Tú que tuviste la dicha te tener una Madre,
y tener a José, quien te cuidaba
y te protegía como un padre,
al recordar esta fiesta de tu Sagrada Familia,
te pedimos de manera especial,
por cada uno de los nuestros,
por todos aquellos que están a nuestro lado,
con quienes compartimos la vida familiar,
que derrames tus bendiciones,
para que tengamos los mismos sentimientos,
que existía en tu hogar de Nazaret,
que entre nosotros reine la paz,
la alegría, la comprensión, la bondad,
el perdón, la mutua ayuda,
que vivamos los unos para los otros,
apoyándonos y dándonos totalmente,
buscando en todo momento el bien y lo mejor para el otro,
teniéndote a ti, como nuestro Dios y Señor,
en quien y de quien esperamos todo
Amén.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 2,41-52
Motivación: Lucas nos propone este episodio de Jesús adolescente perdido y
hallado en el templo para recordarnos que en todo momento es Hijo de Dios;
también cuando es niño y está bajo la autoridad de María y de José. Jesús es el
Mesías Salvador y ha venido a salvarnos con su muerte y resurrección. Por eso,
obedece al Padre. Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿ Dónde se desarrolla esta escena? ¿Qué edad tiene Jesús? ¿Por qué se encuentra
en Jerusalén?
¿Qué hace Jesús al regresar a casa después de la fiesta? ¿Dónde lo encuentran sus
padres?
¿Cómo reaccionan José y María al encontrarse con Jesús en el templo? ¿Qué le dice
María a Jesús?
¿Cómo responde Jesús a estas palabras? ¿Qué quiere dar a entender con ellas?
¿Qué provoca en José y María las palabras de Jesús?
Otros textos bíblicos para confrontar: Dn 16,16; Jn 7,15.46; Lc 2,19; 1Samuel
2,26.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: La familia de Nazaret fue un espacio de crecimiento y maduración. En
primer lugar para el mismo Jesús, que “iba creciendo en sabiduría, en estatura y en
aprecio ante Dios y ante los hombres”. En segundo lugar, para María y José, que,
sin comprenderlo todo, estaban en una situación de búsqueda e iban avanzando en
su camino de fe. Todo ello plantea hoy un reto a nuestras familias.
¿Qué impresión me causa la actitud y el comportamiento de Jesús, adolescente en
Jerusalén (Lc 2,41-52)?
¿Por qué me buscaban?, ¿no sabían que debía ocuparme de los asuntos de mi
Padre?…” ¿Qué manifiesta Jesús con esta frase?
¿De qué manera puede ayudarnos la actitud de José y María a crecer en la fe
personal y familiarmente?
¿Qué condiciones deberían darse en nuestras familias para que crezcamos en ellas
como personas y como creyentes?
¿Qué signos de esperanza descubro en la realidad familiar hoy en día?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Como familia de Dios, como comunidad de seguidores de Jesús,
transformamos ahora en oración el fruto de nuestra reflexión. Tenemos presentes
de un modo especial a nuestras propias familias y a todas las familias del mundo.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo.
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Leamos con atención estas palabras de nuestro Papa: “… todos
necesitamos volver a Nazaret para contemplar siempre de nuevo el silencio y el
amor de la Sagrada Familia, modelo de toda vida familiar cristiana. Aquí, tras el
ejemplo de María, José y Jesús, podemos apreciar aún más la santidad de la familia
que, en el plan de Dios, se basa en la fidelidad para toda la vida de un hombre y
una mujer, consagrada por el pacto conyugal y abierta al don de Dios de nuevas
vidas. ¡Cuánta necesidad tienen los hombres y mujeres de nuestro tiempo de volver
a apropiarse de esta verdad fundamental, que constituye la base de la sociedad y
qué importante es el testimonio de parejas casadas para la formación de
conciencias maduras y la construcción de la civilización del amor!” (Benedicto XVI a
las Familias desde Nazaret)
Para San Vicente la caridad, el amor, es el elemento esencial que anima la vida de
toda comunidad y, por qué no decirlo, de toda familia: “La caridad es el alma de las
virtudes y el cielo de las comunidades. La casa de San Lázaro será un cielo si hay
caridad; el cielo no es más que amor, caridad; la felicidad principal de la vida
eterna consiste en amar… no hay nada más deseable que vivir con los que uno ama
y se siente amado”. (XI, 763)
Compromiso:
A la luz de este pasaje, ¿qué puedo hacer para valorar y agradecer el don
inestimable de tener una familia?
Como familia, ¿qué podemos hacer para que cada día nos queramos más?, ¿qué
hacer para que el amor crezca más y más entre nosotros?
Oración final
Padre nuestro del cielo, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la
tierra, te bendecimos hoy por el ejemplo admirable de la Sagrada Familia de
Nazaret. En ella Cristo, tu Hijo, aprendió la obediencia y el trabajo, mientras María
y José se afanaban en la labor de cada día.
Haz que imitemos sus virtudes domésticas y su unión de amor. Que nuestras
familias testimonien esperanza y solidaridad.
Bendice nuestros hogares en sus gozos, esperanzas y angustias; concede a padres
e hijos sensibilidad para apreciar los valores, y despierta, consolida y alienta en las
nuevas generaciones la ilusión y el esfuerzo decidido por un futuro mejor. Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org