La llamada de Dios pasa a través de una mediación.
2013-01-04
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los
ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Este es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al
oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo
seguían, les pregunt￳: “¿Qué buscan?” Ellos le contestaron: “¿D￳nde vives, Rabí?”
(Rabí significa ‘maestro’). Él les dijo: “Vengan a ver”.
Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las
cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que
oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien
encontr￳ Andrés, fue a su hermano Sim￳n, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías”
(que quiere decir ‘el ungido’). Lo llev￳ a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la
mirada, le dijo: “Tú eres Sim￳n, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás” (que significa
Pedro, es decir, ‘roca’). Palabra del Se￱or.
Oración introductoria
Hoy vengo ante ti, Sagrado Corazón de Jesús, como los dos discípulos, deseoso de
encontrarme contigo en este rato de oración. Ayúdame a tener un encuentro
personal y experiencial con tu amor, para poder corresponder a tu infinita
misericordia.
Petición
Jesucristo, dame la gracia de encontrarte y nunca más dejarte por las banalidades
del mundo.
Meditación
La llamada de Dios pasa a través de una mediación.
«En el caso de los discípulos de Jesús, la figura de la mediación es la de Juan el
Bautista. Ciertamente, Juan tenía un amplio círculo de discípulos, entre quienes
estaban también los hermanos Simón y Andrés, y Santiago y Juan, pescadores de
la Galilea. Sólo a dos de ellos el Bautista les señaló a Jesús, un día después de su
bautismo en el río Jordán. Se dirigió a ellos diciendo: "¡He ahí el Cordero de Dios",
lo que equivalía a decir: He ahí al Mesías. Y aquellos dos siguieron a Jesús,
permanecieron mucho tiempo con él y se convencieron de que era realmente el
Cristo. Inmediatamente se lo dijeron a los demás, y así se formó el primer núcleo
de lo que se convertiría en el colegio de los Apóstoles. A la luz de estos dos textos,
me gustaría subrayar el papel fundamental de un guía espiritual en el camino de la
fe y, en particular, en la respuesta a la vocación especial de consagración al servicio
de Dios y de su pueblo» (Benedicto XVI, 15 de enero de 2012).
Reflexión apostólica
«El primer viernes de cada mes, de acuerdo con la tradición de la Iglesia, es un día
de especial amor y reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Es muy conveniente
que ese día sea ocasión para crecer en el conocimiento del amor de Dios, reparar
por los propios pecados y los pecados de los demás, y cultivar la verdadera
devoción al Corazón de Cristo que consiste muy especialmente en la imitación de
sus virtudes, sobre todo de su mansedumbre y humildad» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi , n. 450).
Propósito
Darme el tiempo para escuchar a los demás y, cuando se presente la ocasión,
orientarlos en el descubrimiento de su llamado a la santidad.
Diálogo con Cristo
Jesús, no soy digno de ser tu discípulo y misionero, pero confío que, con tu gracia,
pueda vencer los obstáculos que me impidan ser un mediador, un testigo fiel a mi
fe. Que este primer viernes, del mes y del año, me dé la ocasión para crecer en el
amor, sirviendo a los demás.
«Somos instrumentos, medios, herramientas, las más de las veces imperfectos;
pero de nosotros Dios echa mano para comunicar a los hombres sus tesoros y sus
gracias»
( Cristo al centro, n. 1182).