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Día litúrgico: El Bautismo del Señor (C)
Texto del Evangelio ( Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo
estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no
sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero
viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus
sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuegoᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El Bautismo: una participación en la transformación del mundo
emprendida por Jesús
Hoy, mediante su Bautismo, Jesús anticipa su propia muerte en la cruz
("desapareciendo" bajo las aguas del Jordán), al mismo tiempo que también
anticipa su resurrección ("emergiendo" de las mismas aguas). Es una simbología
que remite a la realidad: Jesucristo realmente ingresará en —se hará cargo de—
nuestros pecados descendiendo hasta el "infierno", hasta la "casa del mal". Lo hace
no sólo como espectador —como ocurre en Dante—, sino, sobre todo, "padeciendo-
con-nosotros". Y, con un sufrimiento transformador, convierte los infiernos, abre y
derriba las puertas del abismo.
El "bautismo con agua" que administraba Juan recibe su pleno significado a partir
del bautismo de vida y de muerte de Jesucristo. Aceptar la invitación al Bautismo
significa ahora trasladarse al lugar del Bautismo de Jesús y, así, recibir, en su
identificación con nosotros, nuestra identificación con Él.
—El sacramento del Bautismo aparece, por tanto, como una participación en la
lucha transformadora del mundo emprendida por Jesús en el cambio de vida que se
ha producido en su descenso y ascenso.
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