EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la primera semana del tiempo ordinario
Carta a los Hebreos 3,7-14.
Por lo tanto, como dice el Espíritu Santo: Si hoy escuchan su voz,
no endurezcan su corazón como en el tiempo de la Rebelión, el día de la Tentación
en el desierto,
cuando sus padres me tentaron poniéndome a prueba, aunque habían visto mis
obras
durante cuarenta años. Por eso me irrité contra aquella generación, y dije: Su
corazón está siempre extraviado y no han conocido mis caminos.
Entonces juré en mi indignación: jamás entrarán en mi Reposo.
Tengan cuidado, hermanos, no sea que alguno de ustedes tenga un corazón tan
malo que se aparte del Dios viviente por su incredulidad.
Antes bien, anímense mutuamente cada día mientras dure este hoy, a fin de que
nadie se endurezca, seducido por el pecado.
Porque hemos llegado a ser partícipes de Cristo, con tal que mantengamos
firmemente hasta el fin nuestra actitud inicial.
Salmo 95(94),6-7.8-9.10-11.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
"No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.
Cuarenta años me disgustó esa generación,
hasta que dije: "Es un pueblo de corazón extraviado,
que no conoce mis caminos".
Por eso juré en mi indignación:
"Jamás entrarán en mi Reposo".
Evangelio según San Marcos 1,40-45.
Entonces se le acercó un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo:
"Si quieres, puedes purificarme".
Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda
purificado".
En seguida la lepra desapareció y quedó purificado.
Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente:
"No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu
purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio".
Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo
sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna
ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de
todas partes.
Comentario del Evangelio por:
Beato Juan Pablo II (1920-2005), papa
Homilía pronunciada ante los jóvenes
“Jesús extendió la mano y lo tocó”
El gesto afectuoso de Jesús que se acerca a unos leprosos, los reconforta y los
cura, tiene su plena y misteriosa expresión en la Pasión. En pleno suplicio y
desfigurado por el sudor de sangre, por la flagelación, por la corona de espinas, por
la crucifixión, abandonado por el pueblo que ha olvidado todo los bienes recibidos
de él, Jesús en su Pasión se identifica con los leprosos; llega a ser su imagen y su
símbolo, tal como el profeta Isaías había tenido la intuición contemplando por
anticipado el misterio del Siervo del Señor: “No tenía belleza ni figura, lo vimos sin
aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de
dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros... Nosotros
lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado” (Is 53,2-4). Pero es
precisamente de las llagas del cuerpo sufriente de Jesús y de la fuerza de su
resurrección que brotan la vida y la esperanza para todos los hombres golpeados
por el mal y la enfermedad.
La Iglesia ha sido siempre fiel en anunciar la palabra de Cristo unida al gesto
concreto de misericordia solidaria para con los más pobres, los últimos. A lo largo
de los siglos ha habido un crecimiento en la entrega conmovedora y extraordinaria
en favor de los que viven golpeados por el peso de las enfermedades humanamente
más repugnantes. La historia hace relucir el hecho de que los cristianos han sido
siempre los primeros en preocuparse del problema de los leprosos. El ejemplo de
Cristo ha sido seguido, ha sido fecundo en gestos de solidaridad, de entrega, de
generosidad y de caridad desinteresada.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”