1
B RINDAR CON EL BUEN VINO
2 º D OMINGO DEL T IEMPO O RDINARIO (J UAN 2, 1-12)
20 DE ENERO DE 2013
Queda atrás ya todo el período de la Infancia de Jesús. La liturgia de la Navidad ha
concluido con el Bautismo del Se￱or. El Evangelio nos mete ya de lleno en su ministerio
público hecho de signos y palabras. Las primeras que se pronuncian y se contemplan está
en un contexto de boda, en Caná de Galilea. Será el primer signo de Jesús el que allí se
ofrecerá. San Juan ofrece su relato evangélico desde el hilo conductor de la “hora”. Todo
cuanto él ha recogido sobre Jesús, tiene como finalidad llevar al lector a la contemplaci￳n
de la entrega suprema de Cristo, verdadera “hora” en la que el Se￱or dará por terminado
cuanto el Padre le había confiado: “Todo se ha cumplido” (Jn 19,30). Por eso Jesús se
resiste a que nadie modifique su “horario” redentor: se explica así que en el relato de las
Bodas de Caná, Jesús diga a su Madre: “Mujer déjame, porque todavía no ha llegado mi
hora” (Jn 2,4). No es un desprecio del Se￱or hacia María, sino una afirmaci￳n que El hace
de la absoluta primacía de las cosas de su Padre a las que se dedicará antes que a nada.
Es la primera hora, anticipo de aquella postrera, en la que María junto con Juan,
volverá a aparecer en la escena de Jesús, en la cual se dirigirá nuevamente a ella para
llamarla con el mismo nombre: “mujer”, haciéndola “madre” de Juan y de la nueva
humanidad que nacerá cuando Jesús resucite el primer día de la semana, es decir,
también “tres días después” de aquella escena al pie de la Cruz. María se da cuenta de
una carencia: la del vino. Hace de su descubrimiento una petici￳n a su Hijo e invita a los
sirvientes a escuchar esa Palabra de Jesús: “Haced lo que El os diga”. Les propone lo que
en el fondo ha sido su vida desde que decidi￳ que en ella se cumplieran los hablares de
Dios: “Hágase en mí según tu Palabra”. Ella propone a los otros algo que no le es extra￱o,
que es la entra￱a de su actitud ante Dios.
¿Cuál es el vino que nos falta en nuestro mundo? ¿El vino de la paz, el de la
ternura; el vino de la fe, de la esperanza y del amor; el vino de la verdad...? Cuando faltan
estos vinos, la vida se “avinagra” por los sucedáneos. Surgen los intereses partidistas, los
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
2
chanchullos econ￳micos, las corrupciones varias, las frivolidades vacuas, la mentira como
herramienta de comunicaci￳n, el relativismo moral, la violencia y el terror.
María vio la carencia en la boda, la hizo suya solidariamente, y se puso manos a la
obra. No se qued￳ que relatar lo que sucede y lamentase por lo que falta o va mal. Darse
cuenta del “vino” que nos falta, arrimar el hombro en lo que de nosotros depende,
teniendo en la Palabra de Jesús nuestra fuerza y nuestra luz. Esto fue Caná. Esta fue
María. Termina el Evangelio diciendo que “los discípulos creyeron en El” (Jn 2,11). El final
es que habiendo vino, hubo fiesta, y los discípulos viendo el signo, el milagro, creyeron en
Jesús. Sí, necesitamos milagros de “vino”; el mundo necesita ver que los vinagres del
absurdo se transforman en vino bueno y generoso, el del amor y la esperanza, el que
germina en fe. Hay un brindis pendiente siempre. Que sea con vino como el de María en
Caná.
Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo