Ciclo C: II Domingo del Tiempo Ordinario
Pedro Guillén Goñi, C.M.
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús, María, su Madre, y los discípulos elegidos
por Él, en la celebración de una fiesta de matrimonio. Con esta experiencia el Señor
nos demuestra que el compartir la alegría con los demás, y no cabe duda que
acompañar en un matrimonio es muy demostrativo de ello, es un signo de riqueza
espiritual y de buena sintonía con Dios y con las personas a quienes queremos.
Jesús inicia la misión de la instauración del Reino de Dios en un ambiente normal,
encarnado en las realidades habituales de su pueblo, y de esas oportunidades se
deducen algunas conclusiones prácticas para nuestra vida cristiana.
En primer lugar fortalece la fe de sus discípulos; les va demostrando que el anuncio
de Juan Bautista y los profetas anteriores se va haciendo presente con los signos
que realiza y que deben confiar en sus palabras y en sus hechos. En segundo lugar
descubrimos el milagro de la conversión que se manifiesta no solamente en el agua
traducida en vino sino en el paso de la admiración a la fe, al entusiasmo y
testimonio gozoso y a la esperanza firme en la Palabra del Señor.
A destacar también en este pasaje la presencia de María en actitud de ternura y
atención disponible a todas las necesidades de la boda. “Hagan lo que Él les diga” (
Jn. 2, 5) con estas palabras María nos exhorta a confiar plenamente en el Señor; a
descubrir la mediación que nos brinda para apoyarnos en todos los momentos que
sintamos necesidad de la presencia de su Hijo; a valorar la presencia de María en
todo el proyecto del Señor en la instauración del Reino destacando dos momentos
significativos y solemnes: al empezar la misión en Caná de Galilea, descripción que
nos relata el evangelio de este domingo, y al concluirla en la Cruz como prueba
suprema del amor que nos tiene y causa de nuestra redención y salvación que se
consuma con su propia resurrección.
El relato de las Bodas de Caná sintoniza muy bien con el Año de la Fe. María
presenta a Jesús y a los invitados con la confianza y la ternura de una Madre que
va comprendiendo el compromiso del Señor y desea que todos se adhieran a él.
Conocer más y mejor al Señor, acompañarlo en su proyecto y difundir sus palabras,
al estilo de los discípulos, serán pasos elementales en el proceso dinámico de
nuestra vida a partir de la fe en el Señor.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)