EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la segunda semana del tiempo ordinario
Carta a los Hebreos 5,1-10.
Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y puesto para intervenir en
favor de los hombres en todo aquello que se refiere al servicio de Dios, a fin de
ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
El puede mostrarse indulgente con los que pecan por ignorancia y con los
descarriados, porque él mismo está sujeto a la debilidad humana.
Por eso debe ofrecer sacrificios, no solamente por los pecados del pueblo, sino
también por los propios pecados.
Y nadie se arroga esta dignidad, si no es llamado por Dios como lo fue Aarón.
Por eso, Cristo no se atribuyó a sí mismo la gloria de ser Sumo Sacerdote, sino que
la recibió de aquel que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.
Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden
de Melquisedec.
El dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas,
a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión.
Y, aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué
significa obedecer.
De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para
todos los que le obedecen,
porque Dios lo proclamó Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Salmo 110(109),1.2.3.4.
Dijo el Señor a mi Señor:
"Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies".
El Señor extenderá el poder de tu cetro:
"¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!".
"Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora".
El Señor lo ha jurado y no se retractará:
"Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec".
Evangelio según San Marcos 2,18-22.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a
Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y
los discípulos de los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el
esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al
esposo.
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el
pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya
no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".
Comentario del Evangelio por
San Pedro Crisólogo (c 406-450), obispo de Rávena, doctor de la Iglesia
Sermón sobre Marcos 2; PL 52, 287
El vino nuevo de las bodas del Hijo
"¿Por qué nosotros ayunamos, y tus discípulos no?" ¿Por qué? Porque para
vosotros el ayuno es un asunto de ley. No es un don espontáneo. El ayuno en sí
mismo no tiene valor; lo que cuenta es el deseo del que ayuna. ¿Qué provecho
pensáis sacar de vuestro ayuno, si ayunáis contrariados y forzados por una ley? El
ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad. Pero los
discípulos de Cristo están situados de lleno en el corazón del campo ya maduro de
la santidad; comen el pan de la cosecha nueva. ¿Cómo se verían obligados a
practicar ayunos que ya son caducados? "¿Pueden, acaso, ayunar los amigos del
Esposo mientras el Esposo está con ellos?"
El que se casa se entrega por completo a la alegría y participa en el banquete;
se muestra afable y alegre con los invitados; hace todo lo que le inspira su amor
por la esposa. Cristo celebra sus bodas con la Iglesia mientras vive sobre tierra. Por
eso, acepta participar en las comidas a donde se le invita, no se niega. Lleno de
benevolencia y de amor, se muestra humano, asequible y amable. ¿No viene para
unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros los miembros de la familia de
Dios?
Asimismo, dice Jesús, " nadie cose una pieza de la sábana nueva en un traje
viejo". Esta sábana nueva, es el tejido del Evangelio, que está tejido con el vellón
del Cordero de Dios: un vestido real que la sangre de la Pasión pronto teñirá de
púrpura. ¿Cómo aceptaría Cristo unir esta sábana nueva con la antigua del
legalismo de Israel?... De la misma manera, "nadie pone vino nuevo en odres
viejos, sino el vino nuevo se pone en odres totalmente nuevos". Estos odres
nuevos, son los cristianos. Es el ayuno de Cristo el que va a purificar estos odres de
toda mancha, para que guarden intacto el sabor del vino nuevo. El cristiano se
convierte así en odre nuevo preparado para recibir el vino nuevo, el vino de las
bodas del Hijo, pisado en la prensa de la cruz.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”