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Día litúrgico: Domingo III (C) del tiempo ordinario
Texto del Evangelio ( Lc 1,1-4;4,14-21): (…) Jesús vino a Nazaret, donde se
había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó
para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando
el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor sobre mí,
porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a
proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a
los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señorᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La alegría de creer
Hoy, en estos decenios ha aumentado la "desertificación" espiritual Se ha difundido
el vacío. Pero precisamente a partir de la experiencia de este desierto, de este
vacío, es como podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia
vital para nosotros, hombres y mujeres.
En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir; así, en
el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed de Dios, del sentido
último de la vida, a menudo manifestados de forma implícita o negativa. Y en el
desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el
camino hacia la Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza. La
fe vivida abre el corazón a la Gracia de Dios que libera del pesimismo.
—Podemos representar la fe como una peregrinación en los desiertos del mundo
contemporáneo, llevando solamente lo que es esencial: ni bastón, ni alforja, ni pan,
ni dinero…, sino el Evangelio y la fe de la Iglesia .
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