Comentario al evangelio del Jueves 07 de Febrero del 2013
Queridos amigos y amigas:
Que exigente el mensaje de Jesús nos pide que nos despojemos de todas las seguridades y
emprendamos la segunda parte del camino. Ya hemos escuchado sus enseñanzas, sus parábolas, hemos
presenciado sus milagros, los que realiza en nuestras vidas y en las de muchos hermanos y hermanas.
Hemos estado con Él en la intimidad, en la oración, en la liturgia y llega el momento de dar a conocer a
todos la oferta de divina de Salvación, de Amor, de libertad ...
No hay un modelo práctico igual para todos, pero todos desde nuestra peculiar vocación en la Iglesia
podemos vivir esta radicalidad. El verdadero discípulo es una persona desinstalada.
Los religiosos/as se suelen identificar profundamente con este Evangelio, pero también experimentan
el contraste entre la radicalidad de la pobreza y la realidad de las formas institucionales de vida.
Los seglares a veces no ven posible el cumplimiento literal de esto. Solamente a través de un proceso
de maduración en la fe, aprendemos a distinguir la radicalidad de los consejos concretos de Jesús
(ligados a una época) y la radicalidad del estilo de vida que conlleva la vocación cristiana.
Ser llamado a ser discípulo de Jesús, y todo cristiano lo es, desencadena una dinámica de
transformación de la vida entera. Esta transformación viene de la exigencia a vivir en radicalidad todos
los valores de la existencia: las relaciones interpersonales, el “status social”, lo económico...
Vuestra hermana en la fe
Rosa Pérez
Rosa Pérez