Comentario al evangelio del Viernes 08 de Febrero del 2013
Queridos amigos y amigas:
En la misión que los apóstoles realizan hablan y hacen hablar de Jesús. La gente se pregunta sobre este
personaje ya célebre, y claro, cada cual lo valora según sus ideales y expectativas personales. Y claro,
los rumores y opiniones llegan hasta Herodes, que enseguida se suma a los que opinan que Jesús es
Juan resucitado. Es decir le asaltan sus propios fantasmas, el miedo y la conciencia.
El evangelista introduce aquí la narración sobre el macabro martirio de Juan con la intención de
concreta de hacernos ver que la muerte violenta del precursor, Juan, es signo de lo que le va a ocurrir a
Jesús, además de lo que le va a ocurrir a sus discípulos.
Juan permaneció fiel a la misión que le encomendaron. Los cristianos somos elegidos para llevar a
cabo su misión. Tenemos en Juan un modelo sobre todo por su austeridad de vida, por su valentía en el
anuncio, en indicar el camino que lleva a Dios y en defender la verdad hasta la muerte.
Supo hacer realidad lo que el salmo nos dice “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”
Quizá nosotros debamos preguntarnos si vivimos y expresamos nuestra fe con la misma valentía en un
mundo en el que ciertamente no es fácil hacerlo. La carta a los Hebreos nos da algunas pistas sobre
como podemos ser testigos de lo que creemos y vivimos: amar a los hermanos, respetar el matrimonio,
vivir desprendidos de los bienes terrenos, y esto es lo que verdaderamente es importante, por encima
de los ritos, las ceremonias.... Lo que realmente importa es el encuentro personal con Cristo resucitado
y las consecuencias de este encuentro en nuestra vida.
Vuestra hermana en la fe
Rosa Pérez
Rosa Pérez