III Domingo de Adviento, Ciclo C
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
+ Adviento: tiempo de preparación a la Navidad.
Hoy: Domingo “ Gaudete ” (primer palabra de la Liturgia, en latín): Alégrense
en el Se￱or; se los repito: estén alegres. El Se￱or está cerca”...
Se trata entonces de un Domingo de particular alegría, provocada por la
cercanía de Dios… Prácticamente, toda la Liturgia de hoy está transida de esta
alegría:
+ En la Iª Lect. el profeta invita a la alegría porque Dios ha perdonado a su
pueblo . Dios está en medio de la ciudad, es su defensor . Dios no solo provoca esta
alegría, sino que participa de la misma, rejuveneciendo al pueblo cansado (la alegría
siempre rejuvenece…)
+ También el Salmo Resp. es una invitación a la alegría: “Griten llenos de
júbilo: ‘¡qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!” : el salmista experimenta
la cercanía de Dios como una cercanía salvadora (siempre es así, aunque no lo
percibamos inmediatamente…)
+ También la IIª lectura es un himno a la alegría . Pablo está preso cuando
escribe esta carta (y en la cárcel romana no hay lugar para sentimentalismos…), y sin
embargo, en medio de esa situación dolorosa, él desborda de alegría. Esta alegría no
proviene de un temperamento optimista, sino de la experiencia de la cercanía
salvífica de Dios:
"Estén siempre alegres en el Se￱or; se los repito, estén alegres… El Se￱or está
cerca. No se inquieten por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presenten a Dios
sus peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de
gracias. Y la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, custodiará sus
corazones y pensamientos en Cristo Jesús”.
+ También a nosotros la Iglesia nos invita a vivir hoy esta alegría, y por idénticos
motivos: la cercanía de la salvación . Esa es, para el cristiano, y para todo hombre de
buena voluntad, la fuente más genuina y profunda de la auténtica y duradera alegría,
que no tiene fin: la permanente visita del Señor, que salva y da esperanza a su
pueblo .
 
+ Porque “salvaci￳n” no es una realidad etérea y aséptica, que toca s￳lo algún
fragmento íntimo de la persona… La salvaci￳n toca a toda la persona , y a todas las
personas
En cierto sentido, este Domingo nos hace tomar conciencia de que las palabras
dirigidas tan singularmente a la Madre de todos los hombres, se realizan en todos sus
hijos: “Alégrate, llena de gracia, el Se￱or está contigo”, se le dijo a ella; y a sus hijos
hoy se les dice: “alégrense, donde abund￳ el pecado, sobreabunda la gracia, donde
había tinieblas, ahora brilla la Luz, porque el Se￱or está con ustedes…”
+ Así, el Adviento reproduce en nuestra vida y en la de toda la Iglesia las
condiciones de aquel tiempo de esperanza que fue el de los profetas, y el de María
Santísima…
La invitación a la alegría que hoy se nos dirige sonaría como una burla cruel y
una falta de respeto al sufrimiento de tantas personas, si no fuese capaz de hacerse
cargo de sus respectivas situaciones personales… En medio de las incertidumbres y
dificultades de nuestro mundo, en medio de las cada vez más graves formas de olvido
de Dios, hoy volvemos a profesar nuestra esperanza inagotable en la historia de la
salvación , fruto de la presencia del Señor entre nosotros . De este modo, cada
persona, cada cristiano está llamado a encaminarse hacia la Navidad con la certeza
gozosa de que la salvación se ha realizado y se actualiza constantemente cuando los
creyentes aceptamos a Jesús como el Salvador del mundo.
+ Pero ¿de dónde puede brotar esta alegría? Sin duda, no se trata de “algo” que
se nos ocurre, sino de Alguien presente en nuestros corazones: sí, es el Espíritu
Santo, principio inagotable de alegría , silencioso y eficaz rector de la historia
humana (más aún, es Él quien la transforma en historia de salvación, como hace cada
día con el pan y el vino; como en cada confesión nos renueva hasta el fondo de
nuestro ser…)
El Espíritu Santo es el que suscita en el corazón humano la confianza filial hacia
Dios, que se expresa en alabanza, en acción de gracias, en reparación y en súplica.
Este modo de relacionarse con Dios provoca en el espíritu humano una gran paz
interior, aún en medio de grandes pruebas ; concede una alegría espiritual tan íntima
y profunda, que no puede ser apagada por nada ni por nadie, y que subsiste aún en
medio del dolor, como serenidad, valor para la lucha cotidiana, descanso del corazón
y la satisfacción que proviene de la certeza de que Dios habita en el propio corazón,
no por nuestra bondad moral, sino porqué Él es santo, e invita al hombre a recorrer
con alegría los caminos de la santidad.
+ El Evangelio de hoy nos invita a recorrer el camino de la conversión, el
cambio de la mente y del corazón, para dar al Señor el lugar que sólo a Él
corresponde. Las tres respuestas de Juan el Bautista a quienes le preguntan qué deben
hacer para prepararse, insisten en el cuidar lo que tiene que ver con la justicia en las
relaciones con el prójimo.
1) La primer consigna que da en el Ev. de hoy el Precursor tiene que ver con el
desprendimiento ... GENEROSIDAD significa capacidad de engendrar... cada día,
con nuestra generosidad o con nuestro egoísmo engendramos la vida o muerte...
¿Qué tienen en común el frío y el sufrimiento ?...
Ambos nos repliegan sobre nosotros mismos , aislándonos en un dinamismo que
puede transformarse en una trampa mortal... o bien, nos abren a los demás, para que
“el hermano, ayudado por su hermano, sea fuerte como una ciudad
amurallada”... 1 [1] Pero esto implica una solidaridad afectiva y efectiva. Aunque el
bien en juego sea peque￱o (normalmente lo es...), debe ser “contante y sonante”.
2) Juan Baut. dice hoy (a los publicanos) “No exijan más de lo debido”...
A veces somos muy sensibles para captar las injusticias que proceden de quienes
tienen los resortes del poder político, y nos indignamos, y protestamos, haciendo de
estas cosas casi un único tema de conversación. Sin embargo, a la luz del Adviento
podemos captar cómo muchas de las injusticias que ocurren en gran escala, son una
consecuencia de un estilo de vida en el que la injusticia es moneda corriente, a todo
nivel Toda vez que, por ejemplo, se tenga poco o mucho poder, poco o mucho
dinero, se opta como modo de obrar el amiguismo, el acomodo, los favoritismos y la
“cu￱as” , se crea un clima en el que la venida del Reino de Dios se vuelve más difícil,
si no imposible… Lamentablemente, los argentinos llamamos “viveza criolla” a
cosas que no son sino cotidianos actos de corrupción (y ser corrupto significa estar
podrido por dentro ); o pensamos que algunas cosas son sólo pequeñas trampitas
(“ilícitos, desprolijidades, mano izquierda”...), cuando en realidad son grandes
injusticias, que generan un ambiente de convivencia social irrespirable y amarga, en el
cual la “Buena Noticia” queda como empa￱ada por duros condicionamientos… La
codicia, la ambición desmedida, la envidia, la avaricia, son actitudes a
desenmascarar y desterrar de nuestros corazones...
3) Finalmente, Juan dice a los soldados: “No extorsionen a nadie ni hagan
falsas denuncias . Y conténtese con su sueldo” . Una palabra sobre el tema de las
“falsas denuncias” (habladurías, chismes, cuentos, desde el doméstico “me dijeron,
me contaron, me enteré” , hasta el mediático “trascendi￳ en círculos autorizados...”
los pecados de la lengua, son una llama pequeña que provoca inmensos y
devastadores incendios. Incluso entre los cristianos, no faltan algunos de comunión
1 [1] Una vez, encontrándome en el Cerro Champaquí, con un grupo de cuatro
escaladores que al caer el sol tuvimos que declararnos perdidos (en pleno invierno y
de montaña), sin víveres ni carpa, pudimos sobrevivir porque nos pusimos muy cerca
entre nosotros, para poder aprovechar mutuamente el calor.
frecuente, que podrían comulgar desplegando su lengua desde la puerta de Iglesia...
Sin extenderme (pues no es este el tema de hoy), me permito recordarles que esta
clase de pecados constituye un TRIPLE ASESINATO: mata al difamado en su
honor; mata en quien escucha el buen nombre del difamado; mata la caridad en el
corazón de quien difama.
+ Por lo tanto, la exhortación de Juan el Bautista es también para nosotros, y da
consistencia y credibilidad a la fiesta que celebramos por la venida del Señor. La
alegría es característica indispensable de toda fiesta . El Adviento nos invita hoy no
a la alegría superficial y falsa, caricatura de la verdadera, y que tiene que ver sólo con
más bebidas alcohólicas, comidas refinadas y abundantes, músicas enloquecedoras o
danzas desenfrenadas (cuando no la droga, u otras alternativas de esta clase); sino a la
alegría de que Él está con nos , y nos trae su amor, su perdón, su misericordia y su
salvación.
En Él confiamos, y con Él y por Él queremos hacer fiesta; una fiesta que no
tenga fin, y que sea un adelanto de la alegría eterna y definitiva de la que gozaremos
cuando el Señor vuelva por segunda vez, para coronarnos en su Reino.
Amén