EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Quinto Domingo del tiempo ordinario C
Libro de Isaías 6,1-2a.3-8.
El año de la muerte del rey Ozías, yo vi al Señor sentado en un trono elevado y
excelso, y las orlas de su manto llenaban el Templo.
Unos serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas: con dos
se cubrían el rostro, y con dos se cubrían los pies, y con dos volaban.
Y uno gritaba hacia el otro: "¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda
la tierra está llena de su gloria".
Los fundamentos de los umbrales temblaron al clamor de su voz, y la Casa se llenó
de humo.
Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y
habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el
Señor de los ejércitos!".
Uno de los serafines voló hacia mí, llevando en su mano una brasa que había
tomado con unas tenazas de encima del altar.
El le hizo tocar mi boca, y dijo: "Mira: esto ha tocado tus labios; tu culpa ha sido
borrada y tu pecado ha sido expiado".
Yo oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?". Yo
respondí: "¡Aquí estoy: envíame!".
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.4-5.7c-8.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
Si camino entre peligros, me conservas la vida,
extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos!
Carta I de San Pablo a los Corintios 15,1-11.
Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han
recibido y a la cual permanecen fieles.
Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario,
habrán creído en vano.
Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a la Escritura.
Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.
Se apareció a Pedro y después a los Doce.
Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo, la mayor parte
de los cuales vive aún, y algunos han muerto.
Además, se apareció a Santiago y de nuevo a todos los Apóstoles.
Por último, se me apareció también a mí, que soy como el fruto de un aborto.
Porque yo soy el último de los Apóstoles, y ni siquiera merezco ser llamado Apóstol,
ya que he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que
yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios
que está conmigo.
En resumen, tanto ellos como yo, predicamos lo mismo, y esto es lo que ustedes
han creído.
Evangelio según San Lucas 5,1-11.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la
Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.
Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y
estaban limpiando las redes.
Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un
poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes".
Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado
nada, pero si tú lo dices, echaré las redes".
Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de
romperse.
Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a
ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí,
Señor, porque soy un pecador".
El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de
peces que habían recogido;
y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de
Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador
de hombres".
Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.
Comentario del Evangelio por:
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en
Inglaterra
Sermón: “La providencia de Dios en el pensamiento y en la vida” PPS vol.
3, n°9
“Te llama por tu nombre”
Dios te mira, quien quiera que fueras. Dios te llama por tu nombre. Te ve y te
comprende, él que te hizo. Todo lo que hay en ti le es conocido; todos tus
sentimientos y tus pensamientos, tus inclinaciones, tus gustos, tu fuerza y tu
debilidad. Te ve en los días de alegría y en los tiempos de pena. Se interesa por
todas tus angustias y tus recuerdos, todos tus ímpetus y los desánimos de tu
espíritu. Dios te abraza y te sostiene; te levanta o te deja descansar en el suelo.
Contempla tu rostro cuando lloras y cuando ríes, en la salud y en la enfermedad.
Mira tus manos y tus pies, escucha tu voz, el latido de tu corazón y hasta tu
aliento...
Eres un ser humano rescatado y santificado, su hijo adoptivo; te hizo el don de
una parte de la gloria y la bendición que emanan eternamente del Padre sobre el
Hijo único. Has sido escogido para ser suyo... ¿Qué es el hombre, que somos, que
soy, para que el Hijo de Dios tuviera por mí una preocupación tan grande? ¿Quién
soy para que me... ascendiera a la naturaleza de un ángel, transformando la
sustancia original de mi alma, me hubiera rehecho - yo que soy un pecador desde
mi juventud - y para que hiciera de mi corazón su morada, de mí su templo?
(Referencias bíblicas: Jn 10,3; Mt 10,30; Sal. 8,5; cf Gn 8,21, Sal. 50,7; 1Co 3,16)
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”