I Domingo de Cuaresma, Ciclo C.
Pautas para la homilía
"No tentarás al Señor, tu Dios"
1. Creo que se debe tener en cuenta esta historia del pueblo de Israel para
confeccionar la Homilía aplicándola a nuestra situación.
El Señor saca a su pueblo de Egipto, el país de la esclavitud y del pecado
El pueblo lleva visibles los signos de la presencia del Señor con él en la
columna de fuego y la nube
Le hace pasar por el mar rojo (símbolo del bautismo)
Hace Alianza con Yavet por la que se compromete a cumplir los
mandamientos mientras que Yavet le protegerá y le introducirá en la tierra
prometida.
2. La Cuaresma está puesta bajo el nº simbólico de los 40. Este nº hace referencia
a los episodios importantes de la historia de la salvación. Unos episodios que se
leen a lo largo de estos 40 días en la Liturgia.
Cuarenta fueron los días del diluvio, al final de los cuales Dios salvó a una
familia de justos.
Cuarenta fueron los días que Moisés estuvo en la cima del monte, al final de
los cuales Dios le entregó las tablas de la ley.
Cuarenta fueron los años que el pueblo anduvo por el desierto después de
salir de Egipto, al final de los cuales Dios le introdujo en la tierra prometida.
Cuarenta fueron los días que anduvo Elías hasta el monte del Señor, al final
de los cuales Dios le renovó su vocación de profeta.
Cuarenta fueron los días que Jesús pasó en el desierto, sometido a las
tentaciones del demonio, al final de los cuales el demonio fue vencido y él
comenzó a predicar el reino de Dios.
Y cuarenta son los días que dura la cuaresma, al final de los cuales el Señor
nos introducirá en la gloria de la Pascua.
3. Ninguno de todos estos hechos está cerrado en sí mismo, sino que todos están
abiertos a otros acontecimientos a los que conducen y preparan. Sustancialmente,
el nº bíblico de los 40 nos dice que Dios introduce a los individuos y a los pueblos
en el ámbito de la salvación haciéndole pasar por ciertas pruebas . Unas pruebas
que aquilatan la fidelidad, espían las culpas, purifican el corazón, abren a la gracia
y disponen al encuentro.
4. Hemos comenzado la cuaresma y hemos recordado las tentaciones de Cristo. Es
el anuncio de que comienza para nosotros un período de tentaciones y de pruebas,
pero nosotros sabemos que tenemos asegurada la victoria imitando el ejemplo de
Jesucristo. El comportamiento de Jesús en las tentaciones es de rechazo
Di que estas piedras…, no solo de pan vive el hombre…
Si tú te arrodillas delante de mí…, al Señor tu Dios adorarás
Tírate abajo, los ángeles cuidarán de ti…, no tentarás al Señor
5. Todo diálogo con el tentador es admitir la posibilidad de llegar a un acuerdo con
él. A partir de la derrota que Jesús le inflige, el demonio comienza a batirse en
retirada maltratando, por ej. a algún endemoniado. Pero a Jesús ni le toca. Sabe
que tiene perdida la batalla. En nosotros se puede producir una cosa parecida si
logramos vencer al tentador en temas y en momentos decisivos. Con todo, con
nosotros nunca dejará de intentar un nuevo asalto. Hay que estar preparado en
todo momento para la batalla. En Jesús tenemos asegurada la victoria. Y el Señor
quiere vencerle una vez más en nosotros.
6. Tenemos que recordar
Que no hay tentación que no sea humana
Que fiel es Dios que no permitirá que seamos tentados con mayor intensidad
de nuestra capacidad de resistencia
Que al que hace lo que puede Dios no le niega su gracia
Si Dios está con nosotros ¿quién podrá militar contra nosotros?
7. Vale la pena pasar por estas pruebas para experimentar la gloria y la alegría de
la Pascua.
Fr. Aristónico Montero Galán O.P.
Convento de San Pedro Mártir (Madrid)
Con permiso de: dominicos.org