DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO (C)
Homilía del P. Josep-Miquel Bausset, monje de Montserrat
10 de febrero de 2013
Is 6, 1-2a. 3-8 / 1 Cor 15, 1-11 / Lc 5, 1-11
La Palabra de Dios que ha sido proclamada, hermanas y hermanos, resalta en las tres
lecturas, la pequeñez del hombre y de sus obras, ante el misterio y la trascendencia de
Dios.
Tanto Isaías, que se reconocía como " hombre de labios impuros " (Is 6, 5), como Pablo
" el menor de los Apóstoles " (1Cor 15, 9), como Pedro, " Apártate de mí, Señor, que soy
un pecador " (Lc 5, 8), proclaman su indignidad y su finitud, ante la proximidad y la
grandeza de Dios.
Son tres hombres, Isaías, Pablo y Pedro, que (como nosotros) reconocen la propia
debilidad, la limitación, el pecado. Pero en los tres casos, a pesar de ellos mismos,
Isaías, Pablo y Pedro se convierten en instrumentos de gracia y testigos del Dios que
salva.
De una manera particular, San Lucas nos presenta la acción de Dios, manifestada en
Jesús, que hace pasar del fracaso a la plenitud y de la parálisis a la acción. Por ello,
echar las redes en nombre de Jesús (y todos nosotros estamos invitados a hacer lo
mismo) significa ir más lejos, confiando en la acción salvífica de Dios, a pesar de los
propios fracasos y las propias limitaciones. A pesar de que todos nosotros, ¡una y otra
vez, estropeamos lo que llevamos entre manos! Echar las redes significa confiar
plenamente en la palabra de Jesús, por encima de las dudas y de los momentos de
oscuridad. Para Pedro y los otros discípulos, parecía inútil echar las redes después de
toda una noche de trabajo sin haber pescado nada. Pero, a pesar de todo,
¡obedecieron el Maestro!
Fiarse de la palabra de Jesús, hoy como ayer, significa superar los miedos y las
limitaciones, poniendo nuestra confianza en aquel que viene a nuestro lado, para
acompañarnos y para animarnos en el camino de la fe. Confiar en aquel que viene a
liberarnos de los miedos, de tantos miedos como llenan el corazón humano. " No
temas ", dice Jesús a Pedro ¡y a nosotros! No tengamos miedo, hermanas y hermanos,
de echar las redes en nombre del Señor.
Es cierto que vivimos un tiempo de incertidumbres y de sufrimiento: tanta y tanta gente
sin trabajo, jóvenes sin futuro y sin presente, la corrupción de unos cuantos que daña
la política, gobiernos que rescatan bancos y dejan de lado a las personas... Y sin
embargo, es tiempo de esperanza, porque el Evangelio, que es siempre Buena
Noticia, nos invita a echar las redes, a abrir nuevos caminos, a humanizar nuestro
mundo, a romper las cadenas que esclavizan al hombre. Es por eso que el Papa Pablo
VI decía que " la misión de la Iglesia, es ayudar a hacer nacer la liberación, para
inspirar una sociedad más humana ".
Por eso la confianza en Jesús nos ha de ayudar a hacer de la Iglesia y del mundo, un
lugar para acortar las distancias que nos separan y para abrir nuevos espacios de
diálogo y de fraternidad. Si realmente echamos las redes en el nombre del Señor,
podremos redescubrir al Dios de Jesús, borrando de nuestra vida las caricaturas que
hemos hecho de Dios.
En esta campaña de Manos Unidas, también debemos echar las redes por la dignidad
y la libertad de tantos pueblos que sufren el azote del hambre. El obispo Pedro
Casaldáliga, tiene un poema que bien podemos aplicar a los proyectos y a los
voluntarios de Manos Unidas:
" Que seamos, Señor, manos unidas en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre, unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.
Manos del Evangelio, sembradoras de Vida, lámparas de Esperanza, vuelos de Paz.
Unidas a tus Manos solidarias, partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas en las cruces del mundo.
Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras, hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero, fieles al Tercer Mundo, siendo fieles al Reino.
Tensas en la pasión por la Justicia, tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben, en la gratuidad multiplicada, siempre más manos,
siempre más unidas ".
Jesús hoy sigue diciéndonos, como a Pedro. "No temas". Y es que en nuestro mundo,
son muchas los miedos que hacen sufrir a las personas. ¡Y el miedo hace mucho
daño! "Porque donde crece el miedo, se pierde de vista Dios y ahoga la bondad que
hay en el corazón de las personas", como ha dicho el teólogo Joseba Andoni Pagola.
" El miedo apaga la vida y hace desaparecer la alegría y la confianza. Por eso la
comunidad de discípulos del Señor Resucitado, debe ser antes que muchas otras
cosas, un hogar abierto y acogedor, donde la gente se libere de los miedos, para
aprender a confiar en Dios y en los demás. Sólo así construiremos un espacio donde
se respire una paz contagiosa y se viva una amistad entrañable, que haga posible
escuchar la voz de Jesús " (Joseba Andoni Pagola. A l’estil de Jesús. Escoltant Sant
Mateu, pàg 83. Ed. Claret)
Hermanas y hermanos: ¡No tengamos miedo! Vayamos mar adentro y echemos las
redes para hacer realidad el Reino! Para ser testigos del Reino. A pesar de nuestra
pequeñez, nuestra mala traza o las veces que estropeamos lo que llevamos entre
manos. Jesús viene a nuestro lado y con su Espíritu nos envía a ser testigos del
Reino, artesanos de comunión, de paz y de liberación, de esperanza, de reconciliación
y de alegría.