MIÉRCOLES DE CENIZA
- Tenemos que recuperar el sentido positivo de la Cuaresma. Es necesario
que, cuanto antes, nos desprendamos del sentido sombrío y de los tópicos
con que, durante mucho tiempo, hemos celebrado este Tiempo de Gracia.
- La Cuaresma hemos de verla como un prometedor “Otoño” que nos brinda
la Iglesia para disponernos a la recogida de frutos abundantes en nuestra
alma.
- Decepcionaríamos al Señor y nos aprovecharía muy poco que los
cristianos, en este Miércoles de Cenizas, nos quedásemos sólo en el, “Polvo
eres y en polvo te has de convertir”, y nos pasara inadvertido ese otro
mensaje que recoge la fórmula alternativa introducida en la nueva Liturgia:
“Convertíos y creed en el Evangelio”
- Y es que, la Iglesia, en este día y en este Rito, no quiere sólo recordarnos
la caducidad de esta vida que evoca ese…, “Polvo eres y en polvo te has de
convertir”, sino que, el comienzo de la Cuaresma sea, un aldabonazo que
ponga de manifiesto la necesidad de conversión: “Convertíos y creed en el
Evangelio”. Quiere avivar nuestra conciencia para que no olvidemos:
- Que somos hijos de Dios
- Que somos portadores de una vida divina que debemos alimentar y
defender, salvaguardándola de los riesgos y “gangas” que el mundo nos
ofrece.
- Y nos quiere recordar que, esa vida divina, para dar los buenos frutos,
que el Señor espera de nosotros, además del debido alimento, necesita de una
cuidadosa labor de poda a la que nos convoca este Tiempo de Gracia, que es
la Cuaresma.
- Estas son las razones por las que la Iglesia nos invita a intensificar, en este
tiempo, tres tareas fundamentales que nunca debiera olvidar el cristiano:
- La Oración (Ser más asiduo en el trato con Dios)
- La escucha de la Palabra (A través de la lectura, acercándonos
a los medios especiales que se nos puedan brindar en este tiempo)
- Y finalmente, que nos ejercitemos, con más intensidad, en esa
“labor de podad” que es la mortificación y el espíritu de penitencia.