Tiempo y Eternidad
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José Manuel Otaolaurruchi, L.C.
El Papa Benedicto XVI dimite
La noticia nos tomó por sorpresa a todos y me alegra mucho, porque después de tantas
filtraciones e indiscreciones, el mundo se sobrecogió por un hecho de gran trascendencia
para la vida del Iglesia. ¿Qué significado tiene este hecho?
El Papa nos está dando otra magistral lección, ya no de sus extraordinarias enseñanzas que
a través de las catequesis, homilías, libros y discursos nos fue regalando a lo largo de estos
ocho años, sino una conmovedora lección de valor y humildad. No puedo disimular la
emoción que produjo en mí esta noticia porque desde que comenzó su pontificado ha sido
blanco de muchos ataques y críticas mal intencionadas. ¡Cómo olvidar la amarga reacción
en su discurso en Ratisbona en el 2006, o el rechazo por algunos catedráticos de la
Universidad de Roma, La Sapienza o incluso, más amarga aún, la reacción de algunos
obispos y católicos cuando el Papa levantó la excomunión a los cuatro obispos consagrados
por monseñor Lefebvre en el 2009! Les confieso que me partió el alma de dolor y me sigue
impactando la forma en que le hemos herido. Cito alguna de las frases para recordar: “Me
ha entristecido el hecho de que también los católicos, que en el fondo hubieran podido
saber mejor cómo están las cosas, hayan pensado deberme herir con una hostilidad
dispuesta al ataque”.
Benedicto XVI pasará sin duda a la historia como el Papa del valor y de la verdad. En su
viaje al Líbano lo dejó de manifiesto al exhortar a los jóvenes musulmanes y cristianos para
que se unan y acaben con la violencia y las guerras en Oriente Medio y Siria. Se hizo
clamor del dolor de los cristianos que sufren la persecución y la violencia. No rehuyó los
temas candentes ni las situaciones escabrosas.
Del Valor porque está claro que no buscó los ambientes fáciles. Echemos un vistazo a la
elección de sus viajes. En el 2011 estuvo en Erfurt, la ciudad natal de Martín Lutero. En el
2009 visitó Jordania, Israel y Palestina. En el 2006 estuvo en Turquía, en las ciudades de
Ankara y Estambul. Cada encuentro una verdadera bomba atómica de valentía y de amor
por la verdad. Para entenderlo hay que seguirlo y estudiarlo.
De la Verdad porque ha afrontado, a un altísimo costo de dolor y humillación, el proceso de
purificación de la Iglesia Católica en los miembros que estaban enfermos. Pero no sólo,
también se ha visto brillante en el diálogo con la Iglesia Ortodoxa, con las confesiones
cristianas, con el pueblo judío y con los musulmanes.
Un Papa tímido, pero asombrosamente fascinante; un auténtico científico que transmite con
encantadora sencillez; “un humilde trabajador de la viña del Señor”.
twitter.com/jmotaolaurruchi