Viernes después de Cenizas.-
Mateo 9,14-15
Los discípulos de Juan Bautista austeros como su maestro, reciben
una contestación de Jesús desconcertante: el tiempo de Jesús histórico es
una fiesta en la cual no cabe el ayuno...Aflora el tema de Jesús-esposo que
hace referencia directa a Yahavé-esposo de Israel (Juan
3,29//Mat.22,2//Apoc. 19,7-9 )- Pero se avecina el tiempo en que el
“esposo” será quitado a los discípulos y con esta afirmación Jesús proyecta
la sombra de la CRUZ.
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El ayuno signo de <conversión> es también signo de <espera>.
El mismo Jesús –como los discípulos del Bautista- había ayunado en el
desierto asumiendo en sí mismo la larga espera de la llegada del
<esposo>.- Cuando el <esposo> ha llegado, el ayuno no tiene ya
sentido...-
Después de su Resurrección el ayuno retomará su significado. Es el
tiempo de la Iglesia en espera de su Retorno definitivo y mientras se va
construyendo el Reino en y a través de la historia humana.-
En esta situación de una Iglesia peregrina el ayuno cobra sentido de
ansias de plenitud de Presencia del Señor y de vigilancia del corazón
humano que no se detenga en vanidades...en lo transitorio...perdiendo
energías que debe emplear en la “búsqueda del Reino de los cielos”; en
distracciones que le impiden tener el oído atento al llamado del Espíritu para
participar –en comunión fraterna- en el sufrimiento de los miembros del
Cristo Místico que son los cristianos perseguidos...maltratados...o que
padecen cualquier tipo de atropello a su dignidad humana, prolongando –
en el tiempo y en espacio- la pasión y muerte de Jesús histórico.-
Cuando Jesús retorne al fin de los tiempos, entonces sí será posible
gozar en plenitud de los bienes creados. –Será “el cielo nuevo y la tierra
nueva” ( Apoc. 21,1 ).- El ayuno cuaresmal tiene, por consiguiente, un
significado eclesial: está referido al tiempo de la Iglesia histórica dedicada a
la <espera> y la < preparación> de la Gloria y Gozo Eternos.