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Día litúrgico: Domingo I (C) de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Lc 4,1-13): En aquel tiempo, Jesús, lleno de Espíritu Santo,
se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante
cuarenta días, tentado por el diablo (…). Llevándole a una altura le mostr￳ en un
instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la
gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien
quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». Jesús le respondió: «Está escrito:
‘Adorarás al Se￱or tu Dios y s￳lo a Él darás culto’ᄏ (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La tentación del mesianismo temporal
Hoy, el diablo conduce al Señor en una visión a un monte alto. Le muestra todos los
reinos de la tierra y su esplendor, y le ofrece dominar sobre el mundo. ¿No es
justamente ésta la misión del Mesías?
Más tarde, el Señor resucitado reunirá a los suyos en el monte y dirá: "Se me ha
dado pleno poner en el cielo y en la tierra" (Mt 28,18). Sólo quien tiene todo este
poder posee el auténtico poder, el poder salvador. Sin el cielo, el poder terreno
queda siempre ambiguo y frágil. Sólo el poder que se pone bajo el criterio y el
juicio del cielo, es decir, de Dios, puede ser un poder para el bien.
—A ello se añade otro aspecto: Jesús tiene este poder en cuanto resucitado, es
decir: este poder presupone la cruz, presupone su muerte. Presupone el otro
monte, el Gólgota, donde murió clavado en la cruz. El reino de Cristo es distinto de
los reinos de la tierra y de sus esplendores…
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