I L UNES DE C UARESMA
(Lv 19, 1-2. 11-18; Sal 18; Mt 25, 31-46)
L ECTURA
"Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro
Dios, soy santo. Amarás a tu prójimo como a
ti mismo” (Lv 19, 2.18).
"Venid vosotros, benditos de mi Padre;
heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer,
tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y
me hospedasteis, estuve desnudo y me
vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la
cárcel y vinisteis a verme." (Mt 25, 34-35)
Via Crucis, VI Estación
C OMENTARIO
La vocación a la santidad la recibimos en el momento del bautismo. Todo
bautizado está llamado a la santidad. “Los fieles todos, de cualquier condición y estado
que sean, fortalecidos por tantos y tan poderosos medios, son llamados por Dios cada
uno por su camino a la perfección de la santidad por la que el mismo Padre es perfecto”
(LG 11). O como decía San Francisco de Sales: “Así pues, en cualquier situación en que
nos hallemos, debemos y podemos aspirar a la vida de perfección”.
En cada persona, la santidad se explicita según la vocación a la que se le llama. En
las distintas formas de vida cristiana es posible vivir el proyecto de la santidad. El
calendario litúrgico nos ofrece ejemplos emblemáticos de los diferentes estados de vida.
Independientemente de la peculiaridad que tenga cada persona y su modo de
manifestar el seguimiento de Cristo, en todos los casos debe darse, para vivir según
Dios quiere, la caridad, el amor, el bien hacer. Cabe incluso que algunos, sin saberlo,
estén siendo ante Dios verdaderos santos por el hecho de que practican generosamente
las obras de misericordia.
La forma más objetiva para saber si avanzamos por el sendero justo es si en
nuestro comportamiento personal ejercemos la ternura, la compasión, la solidaridad, el
amor fraterno y el respeto a la dignidad de cada ser.
La santidad no consiste en experiencias místicas, sino en el amor que se tenga, en
respuesta al Amor que se recibe de Dios.
P UNTOS DE REFLEXIÓN
¿Cómo te resuenan los mandamientos? ¿Cómo vives las obras de misericordia?
¿Te has sentido aludido especialmente en alguna?
¿Tienes junto a ti a alguien que necesite de tu caridad?