“ENTONCES PEDIMOS AUXILIO AL SEÑOR, EL DIOS DE NUESTROS
PADRES, Y EL ESCUCHÓ NUESTRA VOZ”….. “EN EL PELIGRO, SEÑOR,
ESTÁS CONMIGO”…… PORQUE SI CONFIESAS CON TU BOCA QUE
JESÚS ES EL SEÑOR Y CREES EN TU CORAZÓN QUE DIOS LO
RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS, SERÁS SALVADO”….. “ESTÁ
ESCRITO: ADORARÁS AL SEÑOR, TU DIOS, Y A ÉL SOLO RENDIRÁS
CULTO”.
Reflexión desde las Lecturas del I Domingo de Cuaresma, Ciclo C
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. ¿DE QUÉ PARTE NOS PONEMOS?
Al inicio de la Cuaresma, este evangelio pone delante de nuestros ojos toda la seriedad
de la vida cristiana. Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino... contra los
espíritus del mal que están en las alturas” (Ef 6, 12). Desde el Paraíso (Gén 3), toda la
historia humana es una lucha entre el bien y el mal, entre Cristo y Satanás. La
Cuaresma nos fuerza a una decisión: ¿De qué parte nos ponemos?
Pero en esta lucha no estamos a la deriva. Cristo ha luchado, para que nosotros
luchemos; Cristo ha vencido para que nosotros venzamos. En este sentido, la liturgia
de Cuaresma comienza haciéndonos elevar los ojos a Cristo, para seguirle como
modelo y para dejarnos influir por el impulso interior de combate victorioso que
quiere infundir en nosotros.
También se nos indican las armas para vencer a Satanás. A cada tentación Jesús
responde con un texto de la Escritura. En estos días Cuaresmales se nos invita a
alimentarnos con más abundancia de la Palabra de Dios, para que esta sea como un
escudo que nos haga inmunes a las asechanzas del enemigo. El salmo responsorial nos
recuerda la confianza que, ante la prueba, Cristo tiene en el Padre y que nosotros
necesitamos para no sucumbir a la tentaci￳n: “ me invocará, y Yo le responderé” .
Necesitamos vivir la fe (segunda lectura), una fe hecha plegaria –«no nos dejes caer
en la tentación»–, que es la que nos libra de la esclavitud del pecado y de Satanás,
pues sólo la fe da la victoria (1 Jn 5,4).
2. PRIMERA LECTURA
Cuaresma es conversión, y nada ayuda tanto en nuestra propia conversión a Dios, como el recuerdo de
todo lo bueno que Dios ha hecho por nosotros. Por eso, esta lectura es sobre Dios lleno de misericordia
y liberador de su pueblo de la servidumbre egipcia. Esta servidumbre y liberación, simbolizan nuestras
propias servidumbres al mal; y la obra de Cristo a favor de nuestra liberación anterior.
Lectura del libro del Deuteronomio 26, 1-2. 4-10
Moisés habló al pueblo diciendo: Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios,
te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las
primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios,
las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios,
para constituirlo morada de su Nombre. El sacerdote tomará la canasta que tú le
entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia
del Se￱or, tu Dios: “Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió
allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y
numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una
dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y
El escuchó nuestra voz. El vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra
opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo,
en medio de un gran terror, de signos y prodigios. Él nos trajo a este lugar y nos dio
esta tierra que mana leche y miel. Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos
del suelo que tú, Se￱or, me diste”. Tú depositarás las primicias ante el Se￱or, tu
Dios, y te postrarás delante de Él.
Palabra de Dios.
2.1 DEUTERONOMIO.
“Deuteronomio” significa en griego “Segunda Ley”, y es una traducci￳n del Misneh
hattorah (“repetici￳n de la Ley”) de 17,18; en realidad, este título adecúa
perfectamente al contenido del libro, ya que se trata de una nueva promulgación de la
mayor parte de la legislación contenida en los libros anteriores del Pentateuco. En las
Biblias hebraicas modernas se le designa por las primeras palabras del TM: 'elleh
haddebarim (“estas palabras”).
Por su forma y contenido, el Deuteronomio es un libro distinto a los cuatro anteriores
del Pentateuco, ya que no es una narración histórica ni una mera codificación fría, sino
una composición oratoria del género parenético, en el que se recogen los discursos de
Moisés en Moab antes de entrar los israelitas en Canaán y al término de la gran
peregrinación por el desierto. Es como una recapitulación de los hechos ocurridos
desde el Sinaí y una nueva proclamación de las leyes básicas de la teocracia hebrea. El
tono es solemne y exhortatorio, como conviene en boca del libertador y legislador de
Israel en el momento en que se va a despedir de su pueblo una vez cumplida su ingrata
misión. La idea central de sus discursos de despedida es que sólo el cumplimiento fiel
de los preceptos divinos atraerá la bendición del Señor. No es una mera exposición de
hechos o leyes, sino que ambas cosas están envueltas en un espíritu de amor a Dios y
al prójimo. Esto es característico del Deuteronomio.
2.2 ENTREGA DE LAS PRIMICIAS DE LOS PRODUCTOS DE LA
TIERRA, PROFESIÓN DE FE DEL PUEBLO ESCOGIDO
Este capítulo se refieres a la disposición de entrega de las primicias de los productos
de la tierra a los sacerdotes en reconocimiento a los favores otorgados por el Señor al
liberar a Israel de Egipto y darle una tierra que mana leche y miel.
En la legislación mosaica se habla reiteradamente de las primicias. El deuteronomista
insiste en el carácter de reconocimiento por la protección del Señor al liberar a Israel
de Egipto e instalarle en Canaán, como había prometido a los patriarcas.
El fiel israelita deberá presentar en un canasto las primicias del producto del suelo
(cereales sobre todo) al sacerdote en el lugar elegido por el Señor, es decir, el
santuario de Jerusalén. “ recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de
la tierra que te da el Se￱or” . Al entregar los canastos, el fiel debe hacer un acto de fe
y de reconocimiento al Señor. “tú pronunciarás estas palabras en presencia del
Se￱or, tu Dios”. Y recuerda el origen no israelita de su antepasado Abraham-Jacob y
su vida errante por Canaán y Egipto, contraponiendo su azarosa situación a la actual
del israelita, asentado pacíficamente en la heredad del Señor. En Egipto, Dios
multiplicó al pueblo elegido y por fin lo liberó de la opresión. Entonces pedimos
auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y El escuchó nuestra voz. El vio
nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto
con el poder de su mano y la fuerza de su brazo”
Ahora es el Señor el que dispensa la feracidad a la tierra que mana leche y miel; “ Él
nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel”. En comparación
con las estepas del Sinaí, la tierra de Canaán era un oasis con variados frutos: trigo,
aceite, vino, etc. Quizá el deuteronomista insiste en que el israelita reconozca al Señor
como otorgador de los bienes del campo para hacer frente a la opinión popular de
atribuir a los baales cananeos la feracidad de la tierra.
Esta ofrenda de primicias debía terminar con un banquete alegre de familia, al que
debían ser invitados los necesitados: el levita y el extranjero, es decir, el forastero
asimilado a la sociedad israelita.
Es así, como con la ofrenda anual de las primicias, Israel evocaba el acontecimiento
más evidente de toda la historia de la salvación: que es siempre el amor de Dios el que
toma la iniciativa para librarnos de toda esclavitud. En la ofrenda de las primicias el
israelita declara la motivación de su gesto ofertorial: el recuerdo de las intervenciones
de Dios en favor de sus padres y de todo el pueblo, que culminan con la entrega de la
Tierra Prometida.
Nosotros tenemos muchos motivos, más aún que los antiguos israelitas, para alabar a
Dios y ofrecerle toda nuestra vida: Él nos creó, pero más aún nos redimió, en prueba
de su amor inmenso y gratuito, que está suscitando siempre nuestra correspondencia
de amor, de adoración, de entrega total. Todo cuanto tenemos es de Él, y nosotros,
llenos de amor, se lo devolvemos, con toda nuestra voluntad, libremente. Igual que el
pueblo de Israel, y con mayor razón, nosotros, que vivimos en la época de la técnica,
del progreso y del bienestar, debemos ofrecer a Dios nuestras cosas, y, sobre todo,
nuestras vidas.
3. SALMO Sal 90, 1-2. 10-15
Ante la acción de Dios, el salmo nos invita a confiar plenamente en el Señor. Participamos de esta
oración, aclamando: En el peligro, Señor, estás conmigo.
R. En el peligro, Señor, estás conmigo.
Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso, di al
Se￱or: “Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío”. R.
No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque Él te
encomendó a sus ángeles para que te cuiden en todos tus caminos. R.
Ellos te llevarán en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y serpientes. R.
“Él se entreg￳ a mí, por eso, Yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y Yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo
glorificaré”. R.
3.1 A LA SOMBRA DEL TODOPODEROSO.
Este poema tiene un marcado carácter didáctico y canta la protección qué dispensa
Dios al que se confía a su providencia. “Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien
confío”. En esta primera parte, el salmista se refiere a las seguridades conferidas al
que se confía a Dios. Leída completamente la primera parte, 1-11, observamos que se
caracteriza por el estilo brillante con atrevidas metáforas: el salmista enumera las
ventajas de confiarse al Altísimo.
La confianza en Dios no evitará al justo morir de la peste, la guerra y el hambre, ni
estará al abrigo necesariamente de las desgracias de la vida. Pero el salmista quiere
recalcar que la Providencia divina vela paternalmente por el fiel que a ella se confía,
y, en consecuencia, le salvará de muchas situaciones de peligro.
La doctrina del poema se resume en la frase de San Pablo: Si Dios está con nosotros,
¿quién estará contra nosotros? (Rom 8:31). El fiel se encuentra a la sombra de la
protección divina como el huésped en casa bien abastecida y segura. No te alcanzará
ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa, porque Él te encomendó a sus
ángeles para que te cuiden en todos tus caminos”. El Señor, pone a disposición de
sus fieles a los ángeles para que les guíen y protejan. Dios no abandona a los suyos.
Urge la necesidad de que la protección divina se extienda en esta vida al fiel. En la
perspectiva cristiana, esta vida está condicionada a las exigencias de la eterna, y, por
tanto, Dios puede permitir que sus fieles sufran aquí toda clase de calamidades, con tal
de preservarlos incólumes para el más allá.
El salmista insiste en que, contando con la protección divina, el fiel al Señor está libre
de calamidades y plagas; No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a
tu carpa”
3.2 “EL TE ENCOMENDÓ A SUS ÁNGELES PARA QUE TE CUIDEN EN
TODOS TUS CAMINOS”.
La Providencia divina llega hasta poner a sus ángeles como custodios de los suyos
para que no les alcance ningún mal. “Él te encomend￳ a sus ángeles para que te
cuiden en todos tus caminos” . La expresión del poeta es bellísima: Ellos te llevarán
en sus manos para que no tropieces contra ninguna piedra”, esto es, los ángeles
levantarán en sus manos a los fieles para que al andar no tropiecen y caigan. Es más,
el que está bajo la protección divina podrá caminar pisando animales venenosos sin
ser mordido; caminarás sobre leones y víboras, pisotearás cachorros de león y
serpientes”. La expresión ha de entenderse en sentido amplificado, para encarecer el
cuidado excepcional que el Señor tiene de los suyos.
“Él se entreg￳ a mí, por eso, Yo lo libraré; lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y Yo le responderé. Estaré con él en el peligro, lo defenderé y lo
glorificaré”. R.
El Señor, se siente obligado a libertar y proteger Yo lo libraré; lo protegeré” al que
en todas las circunstancias permanece adherido a Él, reconociéndole como
Dios: “conoce mi nombre”, expresión que equivale a hacer profesión al Señor. Por eso
le invoca en la tribulación, seguro de que su Dios no le dejará abandonado. Estaré
con él en el peligro, lo defenderé y lo glorificaré”. El Señor, promete escucharle y
liberarle, rehabilitándole socialmente y glorificándole ante los que han sido testigos
del auxilio divino prestado
4. SEGUNDA LECTURA
Esta lectura aborda otro ángulo de nuestra conversión: no tenemos fuerza para con vertimos
profundamente. No podemos mejorar nuestras vidas con facilidad. La conversión es un don de Cristo.
El murió y resucitó para hacer posible nuestra conversión.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 10, 5-13
Hermanos: Moisés escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: “El hombre
que la practique, vivirá por ella”. En cambio, la justicia que proviene de la fe habla
así: “No digas en tu coraz￳n: ¿quién subirá al cielo?”, esto es, para hacer
descender a Cristo. O bien: “quién descenderá al Abismo?”, esto es, para hacer
subir a Cristo de entre los muertos. Pero ¿qué es lo que dice acerca de la justicia de
la fe? “La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu coraz￳n”, es decir, la palabra
de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el
Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para
obtener la salvaci￳n. Así lo afirma la Escritura: “El que cree en El, no quedará
confundido”.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo
Se￱or, que coima de bienes a quienes lo invocan. Ya que “todo el que invoque el
nombre del Se￱or se salvará”.
Palabra de Dios.
4.1 LA PROFESIÓN DE FE DEL QUE CREE EN JESUCRISTO
Ni los judíos pueden buscar apoyo en la Ley para defender su punto de vista, pues la
Ley, con sus instituciones y prescripciones, está ordenada hacia Jesucristo y debe
conducir a creer en El, llegando entonces a su “fin” o plenitud.
San Pablo pone frente a frente las dos justicias, la que proviene de la Ley; “En
cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: “No digas en tu coraz￳n: ¿quién
subirá al cielo?”, esto es, para hacer descender a Cristo” y la que proviene de la
fe; “¿qué es lo que dice acerca de la justicia de la fe? “La palabra está cerca de ti,
en tu boca y en tu coraz￳n”, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos” ,
concluyendo que es ésta la única aceptable lo mismo para judíos que para
gentiles; “Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el
mismo Se￱or”. Para hablar de la primera, San Pablo se apoya en Lev 18:5: “ “El
hombre que la practique, vivirá por ella”.
La misma cita, y en contexto muy parecido, hace también en Gal 3:12. Esa “vida” a
que se refiere el texto del Levítico no es meramente la vida temporal, ni tampoco la
vida futura, de que el Pentateuco no habla, sino la vida en amistad con Dios,
prácticamente equivalente a la “justicia” de que se viene hablando. Lo que el Apóstol
parece intentar con esa cita del Levítico es hacer ver que en la economía de la Ley
cada uno había de labrarse su “justicia,” cumpliendo exactamente todos sus preceptos,
cosa muy difícil de realizar (cf. Hech 15:10), y, desde luego, imposible sin el auxilio
de la gracia interior, que no se daba en virtud de la Ley precisamente, sino en virtud
de la fe. La Ley, en cuanto tal, es decir, como contrapuesta a la fe y, por tanto, aislada
de la gracia, más bien era ocasi￳n de pecados, ofreciendo una “justicia” a la que era
imposible llegar.
Al contrario, la “justicia” proveniente de la fe es fácil de alcanzar. Es la idea que San
Pablo trata de inculcar en los, valiéndose de las mismas expresiones empleadas por
Moisés con referencia a la Ley (cf. Dt 30:11-14). Moisés ha dicho de la Ley que, para
conocerla, no es necesario subir al cielo ni atravesar los mares..; con mayor razón
debe decirse esto del Evangelio, pues no es necesario subir al cielo; “ para hacer
descender a Cristo” , puesto que ya bajó en la encarnación, ni “descender al
abismo” para hacerle subir, puesto que ya resucitó de entre los muertos, sino que basta
con escuchar la doctrina predicada por los apóstoles, creyendo con el corazón y
confesando con la boca que Jesús es el Señor y que ha resucitado; Porque si
confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo
resucit￳ de entre los muertos, serás salvado”
“La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu coraz￳n”, señalan claramente el
doble aspecto (interior y exterior) que ha de revestir la fe cristiana.
En síntesis, por la fe en Cristo nos es posible a todos los hombres la regeneración y la
reconciliación con Dios entre nosotros mismos. San Agustín comenta este pasaje:
“Creamos en Cristo crucificado, pero resucitado al tercer día. Esta fe, la fe por la cual
creemos que Cristo resucitó de entre los muertos es la que nos distingue de los
paganos... El Ap￳stol dice: “Pues si crees en tu coraz￳n que Jesús es el Se￱or y
confiesas con tu boca que Dios lo resucit￳ de entre los muertos, te salvarás” (Rom
10,9). Creed en vuestro corazón... Pero sea vuestra fe la de los cristianos, no la de los
demonios...”
“Pregunta a un pagano si fue crucificado Cristo. Te responderá: “Ciertamente”.
Pregúntale si resucitó y te lo negará. Pregunta a un judío si fue crucificado Cristo y te
confesará el crimen de sus antepasados. Pregúntale, sin embargo, si resucitó de entre
los muertos; lo negará, se reirá y te acusará. Somos diferentes... Si nos distinguimos
en la fe, distingámonos, de igual manera, en las costumbres, en las obras,
inflamándonos la caridad” (San Agustín, Serm￳n 234,3).
5. EVANGELIO
Jesús es tentado en el desierto. Él fue allá para rezar largo y prepararse a una misión
que implicaba luchar contra el mal. Así la Cuaresma es una invitación para orar por la
conversión. Jesús venció la tentación y nos enseñó a superarla.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4, 1-13
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por
el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No
comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo
entonces: “Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan”.
Pero Jesús le respondi￳: “Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan”.
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los
reinos de la tierra y le dijo: “Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos,
porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante
de mí, todo eso te pertenecerá”. Pero Jesús le respondi￳: “Está escrito: Adorarás al
Se￱or, tu Dios, y a Él solo rendirás culto”. Después el demonio lo condujo a
Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: “Si tú eres Hijo de
Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: El dará órdenes a sus ángeles para
que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no
tropiece con ninguna piedra”. Pero Jesús le respondi￳: “Está escrito: No tentarás al
Se￱or, tu Dios”. Una vez agotadas todas las formas de tentaci￳n, el demonio se
alejó de Él, hasta el momento oportuno.
Palabra del Señor.
5.1 EL TRIUNFO SOBRE SATANÁS
Ciertamente, este relato es uno de los más enigmáticos de toda la tradición evangélica.
El relato que nos presenta el Evangelio de Lucas, es igual que el de Mateo, sólo que
Lucas invierte el orden de las dos últimas tentaciones que relata Mateo.
Nuestro Señor Jesucristo, en Jerusalén triunfa por primera vez sobre Satán, y en
Jerusalén, en el Calvario, triunfará definitivamente sobre él. Termina su relación
diciendo que el diablo se retir￳ de él hasta el “momento oportuno”; pero, aunque falta
el artículo, quiere señalar directamente la pasión, ya que, terminadas las tentaciones,
Cristo comienza su vida pública.
Si en las “tentaciones” se lo presenta como el Mesías auténtico, profético, el triunfo
triple sobre Satán lo presenta también como el Mesías vencedor contra Satán, en su
lucha contra el reino. Pues “si arrojo a los demonios con el Espíritu de Dios es que ha
llegado a vosotros el reino de Dios” (cf. Mt 12:28).
El diablo, el demonio, Satanás, significa, conforme a su etimología, “arrojador,” en
sentido de acusador, calumniador o tentador. Su oficio es triple en la literatura
rabínica: solicitar al hombre al pecado (cf. Zac 3:1; Job 2:6ss), acusarlo luego ante el
tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle “el ángel de
la muerte.”
5.2 CONDUCIDO POR EL ESPÍRITU AL DESIERTO
“Jesús, lleno del Espíritu Santo, regres￳ de las orillas del Jordán y fue conducido
por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta
días”.
Jesús, sometido en todo a la acción del Espíritu Santo, va “al desierto.” El Espíritu “lo
lleva”, “fue conducido”. Se entiende que es el desierto de Judea. Va al desierto para
ser “tentado” por el demonio. También podemos entender “tentado” ser sometido a
prueba.
El desierto aparece en la literatura judía y oriental como lugar donde moraba: los
malos espíritus, y en especial los demonios (Mt 12:43; Lc 11:24; cf. Is 13:21; Tob 8:3;
Bar 4:35). Pero tiene también otro sentido mesiánico, además de lugar de penitencia y
aislamiento. Las comunidades de esenios y Qumrán son un claro ejemplo de ello.
5.3 “SI TÚ ERES HIJO DE DIOS, MANDA A ESTA PIEDRA QUE SE
CONVIERTA EN PAN”.
El tiempo que establecen los evangelistas para esta tentación es de cuarenta días y
cuarenta noches, cifra de ambiente bíblico. Así, el diluvio (Gen 7:12); la estancia de
Moisés en el Sinaí (Ex 24:18); los años de Israel en el desierto (Núm 14:33-34); años
de una generación.
Fue durante este período de cuarenta días cuando se dice que Jesús experimentó
tentaciones. La primera está perfectamente situada. Jesús ayunó cuarenta días y sintió
hambre. “Si eres Hijo de Dios,” le dice el tentador, con cuya respuesta esperaba saber
si era el Mesías o no, que transforme estas piedras en pan. Sugerencia bajo capa de
piedad: que no sufra un privilegiado hijo de Dios.
Jesús le contesta con un argumento de la Escritura: “Está escrito.” La palabra de Dios
cierra toda discusión. “El hombre no vive s￳lo de pan , sino de toda palabra que sale
de boca de Dios” (Dt 8:3). Cristo alude aquí al sentido espiritual de confianza en la
omnipotencia de Dios, en función de otra vida superior, a la que hay que atender con
preferencia. Que es lo que Jesús recordará más tarde junto al pozo de Siquem: “Mi
alimento es hacer la voluntad de aquel que me envi￳” (Jn 4:34). Por eso dijo a sus
discípulos: “Yo tengo una comida que vosotros no sabéis” (Jn 4:32).
Jesucristo pudo hacer el milagro. Pero éste no debe hacerse inútilmente. El abandono
al Espíritu y a la Providencia fue el medio para rechazar la tentación. La Escritura, con
todos los procedimientos y sentidos rabínicos, cerraba toda discusión.
5.4 TE DARÉ TODO ESTE PODER Y EL ESPLENDOR DE ESTOS
REINOS
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los
reinos de la tierra y le dijo: “Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos,
porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si tú te postras delante
de mí, todo eso te pertenecerá”
En la segunda tentación, (tercera en Mateo) el demonio interviene para que Jesús vea
los reinos del mundo y su atracción. Se trata de un hecho análogo al que se lee en Ez
40:2; y que se realiz￳ “en visi￳n”: “Me condujeron y me pusieron sobre un monte
muy alto.” Es una visi￳n imaginativa y fantasmag￳rica, ya que naturalmente es
imposible; aparte que Lucas lo insinúa al decir que fue “en un instante”. “Te daré
todo este poder y el esplendor….Si tú te postras delante de mí”, le dijo el tentador.
Los judíos contemporáneos de Jesús esperaban un Mesías político y nacional, que
aparecería con pompa dominación y prodigios. Así se presentaron una serie de
pseudomesías, como se ve en los evangelios (Mc 10:35ss; Lc 24:21; Jn 6:15). No es
que el diablo tenga dominio sobre el mundo. Únicamente en el sentido de que influye
en sembrar el mal, Jesús le llamó “príncipe de este mundo” (Jn 12:31), y San Pablo le
llega a llamar “Dios de este mundo” (2 Cor 4:4). Por eso Jesús, citando de nuevo la
Escritura (Dt 6:13), desenmascara la falta de sus poderes y le ordena que se
aparte: “Está escrito: Adorarás al Se￱or, tu Dios, y a Él solo rendirás culto”. Sólo a
Dios se puede adorar y temer como fuente y dador de todo poder.
“Una vez agotadas todas las formas de tentaci￳n, el demonio se alejó de Él, hasta el
momento oportuno”. No directamente, pero sí indirectamente, tentó luego a Jesús a
través de los fariseos y saduceos, queriendo intimidarle en el desarrollo de su
mesianismo; de las turbas, que querían hacerle rey temporal; de los que intervinieron
en la pasión. Todos colaboraron a aquel momento, del que Jesús dijo: “Viene el
príncipe de este mundo contra mí” (Jn 12:31).
5.5 “SI TÚ ERES HIJO DE DIOS, TÍRATE DE AQUÍ ABAJO
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y
le dijo: “Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: El dará
órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden. Y también: Ellos te llevarán en sus
manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”. Pero Jesús le
respondió: “Está escrito: No tentarás al Se￱or, tu Dios”.
La tercera (segunda en Mateo) es de tipo espiritual. Aunque las expresiones “el
demonio condujo a Jesús” de Lucas, el verbo “conducir o llevar” de puede también
indicar incitar a algo.
Desde allí, el diablo interviene para que Jesús esté en la “Ciudad Santa,” Jerusalén, y
sea “puesto” sobre el pináculo del Templo, la parte más alta, probablemente era la
techumbre de uno de los pórticos dentados del recinto general del Templo, donde se
lograría mejor la espectacularidad de la propuesta.
Según Josefo, (Historiador Judío) la vista del Cedr￳n desde el “p￳rtico real” causaba
vértigo: más de 180 metros. Desde el “pináculo” despe￱aron a Santiago el Menor el
año 62, y éste debe de ser un punto de la muralla oriental.
En una de las concepciones rabínicas se contaba precisamente que el Mesías se
revelaría estando de pie, sobre el techo del Templo, para anunciar a Israel que su
redención había llegado. En aquel ambiente, y a la hora de los sacrificios, hubiese sido
un prodigio tal que acusaría ser él el Mesías.
De nuevo Jesús rechaza la tentación con la Escritura: “No tentarás al Se￱or tu
Dios,” que se refiere al Dt 6:16, y se alude con él al pasaje del Éxodo cuando, faltos
de agua en el desierto, exigían los israelitas a Moisés un milagro . “¿Por qué tentáis al
Se￱or” les dijo Moisés (Ex 17:2). Nuevamente Jesús, confiando en la providencia de
Dios, rechaz￳ la tentaci￳n. No era “confiar” en Dios arrojarse temerariamente,
exponiendo su vida, y esperar que Dios milagrosamente lo salvase. Los ángeles
protegen al “justo” (Sal 91:11ss), pero no al temerario suicida. Y esto suponiendo que
no le propusiese tirarse, por lo descabellado, desde 180 metros.
5.6 TENTACIONES MESIÁNICAS
¿Qué intención tienen los evangelistas al describir estas “tentaciones”? Algunos, en la
antigüedad, pensaron en una victoria ejemplar y eficiente de Cristo sobre las
tentaciones y pecados genéricos de los hombres: gula, vanagloria, soberbia, que cita
San Juan (1 Jn 2:16). Así se podía Cristo compadecer de nosotros y animarnos en la
lucha: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). Para otros significan la absoluta
impecabilidad de Cristo: “¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?” (Jn 8:46). Otros
querían ver que en el desierto donde Israel fue tentado y pecó, Cristo supera aquella
conducta. Y hasta se pensó que, contra el pecado del paraíso, él era el nuevo Adán.
La interpretación general, sin embargo, es que tienen un valor mesiánico. Jesucristo es
tentado en cuanto Mesías, pues el diablo le dice: “Si eres Hijo de Dios,” palabras que
se refieren directamente al Mesías, aunque en esta redacción literaria, van a tener el
sentido del Mesías-Dios.
Se producen, además, en el desierto, símbolo y escenario de la edad mesiánica. Ya en
tiempos de los profetas existía la tradición según la cual el tiempo de la restauración
de Israel, los tiempos mesiánicos, se verán precedidos de un período más o menos
largo en el que se repitan las experiencias del pueblo de Dios en su peregrinación por
el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Pero, sobre todo, esta corriente de
ideas penetraba íntimamente la conciencia del judaísmo contemporáneo de Jesús.
Estaban convencidos de que el Mesías había de venir del desierto y que inauguraría la
era mesiánica repitiendo la fenomenología del desierto.
En este marco ideal del desierto es donde se comprende bien todo el sentido profundo
del mesianismo que en esta escena se contiene. Todos los elementos concurren a ello:
la cifra de cuarenta días, las citas del Deuteronomio, el “maná,” la condena de la
idolatría recordando la escena del “becerro de oro,” son sucesos todos del pueblo de
Israel en el desierto. Todo ello hace ver que el sentido de estas tentaciones fue
mesiánico.
5.7 UN RELATO ENIGMÁTICO, UN MISTERIO QUE DIOS TRAZA
Se comprende bien que Cristo, después del bautismo y antes de su vida pública de
Mesías, se hubiese retirado algún tiempo a la oración, como hacía en otras ocasiones,
máxime en momentos trascendentales, y que fuese este lugar una región desértica.
Sin embargo, ciertamente, este relato es uno de los más enigmáticos de toda la
tradición evangélica.
Primero, ¿por qué el Mesías va al desierto a “ayunar” y a ser “tentado por el
demonio,” y para ello, además, es “conducido” o “llevado” por el Espíritu Santo? Es
ya un misterio, pero que Dios traza. Son los planes de Dios.
Y en estas “tentaciones” A prueba,” en la primera — ¿y por qué el Mesías tiene
“hambre”? — no se resuelve por el expediente fácil del milagro, sino por el abandono
a la Providencia de Dios. Si se hubiese hecho conforme a la proposición diabólica, el
Mesías no seguiría el mesianismo profético, espiritual y de dolor (Isaías), que Dios
trazó.
La segunda “tentaci￳n” era exponer que Jesucristo no recibe el poder de Satanás —
como los fariseos decían de los milagros de Jesús —, sino de Dios. No era por
recursos políticos — piénsese en tantos tronos de entonces logrados por sangre, en el
fondo, por Satán —. Es verdad que en el salmo 2:6.8 se prometen al Mesías los reinos
de la tierra. Pero éstos no le vienen por donación de Satán, que no tiene, sino de
Yahvé. Lo llamaron en vida “endemoniado” y que realizaba prodigios en virtud del
diablo. Es aquí la proclamación de los poderes mesiánicos, y del mesianismo
universal, que Dios le dio.
La tercera “tentaci￳n,” la espectacular, de bajar en la hora esplendente del Templo en
manos de ángeles — ¿la gente vería los ángeles? —, era provocar el mesianismo por
aclamación de triunfalismo espectacular. Lo que no era el Mesías profético, que
triunfaría, finalmente en la cruz.
5.8 MIENTRAS ESTEMOS CIMENTADOS EN CRISTO,
PARTICIPAREMOS DE SU SEGURIDAD
"A sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos" ( Sal 90,11). El
diablo conoce bien esta promesa porque la supo utilizar en la hora más álgida de la
tentación; sabe bien cuál es nuestra fuerza y nuestra debilidad. Pero no tenemos nada
que temer si permanecemos a la sombra del trono del Altísimo.
Mientras estemos cimentados en Cristo, participaremos de su seguridad; él ha hecho
añicos el poder de Satanás [...] y de ahora en adelante los espíritus malignos, en vez de
tener poder sobre nosotros, tiemblan y se espantan a la vista de un verdadero cristiano.
Pues saben que poseen lo que les hace vencedores; que pueden, si quieren, mofarse de
ellos y ponerlos en fuga. Los espíritus malignos lo saben bien y lo tienen muy
presente en todos sus asaltos; sólo el pecado les da poder sobre ellos, y su gran
empeño consiste en hacerles pecar, en sorprenderles en el pecado, sabiendo que no
hay otro modo de vencerlos.
“Por eso, hermanos míos, no seamos ignorantes de sus planes, sino, conociéndolos
bien, vigilemos, oremos, ayunemos, permanezcamos bajo las alas de Altísimo, que es
nuestro escudo y auxilio (J. H. Newman, Sermón liturgici, Fossano, s.f., 144).
El Señor les Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
(La referencias de esta Reflexión Estudio del Evangelio están tomadas de la Biblia
Nácar-Colunga)
I DOMINGO DE CUARESMA CICLO C
Publicado en este link: PALABRA DE DIOS
Fuentes Bibliográficas: Biblia Nácar Colunga y Biblia de Jerusalén
Algunos conceptos están tomados de los comentarios a los Evangelios por Manuel de
Tuya, O. P.
Biblia Comentada, Adaptación Pedagógica: Dr. Carlos Etchevarne, Bach. Teol.
Intimidad Divina, Fr. Gabriel de Santa M. Magdalena ocd.
www.caminando-con-jesus.org
caminandoconjesus@vtr.net