PRIMERA SEMANA DE CUARESMA 2013
Lunes
Mt. 25, 31-46
Breve Introducción.
En la conclusión del discurso escatológico, Mateo describe con cierta
grandiosidad la venida de Jesús, Mesías triunfante, que introduce a los
elegidos a la plenitud del Reino. Esta grandiosa escena del juicio sin caer en
ninguna fantasía del cuándo y del cómo se va a realizar, nos obliga a tener
presente a lo largo de nuestra vida histórica la realidad del juicio final, para
construir la existencia cotidiana en una prospectiva del encuentro con
Jesucristo que se hace presente ahora en los pobres.
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°°°°°°°°°°°°°°°°°En este tramo del Evangelio de Mateo nos encontramos
con una síntesis de la doctrina y de la exigencia de todo el Evangelio: Jesús
es juez y salvador de todos los hombres. Cada ser humano será juzgado en
el Amor y con amor.
Aún aquellos que no han conocido a Cristo, no han podido establecer
un contacto con El por el hecho de ser de la raza humana, tienen una
relación absoluta con Jesucristo porque El es el Salvador de todos y a quien
todos han de rendir cuenta de sus actos. El ser humano, varón o mujer,
tengan conciencia o no, todo acto de amor que realicen en esta vida tiene
relación con Jesucristo, porque todo hombre es hermano de Jesucristo en el
plan de Dios, Padre de la humanidad. Por este motivo aún aquellos no
cristianos si son hombres de buena voluntad, participan en la redención de
Cristo Jesús (es el caso de hablar del “bautismo de deseo” o como también
se lo llama cristianos anónimos).
Lo que cuenta en la vida de cada uno de los seres humanos es el
amor. Quien ha poseído un amor verdaderamente auténtico hacia los demás
seres humanos, sin saberlo ha poseído y vivido al mismísimo Dios, que es
Amor. Porque “donde hay Amor… allí está Dios”, se canta en una oración
pascual, entonces es todo una riqueza espiritual el conocimiento de Dios (la
ciencia teológica) pero si no sirve para tener más amor a los demás, no
sirve para la salvación personal.
Cuaresma nos compromete a amar más a Dios cuyo signo es el amor
al prójimo, a los hermanos y hermanas del mundo entero (cfr. 1 Carta de
Ju an 3, 11-24)