Lectio Divina: II Domingo de Cuaresma, Ciclo C
Autor: P. Chuno, C.M.
LA PALABRA HOY: Génesis 15,5-12.17-18; Salmo 26; Filipenses 3,17-4,1; Lucas
9,28-36.
Ambientación: Para toda la cuaresma: un camino de papel. Una flecha grande de
papel con la inscripción: “hacia la Pascua”. Vela grande con una imagen de Cristo
Resucitado o Señor de la Misericordia .
Cantos sugeridos: Tan cerca de mí. Jesús estoy aquí.
Ambientación
Jesús, en medio del camino hacia Jerusalén, donde le espera la muerte, muestra su
rostro luminoso, el de Hijo de Dios. Hoy también nosotros ponemos nuestra
confianza en el Señor crucificado y resucitado. Esta confianza es la que nos
mantiene firmes a pesar de los obstáculos del camino.
Oración inicial
Señor Jesús,
en estos días de cuaresma,
danos también a nosotros la gracia
que diste a Pedro, Santiago y Juan,
de conocerte vivencialmente,
para que viendo tu manifestación
y reconociendo el testimonio
que el Padre dio de ti,
reconociéndote como su HIJO elegido,
te escuchemos y te sigamos,
asumiendo tus enseñanzas,
haciendo nuestro tu estilo de vida,
viviendo a tu manera.
Regálanos la gracia de encontrarte
vivo y presente en tu palabra escrita,
para que cada vez te conozcamos más
y hagamos vida lo que Tú nos has dejado en ella.
Ayúdanos a vivir lo que nos pides
amando como Tú,
teniendo tus mismos sentimientos y actitudes.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 9, 28-36
Motivación: En el camino hacia la cruz, Jesús quiere animar a sus discípulos y les
manifiesta su verdadera identidad. Pedro, Santiago y Juan, en representación de
todos nosotros, reciben una invitación: Subir a la montaña. Encarar el camino de la
vida en compañía de Jesús. Sentirle cercano, convivir con Él, escucharle,
transformará nuestra vida y nos hará ver con otros ojos la realidad. Escuchemos:
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿A qué discípulos invita Jesús a tener esta experiencia de la transfiguración? ¿A
dónde van?
¿Qué sucede con Jesús? ¿Cómo se describe su transformación? ¿Cómo reacciona
Pedro?
¿De qué hablaban Jesús, Moisés y Elías? ¿A quiénes representan estos dos
personajes del Antiguo Testamento?
¿Cuál es el mandato que reciben los discípulos? ¿De dónde procede la voz?
¿Cómo termina la escena?
Otros textos bíblicos para confrontar: Mateo 17,1-8; Marcos 9,2-10; Marcos 5,37;
Marcos 14,40; Marcos 16,5.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Nosotros queremos tomar en serio la invitación de Dios: Este es mi
Hijo elegido, escúchenlo. Por eso la Iglesia, nos anima a contemplar el rostro
luminoso de Jesús, aunque muchas veces esté velado por la sombra oscura de la
cruz.
Dios Padre nos pide escuchar a su HIJO, ¿de qué manera lo hago?, ¿cuál es mi
actitud en este sentido?
Escuchar es obedecer, siendo así, aquello que sé del Señor, su Palabra, ¿es para mí
norma de vida y de conducta o es solo información? A lo largo de mi día a día,
¿busco iluminar mis actitudes y mi manera de ser con lo que el Señor quiere y
espera de mi?, ¿cómo?
¿Cómo me ayudan los momentos de transfiguración ante las dificultades que a
veces encuentro en mi seguimiento de Jesús?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Como Jesús, vamos a subir al monte donde podemos orar y
experimentar la presencia de Dios. Queremos que la oración transforme nuestra
vida y nuestro compromiso, para que manifestemos en nosotros la gloria de Dios.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 26).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: Para san Vicente, Jesús es el esplendor del Padre, la luz que ilumina a
toda persona, la imagen perfecta del hombre nuevo, de la mujer nueva. Por eso
nos invita a contemplarlo:
Miremos al Hijo de Dios: ¡qué corazón tan caritativo! ¡qué llama de amor! Jesús
mío, dinos, por favor, qué es lo que te ha sacado del cielo para venir a sufrir la
maldición de la tierra y todas las persecuciones y tormentos que has recibido. ¡Oh
Salvador! ¡Fuente de amor humillado hasta nosotros y hasta un suplicio infame!
¿Quién ha amado en esto al prójimo más que tú? Viniste a exponerte a todas
nuestras miserias, a tomar la forma de pecador, a llevar una vida de sufrimiento y
a padecer por nosotros una muerte ignominiosa; ¿hay amor semejante? ¿Quién
podría amar de una forma tan supereminente? (XI, 555)
Cuaresma: un tiempo para SUBIR: dedicar un buen tiempo a la contemplación de
Jesús mediante la oración. Un tiempo para BAJAR: qué acciones puedes realizar
esta semana para “transfigurar” tu realidad personal, familiar, comunitaria…?
Oración final
PADRE BUENO, danos tu Espíritu Santo
para escuchar tu HIJO…
para conocerte siempre más…
para aprender de tu HIJO a amar sin condiciones…
para realizar tu proyecto de amor…
para manifestar el amor que nos tienes…
para darte a conocer con nuestra vida…
para dar testimonio de ti…
para anunciar tu Buena Nueva…
para encontrar en ti la vida…
para ser instrumentos de tu amor…
para vivir de acuerdo a tu voluntad…
para hacer vida las Escrituras…
para proclamar que solo Tú eres Dios…
para que en ti encontremos vida y salvación…
para imitar a tu HIJO… AMÉN.
Con permiso de somos.vicencianos.org