II Semana de Cuaresma
Martes
La pureza de corazón es el amor y sinceridad con que hacemos las cosas.
“En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos y les
dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no
imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y
las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo
quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los
hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas
del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros
asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la
gente les llame "Rabbí".
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno
solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis
a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro
Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Doctores", porque
uno solo es vuestro Doctor: Cristo. El mayor entre vosotros será
vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se
humille, será ensalzado»” (Mateo 23,1-12) .
1. Jesús, te diriges a la gente y dices: «En la cátedra de Moisés se
han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad
todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no
hacen”. Ante una actitud de poder en el mundo, nos dices, Señor que « el
primero entre vosotros será vuestro servidor ». Como tú, que no has
venido a ser servido sino a servir y dar la vida por nosotros. En este camino
cuaresmal, nos preguntamos hoy: ¿qué defecto o mala costumbre voy a
corregir? ¿Qué propósito, de los que he hecho tantas veces en mi vida, voy
a cumplir estos días?
La hipocresía puede ser precisamente el pecado de «los buenos».
Benedicto XVI nos da una lección de humildad al presentar su renuncia, y
llevar a la práctica en su vida lo que piensa que necesita la Iglesia. Yo, en
mi examen, pienso si procuro vivir lo que aconsejo. Si aconsejo lo que
procuro también yo hacer vida mía. Ante una sociedad puritana, de
apariencia como en los tiempos de Jesús, ¿buscamos la alabanza de los
demás y los primeros puestos? Señor, « da luz a mis ojos para que no
duerma en la muerte ᄏ (Antífona de entrada)… y ᆱ que esta Eucaristía
nos ayude a vivir más santamente » (poscomunión; J. Aldazábal).
Sigues denunciando, Señor: “Atan cargas pesadas y las echan a
las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres” .
Pensemos en una cultura de opresión contra los esclavos en épocas
pasadas. Contra los campesinos en la época feudal. Contra los obreros en la
sociedad industrial. Contra las conciencias, en algunos ambientes religiosos,
en algunas épocas…
“Se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del
manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros
asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la
gente les llame "Rabbí". Las "filacterias" eran unas bandas de cuero que
llevaban en la frente y alrededor del brazo izquierdo, con unos cofrecitos
que contenían textos de la Ley. Los "flecos" (orlas) eran como los que
suelen verse en algunos chales. Estos dos detalles en el vestuario eran
obligatorios según la Ley de Moisés. Pero a los fariseos les gustaba llevarlos
muy aparatosos para mostrar así su acatamiento a la Ley y para recibir
honores por ello. Este orgullo toma, hoy, nuevas formas.
“Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno
solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis
a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro
Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Doctores", porque
uno solo es vuestro Doctor: Cristo”. Es una llamada a la sencillez. –
“Sois todos hermanos”. Fórmula esencial.
El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se
ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»”. Los
hechos son las mejores palabras, en la relación con los demás. «Hoy más
que nunca, la Iglesia es consciente de que su mensaje social se hará creíble
por el testimonio de las obras, antes que por su coherencia y lógica interna»
(decía Juan Pablo II, que fue también una persona coherente, que estuvo
en la Cruz hasta el final). Es una llamada a la coherencia: «sólo la relación
entre una verdad consecuente consigo misma y su cumplimiento en la vida
puede hacer brillar aquella evidencia de la fe esperada por el corazón
humano; solamente a través de esta puerta [de la coherencia] entrará el
Espíritu en el mundo» (Benedicto XVI, que tiene con su renuncia una idea
también heroica, aunque distinta del papa anterior, de la duración de su
ministerio).
La coherencia hoy día no está de moda. Significa ser yo mismo, ser
auténtico. La clase intelectual europea que fue comunista en los años 70,
luego se ha pasado a otras corrientes sin decir ni siquiera un “me
equivoqué”, sin que aquellos profesores de Historia o Filosofía dijeran:
“estaba vendido al sistema, no pensaba por mí sino por la moda”. Hay como
un afán de éxito y gloria que hace decir a muchos lo que conviene.
Recuerdo a un amigo que expuso en una reunión unas ideas que me
parecieron vacías. Pensé que las había dicho para quedar bien, para gustar,
y le pregunté: “de todo esto, ¿tú en realidad qué piensas?” y me contestó
tranquilo: “yo ya no sé lo que pienso”. Sabía lo que convenía decir, no sabía
lo que era verdad. Ser mercenario, querer agradar, por conseguir un cargo,
en el fondo es ser mezquino, no ser honrado conmigo mismo, es el amor
desmesurado a la gloria propia, cosa que va contra el espíritu sencillo del
sabio. Es la insinceridad del intelecto con respecto a mi vida, la culpable
dicotomía entre la mente y el corazón, la inteligencia y el amor, entre ideas
e ideales.
¿Cuáles son los síntomas que me dan pistas para diagnosticar esta
enfermedad funesta? En primer lugar, la ausencia de contemplación, la falta
de reposo en el ser, estar “entre-tenido” (tenido entre cosas) en lugar de
“tenerse-a uno mismo” (autoposeerse, en lo que está la libertad). Lo malo
es el mariposeo, el diletantismo y la indiscreción, la preocupación
intelectualoide más que intelectual, que muchas veces va unida a la envidia
intelectual. Lo bueno es buscar la verdad, lo auténtico, dar de lo que se
vive, y esto será lo que pervive en el tiempo, los frutos que perduran, lo
demás se pudre. Para un cristiano, todo queda referido al modelo, Cristo, y
ofrecido al Padre Dios. Entonces, no hay polilla o polvo, no hay
preocupaciones por la precariedad, siguiendo el ejemplo y los consejos de
Jesús: “ no os preocupéis por vuestra vida ...” Entonces la coherencia es
testimonio fiel, martirio, pues muchos sufren por la verdad (desde el
antiguo Sócrates, Tomás Moro… hasta nuestros días). Las palabras no serán
entonces ficticias, sino parte de mi vida; no esclavizantes, ni tendrán un
motivo de gloria humana; sino hacer el bien. El vivir no se desliga del
contemplar, ni del dar la vida, la verdad me lleva a ser verdadero y en la
medida que soy verdadero, soy. En todo pongo un poco de mi corazón, y un
trozo de alma, un pedazo de mi vida, en una unidad que me recuerda lo
que decía una hija de Tomás Alvira: “todo en mi padre era verdad: por eso
era tan buen educador”.
Jesús es el ejemplo supremo de humildad y de entrega a los demás,
de autenticidad y valentía en defender la verdad: “ Ejemplo os he dado
para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros” (Jn
13,15). El Señor nos invita a seguirle y a imitarle, y nos deja una regla muy
sencilla, pero exacta, para vivir la caridad con humildad y espíritu de
servicio: “ Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros,
hacedlo también vosotros con ellos” (Mt 7,12). Así, todo lo que nos
gusta: que nos comprendan cuando nos equivocamos, que nadie hable mal
a nuestras espaldas, que se preocupen por nosotros cuando estamos
enfermos, que nos exijan y corrijan con cariño, que recen por nosotros...
son las cosas que, con humildad y espíritu de servicio, hemos de hacer por
los demás.
2. Isaías nos anima a buscar la conversión del corazón, profetizando
lo que dice Jesús el evangelio de hoy, cuando condena duramente a los
fariseos « que dicen y no hacen ᄏ: “ Oíd la palabra del Señor ”. –
Escuchad la orden de nuestro Dios ...” Dios se compromete en su
palabra; es una palabra activa que lleva a la acción: -“ Lavaos, purificaos ”.
Todo el mal del mundo sucede ante los ojos de Dios. –“ Apartad de mi
vista vuestras fechorías. Desistid de hacer el mal... Aprended a
hacer el bien.. .” Pensaban que eran buenos por sus ritos cultuales. Pero se
nos dice: –“ Buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced
justicia al huérfano, defended a la viuda ”. Es a mí a quien me hablas,
Señor, soy «invitado» a darme, a comprometerme, a luchar por la justicia,
por el bien de mis hermanos. Esto es lo que Tú esperas de mí para borrar
mis pecados. Y puedo hacerlo a través de mi vida ordinaria, profesional y
social. Pienso en una sociedad llamada “cristiana” que permitía lo que
leemos en Misericordia de P. Galdós , tantas injusticias sociales… en aquel
desenlace de la guerra civil española, las guerras mundiales o los genocidios
como el de Rwanda en 1994/1997… El oráculo de hoy arremete contra
esto… es una llamada a la conversión... Sodoma y Gomorra son símbolos de
todo pecado social.
–“ Si vuestros pecados son rojos como el carmesí pasarán a ser
blancos como la nieve. Si son rojos como la púrpura, serán como la
lana blanca, y podrán comer de lo sabroso de la tierra » que Dios
prepara. Rezamos hoy: « Señor, vela con amor continuo sobre tu
Iglesia; y, pues sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta
en la debilidad humana, protege a tu Iglesia en el peligro y
mantenla en el camino de la salvación » (Colecta). Gracias, Señor, por
repetirme esas cosas. Ch. Péguy dirá que Dios es capaz de «hacer aguas
puras con aguas de desagüe», «almas puras con almas gastadas»...,
«almas blancas con almas sucias»... –“Si aceptáis obedecer, comeréis lo
bueno del país”. Promesa de felicidad (Noel Quesson).
3. El Salmo nos anima a vivir la religión con el amor a los demás, con
el buen consejo, corregir, animar, perdonar, consolar… dice: “ El que ofrece
sacrificios de alabanza, me honra de verdad; y al que va por el buen
camino, le haré gustar la salvación de Dios ". Así nuestra Cuaresma
será un éxito, como el que va a una fiesta con un vestido espléndido. « Te
rogamos, Señor, que esta Eucaristía nos ayude a vivir más
santamente, y nos obtenga tu ayuda constantemente »
(Poscomunión).
Llucià Pou Sabaté