Lectio Divina: III Domingo de Cuaresma, Ciclo C
Autor: P. Chuno, C.M.
LA PALABRA HOY: Éxodo 3,1-8.13-15; Salmo 102; 1 Corintios 10,1-6.10-12;
Lucas 13, 1-9
Ambientación: Para toda la cuaresma: un camino de papel. Una flecha grande de
papel con la inscripción: “Conviértete”.
Cantos sugeridos: Este es el día del Señor.
Ambientación
La cuaresma se caracteriza por ser un tiempo de conversión, de cambio, de vuelta
al Señor, para poder así disponernos a las fiestas de Pascua, que son el prototipo
del cambio y de la vida nueva, de la vida plena que el Señor ha experimentado con
su resurrección y que es una invitación a todos nosotros.
Oración inicial
Señor Jesús,
Tú una y otra vez, nos has invitado a la conversión,
a hacer de ti el sentido de nuestra vida,
para que así nuestra fe la manifestemos
en obras y actitudes,
por eso, nos invitas a dejar lo que nos separa de ti,
a abandonar nuestra vida de pecado,
a cambiar de actitudes
y a producir frutos de conversión.
Ahora que estamos preparándonos
para celebrar tu misterio pascual,
te pedimos que nos concedas tu Espíritu Santo
para que tengamos el valor de reconocer
todo aquello que debemos cambiar,
y con tu ayuda, podamos dejar de lado,
todo lo que impide que Tú seas todo
para y en nosotros.
Tú que nos pides la conversión,
ayúdanos a cambiar lo que debemos cambiar
y así dar los frutos que esperas de nosotros.
Que así sea.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Lucas 13, 1-9
Motivación: Jesús hace una nueva llamada a la conversión, al cambio de vida de
sus seguidores; es una tarea urgente, y debe manifestarse y verificar su
autenticidad en las obras, en las actitudes, en los comportamientos. Si la
conversión no nos lleva a cambiar de vida, no ha habido tal conversión; y si no nos
convertimos seremos como la higuera estéril. Escuchemos:
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
¿Qué noticias le llevan a Jesús las personas que llegan a donde él?
¿Qué les contesta Jesús en ambos casos? ¿Qué recomendaciones les da?
¿Qué enseñanza quiere dar Jesús con la parábola de la higuera?
¿Quién intercede para que la higuera no sea cortada?
¿Cómo actúa el dueño de la viña?
Otros textos bíblicos para confrontar: Juan 9,3; Juan 8,24; Mateo 21,19.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: Jesús, el viñador, nos alimenta con su Palabra para que podamos dar
frutos de vida ante el juicio inminente que se ha iniciado con su llegada. Para ello
no basta con escuchar, sino que hemos dejarnos de convertir por esa Palabra que
es eficaz y que llena de frutos nuestras vidas.
Dios castiga. ¿En qué aspectos cambia el texto esta visión equivocada de Dios?
Para nosotros en este tiempo de cuaresma, ¿qué importancia tienen las dos
exhortaciones que el Señor nos hace a la conversión (Lc 13,3.5)?, ¿qué actualidad
tiene para nosotros?, ¿qué debemos hacer, convertirnos a qué, cómo?
¿Qué mensaje transmite la parábola de la higuera estéril (Lc 13,6-9)?, ¿qué le dice
a nuestra vida?, ¿a qué nos compromete la paciencia de Dios?, ¿cuáles serían los
frutos que el Señor espera de cada uno de nosotros?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: La cuaresma se nos presenta como una oportunidad única para cavar,
para echar abono en nuestra vida cristiana, para seguir avanzando en nuestro
camino de conversión y dar frutos de vida. En nuestra oración le pedimos a Jesús,
el Viñador, que no se canse de interceder por nosotros, que nos ayuda a dar
muchos frutos.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 102).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: La verdadera conversión nos lleva a dar frutos abundantes, y el buen
ejemplo lleva a otros a hacer lo mismo. Esto es lo que sugiere Vicente a los
misioneros en la repetición de oración del 25 de noviembre de 1657.
“ No solamente hemos de obrar el bien, sino además que ese bien lo debemos
hacer bien. Porque, fíjense, no basta con hacer cosas buenas, por ejemplo, dar
limosna, ayunar, y todo lo demás todo eso está bien, pero no es suficiente, además
hay que hacer bien todo esto, con el espíritu de nuestro Señor, de la manera como
lo hizo nuestro Señor en la tierra, y puramente por la gloria de Dios. Las plantas
son incapaces de producir frutos que sean más excelentes que su esencia.
Nosotros, todos nosotros, somos como la esencia de los que han de venir después
de nosotros, y que probablemente no producirán mejores frutos que nosotros, ni
alcanzarán una perfección más alta que nosotros. Si nosotros hemos obrado bien,
ellos obrarán bien.” (XI, 314)
¿Qué va a cambiar en mi vida después de haber visto que el Señor pide que
produzcamos frutos?, ¿qué debo hacer para vivir mi vida y mi fe produciendo los
frutos que el Señor espera de mí?, ¿dónde, con quienes, de qué manera, en qué
debo producir frutos?
Oración final
Te bendecimos, Padre, porque eres paciente y compasivo, un Dios lento a la ira y
rico en clemencia y bondad.
No quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Por eso nos invitas
continuamente a una conversión liberadora; pero nosotros estamos instalados muy
a gusto en la mezquindad, en la hojarasca estéril de una frondosidad tan sólo
aparente.
Convierte, Señor, nuestro corazón a los valores de tu reino: pobreza y
desprendimiento, perdón y fraternidad, paz y concordia, amor y justicia, alegría y
generosidad, aguante y esperanza.
Así seremos hombres y mujeres nuevos, hijos de tu ternura, cristianos maduros de
verdad y guiados por tu Espíritu. Amén.
Con permiso de somos.vicencianos.org