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L A VIÑA SALVADA
3 º D OMINGO DE C UARESMA (L UCAS 13,1-9)
3 DE MARZO DE 2013
Era una noticia del día, que de boca en boca no dejaba de comentarse de acá para
allá. Como si de una primera página de la prensa de entonces cuyos titulares fueran los
que llamaron la atenci￳n de propios y extra￱os. En el Evangelio de este domingo Jesús
toma en consideraci￳n dos sucesos de la actualidad de entonces: un grupo de galileos, de
alguna facci￳n independentista, había sido reprimido por Pilatos, para lecci￳n y
escarmiento de todo aquel que osara atentar contra la ocupaci￳n romana. Y en segundo
lugar, el derrumbamiento de la torre de Siloé, cuyo infortunio se cobr￳ 18 víctimas que
perecieron aplastadas.
Entonces, como ahora, hay muchas muertes de inocentes, cuyo desenlace no tiene
siempre que ver con la vida que llevaban normalmente. Jesús hace una advertencia: el
verdadero riesgo de malograr la vida, no está en un accidente desgraciado o en una
revuelta represiva, sino en no convertirse, es decir, en vivir con la mirada y el coraz￳n
distraídos, descentrados: “Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”.
Para Jesús, el ir de agitador revolucionario no supone un motivo de diferencia
ejemplar respecto de los demás galileos. Y el ir de pacífico transeúnte, como les ocurri￳ a
las víctimas de la torre de Siloé, tampoco hace a la gente buena por su neutralidad
pacifista. Unos mueren en la refriega, otros en el accidente. Todos igual de pecadores,
dice Jesús. Él no plantea el elogio al guerrillero manifiesto ni el elogio al pacífico
ciudadano an￳nimo, sino el elogio de quien ha vuelto su coraz￳n y todo lo que en él
cabe, hacia Dios. Lo que realmente cuenta para Jesús no es lo que se hace o lo que se
deja de hacer, sino en nombre de quién y con cuál porqué.
Propone Jesús una parábola que llena de misericordia su invitaci￳n a convertirse.
Ante la desproporci￳n entre la vida a la que somos llamados y la realidad nuestra de cada
día, podemos vernos reflejados en esa historia que cuenta Jesús de la vi￱a que no daba el
fruto esperado. Es la imagen de nuestra torpeza y lejanía del designio de Dios. Pero
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo
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también Jesús es imagen del vi￱ador bueno, con cuya paciencia llegará a salvar la vida de
su vi￱a.
Convertirse es aceptar ese cuidado, esa espera y esa atenci￳n. Convertirse es
dejarse llevar por Otro, hablar en su Nombre, continuar su Buena Noticia, dar la vida por,
con y como Él. La conversi￳n no es tanto protagonizar nuestras gestas salvadoras, cuanto
dejarse mirar, dejarse conducir, y asistir al milagro de que en la convivencia misericordiosa
con Él, nuestra vi￱a perdida, puede ser salvada, y dar el fruto debido. Esta es la esperanza
que nos anuncia Cristo y que en su Iglesia nos anida.
Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Corrada del Obispo 1. 33003 Oviedo