Domingo I de Cuaresma del ciclo C.
Lecturas:
1. Profesión de fe del pueblo escogido (DT. 26, 4-10).
2. Tú eres mi Dios y en ti confío (SAL. 90).
3. Profesión de fe del que cree en Jesucristo (ROM. 10, 8-13).
4. El Espíritu llevó a Jesús al desierto; ahí lo tentó el demonio (Lc. 4, 1-13).
Meditación:
1. "La palabra está muy cerca de ti -nos dice San Pablo en su Epístola a los
Romanos-. Está en tus labios y en tu propio corazón" (ROM. 10, 8).
La Liturgia nos invita a hacer profesión de nuestra fe con la intención de hacernos
comprender con toda profundidad que el hecho de convertirnos a nuestro Santo
Padre significa para nosotros dejarnos transformar por Dios con la confianza de que
El jamás nos defraudará.
San Lucas nos dice que Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu Santo.
Nuestro Padre y Dios permite que vivamos dificultades con el fin de santificarnos a
través de nuestra vida ordinaria. Aunque nos cuesta mucho entender el significado
teológico del dolor desde la perspectiva de nuestra debilidad, no debemos creer que
Dios nos azota sin piedad, pues Él nunca nos hará padecer un dolor superior a
nuestra capacidad de superarnos personalmente.
En el libro de los Salmos, encontramos unas palabras que nos alientan a seguir
alcanzando metas en nuestra vida diaria.
"Fui joven, ya soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado ni a su linaje
mendigando el pan" (SAL. 37, 25).
2. El demonio le pidió al Señor que convirtiera una piedra en panes con los que
poder saciar su hambre. A todos nos gustaría transformar nuestro dolor en alegría
y evitar todas las circunstancias molestas. Jesús sabía muy bien que nosotros no
sólo vivimos de alimentos y placeres caducos. Nuestro Hermano nos pide que
comuniquemos en nuestro medio social el gozo que significa para nosotros vivir de
la Eucaristía, la Palabra de Dios y el fruto de nuestro trabajo.
3. El demonio llevó a Jesús a un monte alto desde el que pudo visualizar todos
los reinos del mundo. Satanás tentaba a Jesús ofreciéndole la posibilidad de dotarlo
con un gran poder para que imitara a todos los tiranos que han gobernado a sus
súbditos a lo largo de la Historia sin evitar las carencias de los más humildes. Una
de las razones por las que se han cometido más asesinatos durante el curso de la
Historia ha sido la ambición de poder.
Jesús le dijo a su adversario que nadie merece más prestigio que Dios.
4. Satanás pensó que Jesús no podría resistir la seducción de ser admirado por
todo el mundo, pues sabía que el Señor se encarnó con la intención de convertirnos
al Evangelio. Jesús no necesitaba llevar a cabo un gran espectáculo para ser
admirado, porque quería que creyéramos en El, no por la emoción que nos pueden
causar sus milagros, sino por la fuerza del mensaje de salvación.
5. El demonio se retiró de Jesús para esperar que Él se sintiera deprimido para
atacarlo nuevamente. Los cristianos siempre vamos a estar sometidos al ataque de
los consumistas, y jamás seremos entendidos por quienes anteponen su egoísmo al
ejercicio de nuestras virtudes divinas y humanas, así pues, independientemente de
las dificultades que tengamos, no tenemos que echarnos atrás en el seguimiento de
Jesús, porque sabemos que seremos glorificados de la misma forma que Dios
premió a Jesús para resarcirlo de su gran dolor.
José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com
José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com