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Día litúrgico: Lunes IV de Cuaresma
Texto del Evangelio ( Jn 4,43-54): En aquel tiempo, Jesús partió de Samaría
para Galilea (…). Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en
Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue
donde Él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces
Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis». Le dice el funcionario:
«Señor, baja antes que se muera mi hijo». Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive».
Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino (…).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La fe es un acto con el que me confío libremente a un Dios que me ama
Hoy, el saber de la ciencia por sí sólo no basta. El pan material no es lo único que
necesitamos; tenemos necesidad de amor, de significado y de esperanza, de un
fundamento seguro. La fe nos dona precisamente esto: es un confiado entregarse a
un "Tú" que es Dios, quien me da una certeza distinta, pero no menos sólida que la
que me llega del cálculo exacto o de la ciencia.
La fe no es un simple asentimiento intelectual del hombre a las verdades
particulares sobre Dios; es un acto con el que me confío libremente a un Dios que
es Padre y me ama; es adhesión a un "Tú" que me dona esperanza y confianza.
—Dios ha revelado que su amor hacia el hombre, hacia cada uno de nosotros, es
sin medida: en la Cruz, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, nos
muestra en el modo más luminoso hasta qué punto llega este amor, hasta el don
de sí mismo, hasta el sacrificio total.
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