Solemnidad. San Jose, Esposo de la Virgen María
SOLIDEZ EMPRESARIAL
Padre Pedrojosé Ynaraja
Si uno quiere conseguir éxito inmediato en la organización de un festival o
satisfacer su vanidad, lo mejor es escoger algo o a alguien deslumbrante. Los
políticos saben muy bien qué lenguaje utilizar, qué prometer o qué iniciar, para ser
de inmediato vitoreados y elegidos. Pero comúnmente, los resultados no responden
a las expectativas que han suscitado.
Las obras importantes o los proyectos que han de durar, se encargan a personas de
sólido y honrado comportamiento, aunque carezcan de brillantez. Un festival para
entretener a un auditorio de escasas exigencias artísticas, se puede iniciar con la
actuación de un conjunto que esté de moda, pese a que su éxito sea puramente
circunstancial y pasajero. La lección magistral de una universidad que se precie,
exigirá que se encomiende a alguien cuya doctrina esté acreditada y de trayectoria
académica que merezca confianza.
Dios-Padre proyectó la salvación del género humano. Contó con la fidelidad de la
preciosa Santa María, pero era preciso que el propósito tuviera solidez histórica.
Encomendó esta tarea a un hombre anónimo, carente de erudición y de ocupación
deslumbrante. Era suficiente y necesario que fuera honrado a machamartillo, en
lenguaje bíblico, que fuera justo. Lo era José.
Se le encomendó dar protección legal a la fecundidad de la Virgen, aportar trabajo
y medios de subsistencia a Madre e Hijo, sin que le faltara e él. De profesión
segura, no influida por los avatares de modas o formas políticas. Un artesano de
algo que supiera y pudiera responder a las necesidades de la vida de una pequeña
población sin ambiciones. Cualidades de as que gozaba José. Y así consiguió Dios-
Padre que su Hijo-Dios, creciera como hombre en paz, estabilidad y concordia. Sin
ser pobre, tampoco acaudalado, como pedía el autor de Proverbios (30,8)
De visita en Nazaret no dejo nunca de entrar en la iglesia dedicada a San José,
también llamada de la nutrición, y, cuando me lo han permitido, me ha gustado
mucho bajar a lo que se cree, sin tener total seguridad arqueológica, que eran los
sótanos del domicilio de la Sagrada Familia. Se me ha concedido más de una vez la
gracia de poder celebrar misa en aquel lugar donde, por lo menos, le tocaría a
nuestro protagonista, acudir a efectuar remiendos de estructuras. Lo he hecho
arrodillado, estaba seguro de que él me observaría complacido. Le he pedido que
me enseñara a ser protector de pobres y afligidos, de niños y desahuciados. Los
más parecidos a los que él llamó su hijo y lo fue por adopción social.
Ni sabemos donde nació, ni cómo llegó a conocer a la que fue su esposa.
Posiblemente le enterraron en la que hoy recibe el nombre de tumba del Justo, o la
sepultura luminosa. Tampoco este humilde rincón es deslumbrante, muy apto para
la misión que se le encomendó.
Murió acompañado de Jesús, en quien habría descubierto ya por entonces algo del
misterio de su divinidad. Junto a María esposa amada y fiel. ¡Cuánto le envidio!.
Una muerte tal, serena y bien acompañado, es la que ansío para mí y para
vosotros, mis queridos jóvenes lectores. Y también que no aspiréis a protagonismos
deslumbrantes, vale más ser totalmente fiel y coherente, que afamado hueco de
virtud.
Si fui llamado por mis padres al nacer, por una parte Pedro, (quinto hijo del que así
se llamaba), quisieron también añadir José, por la proximidad de su festividad. Me
siento muy agradecido a ellos, de aquí que siempre me firme pedrojosé (nombre no
aceptado legalmente). Y estos días que esperamos con ilusión que se elija al
sucesor del apóstol de las llaves, y por su servicio ministerial nos llegue riqueza
espiritual, pido a Dios que se me conceda alguna de las gracias con que enriqueció
al esposo de la Madre querida y escogida de su Hijo-unigénico.