Ciclo C. V Domingo de Cuaresma
Pedro Guillén Goñi, C.M.
El evangelio del día de hoy, la mujer adúltera (J. 8,1-11), se sitúa perfectamente en
este tiempo de Cuaresma donde la Iglesia nos invita, en su clave litúrgica, y desde
el ejemplo de Jesús, al perdón de los pecados y a la compasión.
Jesús, al perdonar a la mujer adúltera, nos exhorta a no ser acusadores del pecado
ajeno cuando no existe en nosotros la inocencia y la coherencia de vida entre
nuestros pensamientos y nuestro proceder. Toda la energía que gastamos contra
los demás la debemos encauzar en el examen propio, para vernos con espíritu
crítico, para reconocer nuestros errores y cambiar de vida. Suele pasar que vemos
muy claramente los defectos de los demás y estamos ciegos para descubrir los
nuestros.
La tolerancia, la comprensión, la acogida serán actitudes esenciales en nuestra
relación con los demás. Jesús no siente indiferencia por el pecado ajeno; “anda y
no peques más” (Jn. 8,11) indicará a la mujer. Jesús condena el pecado pero salva
al pecador y el amor y la misericordia serán más fuertes que la venganza de las
piedras arrojadas sobre su propio cuerpo.
Comprender es salvar a la persona y valorarla por encima de su falta, error o
equivocación. La comprensión es la estima del otro, el amor a pesar de sus
defectos. Frente a la condenación es esencial la ayuda paciente y fraternal por
medio del acercamiento personal, el diálogo, la altura, la capacidad de escucha, la
valoración de las opiniones de los demás.
Jesús, a la mujer adúltera, la orienta hacia el cambio, la transformación de vida. No
la condena, ni la mata. La invita a replantearse seriamente la vida desde nuevos
criterios de transformación y así encontrar el sentido desde la esperanza.
Jesús, empleando la misericordia, vence al pecado y nos muestra el rostro de Dios.
La acogida, el perdón, la comprensión, el amor serán la base esencial de la
convivencia humana. Sólo así nos sentiremos capaces de asimilar el mensaje
salvador y liberador del Señor. Ante situaciones de exclusión, de rencor y de odio,
triunfa en Jesús la tolerancia, la aceptación, la humildad y el perdón.
Fuente: Somos.vicencianos.org (con permiso)