Semana Santa
Inroducción a la semana
Estamos ante la semana de más hondura litúrgica del año. Hondura que
responde a la celebración de los acontecimientos de más relieve de la historia de
nuestra salvación. Es necesario vivirla día a día. Tras el domingo de Ramos y el
primer encuentro con el texto de la Pasión, lunes, martes y miércoles nos
presentan una primera lectura, de Isaías que tiene como protagonista el siervo
de Iahvé. El manso cordero despreciado, escupido y llevado al matadero. El
texto evangélico ofrece como figura de relieve la de Judas, el traidor. A través
del evangelio de esos tres días se dibuja su perfil: falso, traidor y codicioso.
Jueves, viernes y sábado es necesario vivir su liturgia percibiendo que la
secuencia de esos días hace depender uno de otro: el viernes santo no se
entiende sin el jueves santo. Es decir: la muerte de Cristo se entiende desde el
amor hasta el extremo de Jesús de Nazaret. El sábado es el día del silencio
respetuoso y hondo para asimilar, con María, lo acontecido, antes de celebrar el
triunfo de la vida sobre la muerte en la Vigilia Pascual. Semana para dedicar
tiempo a la oración y no dejar de participar en las celebraciones litúrgicas. Bien
está hacerse presente en las procesiones, pero nunca éstas suplirán a las
celebraciones litúrgicas.
Con permiso de dominicos.org