Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, Ciclo C
Padre Dr. Juan Pablo Esquivel
Queridos hermanos: ¡alegrémonos! Cristo ha resucitado . Es verdad! Y esto
significa para nosotros que el futuro del hombre no es la nada, sino la Vida .
El Dios de las promesas es fiel, y su Alianza se cumple, poderosa. Cristo ha
resucitado por el poder de Dios, y su Resurrección es la garantía del nuevo
mundo que nos espera, y que con Él y en Él ya ha comenzado... Cristo no
es el único resucitado, sino el Primogénito de todos los resucitados, es
decir, el primero de muchos, y entre ellos también nosotros.
La esperanza que Jesús nos brinda es la causa del gozo que hoy vive y
proclama la Iglesia: “Este es el día en que actu￳ el Se￱or”.
¿Qué nos dice el Evangelio de hoy al hablarnos de la Resurrección de
Cristo? Nos habla de mensajeros celestiales que anuncian la Resurrección, pero al
mismo tiempo nos muestra la reacción que este anuncio provoca:
· Las mujeres que van muy de mañana a embalsamar el cuerpo de Jesús
se quedan perplejas ante la piedra movida y la ausencia del cadáver de Cristo... no
saben qué pensar... Ni se les pasó por la cabeza acordarse de que Cristo había
anunciado que iba a padecer y a morir, pero que iba a resucitar ...
Por eso los dos hombres con ropas resplandecientes comienzan por
reprochar a las mujeres su debilidad en la fe: ¿Porqué buscan a Jesucristo en una
tumba y con la intención de embalsamarlo, como a un cadáver? El Señor no está en
el sepulcro, sino que ha resucitado , según Él mismo lo había anunciado , y
ellas deberían haber recordado ese anuncio...
+ Las mujeres salieron del sepulcro, y fueron a buscar a los once apóstoles
y a todos los demás para anunciarles esta Buena Noticia... Pero aquí aparece otro
ejemplo de incredulidad : los once tampoco esperaban la Resurrección , y no
quisieron aceptar las palabras de las mujeres. “Estas palabras les parecían
delirios y no les creyeron” . Sólo uno de ellos quiso constatar si esto era cierto :
Pedro fue corriendo al sepulcro, vio que efectivamente estaba vacío... Pero no se
nos dice que creyera, sino sólo que “volvi￳ a casa muy asombrado...”
+ El Evangelio nos muestra un impactante contraste : por un lado, las
mujeres y los apóstoles (con una actitud de fatalista frente a la muerte,
hablando de “embalsamar” y de “delirios”). Por otro lado, los mensajeros
celestiales que anuncian gozosos la Resurrección...
Es Dios mismo, su Palabra, quien nos dicen en esta noche algo totalmente
distinto: la muerte ya no es lo definitivo ; la Resurrección no es un delirio: en
esta noche la muerte ha sido vencida: Jesucristo la ha derrotado volviendo
de ella, resucitando.
A la actitud fatalista de los hombres, la Palabra divina propone el triunfo
de la vida, y la esperanza en la participación de la Resurrección de Cristo.
+ (Por eso, esta Vigilia que los cristianos de todo el mundo celebramos,
está cargada de símbolos. Entre la noche y la aurora, las tinieblas y la luz,
celebramos el paso del caos al orden de la creación; de la esclavitud a la libertad;
del desierto a la posesión de la tierra prometida; de la muerte a la Resurrección;
del pecado a la gracia; del hombre viejo al hombre nuevo; de la creación trastocada
por el pecado a la nueva creación. Por eso también en esta noche leemos más
abundantemente textos de la Sagrada Escritura, contemplando a grandes rasgos
todo el panorama salvador de Dios... En esta noche con más plenitud que nunca,
nos enraizamos en Dios, fuente de la vida ; a lo largo de ella reencontramos la
alegría que el pecado nos hizo perder; aquí renovamos nuestra fe, esperanza, y
amor. Esta es nuestra noche : la de los bautizados; de los reconciliados; de los
nacidos a la vida divina; de los santos... ) En ella resuena, como el silbido de una luz
vertiginosa, el eco aún vivo del anuncio de la Resurrección del Señor. De boca en
boca corre este rumor, que se prueba eficazmente por el testimonio del Espíritu en
los corazones renovados : Cristo ha resucitado y se ha aparecido. Es verdad.
Nosotros somos testigos de ello .
+ Dios ha creado todas las cosas para la vida, y nada para la muerte. El
mismo hombre fue creado para la inmortalidad. No fue Dios quien introdujo en
el mundo la destrucción y la muerte , sino la envidia del diablo , que tentó al
hombre con el pecado que trae la muerte. Y la muerte se manifiesta de muchas
formas: todo aquello que impide gozar de la existencia, todo lo que afea y degrada,
todo lo que quita la paz y la alegría, todo lo que arroja tristeza y dolor en el mundo,
eso es muerte...
Los cristianos no podemos ni queremos resignarnos ante la muerte.
Nuestra fe nos dice que Dios quiere la vida, y el anuncio de la Pascua nos
repite que la muerte ha sido vencida. Nuestra actitud cristiana debe estar
asentada sobre la firme convicción de que Cristo ha resucitado y la muerte ya no
tiene ya poder sobre Él... ni sobre nosotros!, porque ya no es más lo definitivo.
Cristo resucitó para que nosotros compartamos su inmortalidad gloriosa.
Este anuncio pascual, al mismo tiempo que nos debe llenar de alegría, nos
debe comprometer a asumir una actitud positiva ante la vida: la muerte ha
sido derrotada .
Porque sabemos ( ¡y esta noche lo anunciamos gozosos !) que Jesús murió y
resucitó, debemos esperar una existencia feliz y dichosa con Dios por toda la
eternidad... Pero también por esa misma fe debemos comenzar a trabajar para que
esa vida feliz y dichosa con Dios ya se vaya preparando y adelantando en este
mundo.
Acerquémonos hoy a Cristo, nuestro Salvador y Redentor, pero no para
embalsamarlo o llorar sobre Él como si estuviera muerto... ni tampoco con el
escepticismo y la incredulidad de quienes piensan que hablar de la Resurrección y
vida nueva es un delirio... sino con la fe y el gozo sereno de María Santísima,
la primera creatura humana que Jesús ha asociado a su Resurrección... y
con ella y como ella, proclamamos al mundo entero, con el testimonio de nuestra
vida, el anuncio salvador:
¡V ERDADERAMENTE HA RESUCITADO EL S EÑOR ! ¡A LELUIA !
Amén