¿Las ovejas de Cristo se volvieron sordas?
Domingo 4º. de Pascua 2013 C
Hace poco, yendo de viaje, en el radio del coche, oí un anuncio que sonaba más o
menos así: “Si tienes entre 15 y 25 a￱os, si tienes aspiraciones al mundo de la
televisión y de los medios de comunicación, si eres triunfador, si sabes cantar,
bailar o tocar un instrumento musical, prestigiosa compañía busca nuevos valores
que te llevarán al mundo de la fama… Llama al tel...” son los famosos “castings” a
los que acuden por centenares los muchachos con aspiraciones de grandeza, para
destacar ante una comisión sus supuestas o reales cualidades.
Me ha ocurrido preguntar si Cristo a quien celebramos hoy como el Buen Pastor,
haría cástings para formar su equipo inicial para llevar su obra de evangelización en
el mundo. Y repasando la vocación de los apóstoles, el casting de Cristo era
sumamente sencillo. Recuerdo a Mateo, un hombre acomodado y sin duda alguna
acaudalado, al escuchar su nombre, lo dejó todo para seguirlo. Pedro y Juan en los
inicios, cuando prestaron su barca a Cristo para que predicara, los llamó desde sus
redes para convertirlos en pescadores de hombres, y recuerdo sobre todo a Pedro,
una vez resucitado, Cristo lo llamó no en un estudio cinematográfico, sino en la
orilla del lago de Galilea, a la vista del resto de los apóstoles, para someterlo a un
triple interrogatorio. Me amas?... me quieres?...me amas? Y sólo cuando Cristo
convenció a Pedro de que realmente éste lo amaba, sólo entonces le confió el
cuidado de la Iglesia, de sus ovejas y de sus pastores. Y hoy Cristo quiere seguir
haciendo “castings” entre gente de todas las edades, pero sobre todo entre los
jóvenes para llamarlos a ser sus seguidores, aunque el precio que les pagaría, no
sería precisamente efectivo en monedas sino en entrega, en generosidad, en
sacrificio y muchas veces a costa de la propia vida, tal como él lo hizo para
asegurar para todos el lugar cerca del Buen Padre Dios. Y parece increíble, pero
sigue habiendo gente joven que arrostra todos los obstáculos, quizá desde la propia
familia, para dejarlo todo y seguirlo por los caminos por los que él quiera llevarlos,
incluso a la vida sacerdotal, religiosa y misionera.
Todo comienza con “casting” a los papás del ni￱o que quieren bautizar: ¿Creen en
Dios Padre… y en su Hijo Jesucristo…y el Espíritu Santo? Y si la respuesta es
positiva, Cristo se entrega por completo y se convierte en el Buen Pastor que a
costa de su vida guía, orienta y santifica al nuevo cristiano: “yo les doy la vida
eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano”. Sin embargo, hoy
otras gentes que se hacen pasar por líderes, y si bien es verdad que señalan
caminos, normalmente a la fama, a la riqueza, al poder, pero ellos personalmente
no se comprometen, ni viven como aquellos a los que pretenden guiar. Qué distinto
de Cristo que vivía con sus gentes, los aconsejaba, los acompañaba, participaba en
sus alegrías y en sus banquetes y se atrevía juntarse con los que eran más
despreciados de todos. A nadie desdeñaba de su corazón. Todos tenían cabida, y
sobre todo al final, compartió la suerte de los desheredados, de los que clamaban
justicia, de los que habían sido despojados de todo, sufriendo la muerte de cruz por
todos ellos. Por eso Cristo es el Buen Pastor: “mi Padre me ha dado a las ovejas, y
él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y
yo somos uno”.
Pero hoy asistimos a otra situaci￳n que nos hace pensar. Cristo dice: “Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen”. Pero si nos fijamos bien, a
cualquier hora del día y de la noche, las gentes pasan con sus audífonos puestos,
unos muy modestos, otros de gran tamaño, que no van escuchando precisamente
al Buen Pastor. Muchas ovejitas de Cristo han muerto en la bicicleta, o atropellados
en una esquina, o arrollados por el tren, porque los audífonos les impidieron
percatarse del peligro mortal que se les venía encima. Cristo sí nos conoce, y nos
habla y nos anima y nos convence, pero tenemos que tener las orejas y sobre todo
el corazón dispuesto a escucharle, porque sus caminos son de vida, son de paz y
definitivamente de inmortalidad. Viviremos para siempre con Cristo Buen Pastor.
Hoy nos unimos a la campaña de oración por las vocaciones sacerdotales, en el día
de Cristo el Pastor de nuestras almas.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
alberami@prodigy.net.mx