Lectio Divina: IV Domingo de Pascua, Ciclo C.
Autor: P. Chuno Chávez Alva , C.M.
LA PALABRA HOY: Hechos Apóstoles 13,14.43-52; Salmo 99; Apocalipsis 7,9.14-
17; Juan 10,27-30
Ambientación: Un cirio, rodeado de flores, cayado de pastor o imagen de Jesús,
Buen Pastor. Frase: mis ovejas escuchan mi voz.
Cantos sugeridos: El Señor es mi Pastor, nada me falta
Ambientación
En esta Pascua que continuamos celebrando, la liturgia nos presenta hoy como
centro de nuestra celebración la figura de Jesús que habla de sí mismo como el
buen pastor. Es ocasión, pues, de rezar y pedir por nuestros pastores, así como por
aquellos que se preparan para serlo, y también para pedir al dueño de la mies que
llame a muchos para que no falten trabajadores en los campos de la Iglesia. Que su
presencia resucitada en medio de nosotros nos aliente a escucharle, a seguirle y a
entregarle nuestra vida entera a su servicio.
Oración inicial
Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu, para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,
entrega generosa, don de vida que se regala.
Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,
para perseverar en nuestra búsqueda,
para seguir en camino,
para animarnos a la esperanza activa
de hacer un Reino de paz
y de bondad para todos.
Danos tu Espíritu, Jesús,
para seguirte, para imitar tu entrega,
para hacer el bien en nuestros días,
en el camino de cada uno,
para vivir en la bondad,
caminando hacia el Reino. AMEN.
I. Lectio: ¿Qué dice el texto? – Juan 10, 27-30
Motivación: Con la imagen del Buen Pastor, la Iglesia propone a nuestra reflexión
uno de los aspectos centrales de la fe cristiana: Jesús se ha entregado libremente y
por amor, ofreciéndonos de este modo una vida que no tendrá en la muerte la
palabra definitiva. Escuchemos.
Forma de leerlo:
Proclamar el texto en voz alta (todos de pie).
Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención
(sentados).
Preguntas para la lectura:
Aunque el texto no lo diga expresamente, ¿con quién se identifica Jesús?
¿Qué hace Jesús por sus ovejas para merecer el título de Buen Pastor?
¿Cómo reaccionan las ovejas ante el pastor?
¿De dónde le viene a Jesús ese anhelo por cuidar del rebaño? ¿Quién está detrás de
esta relación de comunión?
Otros textos bíblicos para confrontar: Juan 1,18; Mateo 18,12-14; Lucas 15,3-7;
Salmo 23(22); Ezequiel 34.
II. Meditatio: ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?
Motivación: El Evangelio de hoy nos ha permitido escuchar una vez más la voz
amorosa del Pastor resucitado. Ahora vamos a descubrir juntos cómo resuena en
este momento concreto de nuestra vida. Así podremos acoger la vida que nos
ofrece y responder con decisión a su llamada.
¿Qué sentimientos y actitudes provoca en ti el saberte conocido y amado por el
Señor?
¿En qué medida tu vida es conducida por el Buen Pastor?
¿Cómo puedes reflejar mejor el rostro de Jesús, Buen Pastor, en tus relaciones
familiares, comunitarias, laborales?
¿Qué espero que Jesús, Buen Pastor, haga por mí?
¿Qué actitudes te gustaría encontrar en los “pastores” de la Iglesia? ¿Cómo podrías
ayudarles a encarnarlas?
Luego de un tiempo de meditación personal, compartimos con sencillez nuestra
reflexión, lo que el texto ME dice a mi propia realidad y situación personal.
III. Oratio: ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?
Motivación: Jesús es el Buen Pastor y nosotros somos ovejas de su rebaño. Pero
no siempre le escuchamos y seguimos con prontitud, sino que en ocasiones
preferimos escuchar otras voces o nos dejamos llevar por lo que todos hacen…
Acudamos a Dios Padre y a Jesús Pastor expresando en forma de oración lo que nos
ha sugerido la lectura y meditación de este texto.
Luego de un tiempo de oración personal, podemos compartir en voz alta nuestra
oración, siempre dirigiéndonos a Dios mediante la alabanza, la acción de gracias o
la súplica confiada.
Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo
(Salmo 99).
IV. Contemplatio: ¿Qué me lleva a hacer el texto?
Motivación: La fecundidad de la propuesta vocacional, depende en primer lugar de
la acción gratuita de Dios, pero está favorecida también por la riqueza del
testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido ya a la llamada del
Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada. San Vicente estaba
convencido de la necesidad de buenos pastores para la extensión del Reino:
De los sacerdotes depende la felicidad del cristianismo, ya que los buenos
feligreses, cuando ven a un buen eclesiástico, a un pastor caritativo, lo veneran y
oyen su voz, procurando imitarle. ¡Cuánto hemos de procurar hacer que todos sean
buenos, ya que es ésa nuestra misión, y el sacerdocio es una cosa tan elevada!
Pero, ¡Salvador mío!, si un buen sacerdote puede hacer grandes bienes, ¡qué daño
hace un sacerdote malo! ¡Y cuánto cuesta ponerlo en el buen camino! ¡Salvador
mío! ¡Cómo deben entregarse a ti los pobres misioneros para contribuir a la
formación de buenos sacerdotes, ya que es la obra más difícil, la más elevada, la
más importante para la salvación de las almas y el progreso del cristianismo! (XI,
702)
Compromiso personal y comunitario: Comprometernos a orar y promover en
nuestras familias, comunidades y grupos, vocaciones a la vida sacerdotal y
consagrada.
Oración final
Señor, te rogamos por nuestros hermanos y hermanas
que han respondido sí a tu llamada al sacerdocio,
a la vida consagrada y a la misión.
Haz que sus existencias se renueven de día en día,
y se hagan evangelios vivientes.
¡Señor misericordioso y santo,
sigue enviando nuevos operarios a la mies de tu Reino!
Ayuda a los que has llamado a seguirte en este tiempo nuestro;
haz que, contemplando tu rostro, respondan con alegría
a la maravillosa misión que les has confiado
por el bien de tu Pueblo y el de todos los pueblos.
Por Jesucristo, nuestro Señor .
Con permiso de somos.vicencianos.org