EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la cuarta semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,1-18.
Los apóstoles y los hermanos de Judea tuvieron noticias de que también personas
no judías habían acogido la Palabra de Dios. Por eso,
cuando Pedro subió a Jerusalén, los creyentes judíos comenzaron a criticar su
actitud:
«¡Has entrado en la casa de gente no judía y has comido con ellos!»
Entonces Pedro se puso a explicarles los hechos punto por punto:
«Estaba yo haciendo oración en la ciudad de Jope cuando en un éxtasis tuve una
visión. Algo bajaba del cielo, algo que se parecía a una gran tienda de campaña, y
llegaba hasta mí, posándose en el suelo sobre sus cuatro puntas.
Miré atentamente y vi en ella cuadrúpedos, bestias del campo, reptiles y aves.
Oí también una voz que me decía: «Pedro, levántate, mata y come.»
Yo contesté: «¡De ninguna manera, Señor! Nunca ha entrado en mi boca nada
profano o impuro.»
La voz me habló por segunda vez: «Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú
impuro.»
Esto se repitió por tres veces y después fue retirado todo al cielo.
En aquel momento, tres hombres que habían sido enviados a mí desde Cesarea,
llegaron a la casa donde nosotros estábamos.
El Espíritu me dijo que los siguiera sin vacilar. Me acompañaron estos seis
hermanos y entramos en la casa de aquel hombre.
El nos contó cómo había visto a un ángel que se presentó en su casa y le dijo:
“Envía a alguien a Jope, y que traiga a Sim￳n, llamado Pedro.
El te dará un mensaje por el que te salvarás tú y toda tu familia”.
Apenas había comenzado yo a hablar, cuando el Espíritu Santo bajó sobre ellos,
como había bajado al principio sobre nosotros.
Entonces me acordé de la palabra del Se￱or, que dijo: “Juan bautiz￳ con agua, pero
ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo.”
Si ellos creían en el Señor Jesucristo y Dios les comunicaba el mismo don que a
nosotros, ¿quién era yo para oponerme a Dios?»
Cuando oyeron esto se tranquilizaron y alabaron a Dios diciendo: «También a los
que no son judíos les ha dado Dios la conversión que lleva a la vida.»
Salmo 42(41),2-3.43(42),3.4.
Como anhela la cierva estar junto al arroyo,
así mi alma desea, Señor, estar contigo.
Sediento estoy de Dios, del Dios de vida;
¿cuándo iré a contemplar el rostro del Señor?
Envíame tu luz y tu verdad:
que ellas sean mi guía
y a tu santa montaña me conduzcan,
al lugar donde habitas.
Al altar de Dios me acercaré,
al Dios de mi alegría;
jubiloso con arpa cantaré
al Señor, mi Dios.
Evangelio según San Juan 10,1-10.
«En verdad les digo: el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino
que salta por algún otro lado, ése es un ladrón y un salteador.
El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
El cuidador le abre y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una
de sus ovejas y las saca fuera.
Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las
ovejas lo siguen porque conocen su voz.
A otro no lo seguirían, sino que huirían de él, porque no conocen la voz de los
extraños.»
Jesús usó esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.
Jesús, pues, tomó de nuevo la palabra: En verdad les digo que yo soy la puerta de
las ovejas.
Todos los que han venido eran ladrones y malhechores, y las ovejas no les hicieron
caso.
Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará
alimento.
El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir, mientras que yo he venido para que
tengan vida y la tengan en plenitud.
Comentario del Evangelio por:
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en
Inglaterra
Sermon “El Pastor de nuestras almas”, PPS, t. 8, n° 6
“Él camina a la cabeza, y ellas lo siguen”
“Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y
abatidos como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9,36)... Las ovejas estaban
dispersas porque no tenían pastor... Así estaba el mundo entero cuando Cristo, en
su infinita misericordia, lleg￳ a él “para reunir en unidad a los hijos dispersos de
Dios” (Juan 11,52). Y si, por un momento, de nuevo quedaron sin guía, cuando en
su lucha contra el enemigo el Buen Pastor dio su vida por sus ovejas - según la
profecía: “ᄀHiere al pastor, que se dispersen las ovejas (...)!” (Za 13,7) – sin
embargo, pronto, Éste resucitó de entre los muertos para vivir por siempre, según
esta otra profecía: “El que dispers￳ a Israel lo reunirá y lo guardará como un pastor
a su reba￱o” (Jeremías 31,10).
Como él mismo dijo en la parábola que nos propuso, “Y una a una llama a sus
ovejas por su nombre, y camina delante de ellas. Cuando ha sacado todas las
suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. Así, el
día de su resurrección, como María lloraba, Él la llamó por su nombre (Juan 20,16),
y ella se dio la vuelta y reconoció, al oírlo a aquel que no había reconocido al verlo.
De igual modo le dijo a Sim￳n Pedro: “Sim￳n, hijo de Juan, ﾿me amas?”, y agreg￳:
“Soy yo” (Juan 21,15.19). Del mismo modo, él y su ángel le dijeron a las mujeres:
“Él les espera en Galilea”; “Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me
verán”. (Mateo 28,7.10). Desde aquel momento, el Buen Pastor, que ocup￳ el sitio
de sus ovejas y murió para que ellas pudieran vivir por siempre, las espera y ellas
“siguen al Cordero a dondequiera que vaya” (Apocalipsis 14,4).
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”