Palabra de Dios
para alimentar tu día
Fr. Nelson Medina F., O.P
Martes de la quinta semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 14,19-28.
Se quedaron allí algún tiempo enseñando. Luego llegaron unos judíos de Antioquía
e Iconio y hablaron con mucha seguridad, afirmando que no había nada de
verdadero en aquella predicación, sino que todo era una mentira. Persuadieron a la
gente a que les dieran la espalda y al final apedrearon a Pablo. Después lo
arrastraron fuera de la ciudad, convencidos de que ya estaba muerto.
Pero sus discípulos se juntaron en torno a él, y se levantó. Entró en la ciudad, y al
día siguiente marchó con Bernabé para Derbe.
Después de haber evangelizado esa ciudad, donde hicieron muchos discípulos,
regresaron de nuevo a Listra y de allí fueron a Iconio y Antioquía.
A su paso animaban a los discípulos y los invitaban a perseverar en la fe; les
decían: “Es necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de
Dios.»
En cada Iglesia les hacían designar presbíteros y, después de orar y ayunar, los
encomendaban al Señor en quien habían creído.
Atravesaron la provincia de Pisidia y llegaron a la de Panfilia.
Predicaron la Palabra en Perge y bajaron después a Atalía.
Allí se embarcaron para volver a Antioquía, de donde habían partido encomendados
a la gracia de Dios para la obra que acababan de realizar.
A su llegada reunieron a la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho por
medio de ellos y cómo había abierto las puertas de la fe a los pueblos paganos.
Permanecieron allí bastante tiempo con los discípulos.
Salmo 145(144),10-11.12-13.21.
Te den gracias, Señor, todas tus obras,
te bendigan tus amigos;
que hablen de la gloria de tu reino
y anuncien tus hazañas,
para que vean los hombres tus proezas,
el brillo y la gloria de tu reino.
Tu reino es reino por todos los siglos,
y tu imperio por todas las edades.
Fiel es el Señor en todas sus palabras
y bondadoso en todas sus obras.
Evangelio según San Juan 14,27-31a.
Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el
mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo.
Sa ben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían
de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo.
Les he dicho estas cosas aho ra, antes de que sucedan, para que cuando sucedan
ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con us tedes, pues se está acercando el príncipe de este
mundo. En mí no encontrará nada suyo,
pero con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me
ha encomendado hacer. Ahora levántense y vayámonos de aquí.
Comentario del Evangelio por:
San [Padre] Pío de Pietrelcina (1887-1968), capuchino
AdFP, 549
“Mi paz os doy”
El Espíritu de Dios es espíritu de paz; incluso cuando pecamos gravemente, nos
hace percibir un dolor tranquilo, humilde y confiado, debido precisamente a su
misericordia. Por el contrario, el espíritu el mal, excita, exaspera, y nos hace
experimentar, cuando faltamos, una especie de cólera contra nosotros; y sin
embargo, es hacia nosotros mismos que deberíamos ejercer la primera de las
caridades. Pues, cuando tu estás atormentado por ciertos pensamientos, esta
agitación no proviene de Dios, sino del demonio; pues Dios, por ser espíritu de paz,
te da la serenidad.
Fr. Nelson Medina, O.P.