Memoria. San José Obrero. (1 de Mayo)
Patrono de los trabajadores cristianos
Padre Julio González Carretti O.C.D
Lecturas bíblicas:
a.- Gn. 1,26-2,1-3: Llenad la tierra y sometedla.
Este relato de la Creación, establece al hombre como el ser más cercano a
Dios; fue creado a su imagen y semejanza, por su ser personal, acción
creadora, por ser el único capaz de tener conciencia y percibir la presencia y
la acción de Dios. Puede también interpretar el mundo, como fruto de la obra
de Dios, y elevar su gratitud, su reconocimiento, como alabanza y oración.
Creó la especie humana en su doble manifestación: macho y hembra los creó
(v.27), como complemento uno del otro. Les manda, como a los animales,
procrearse, multiplicarse, llenar la tierra (v. 28), se les concede la fecundación
y propagación de la especie como un don divino, toda una bendición. El autor
sagrado, se detiene en detallar que al hombre se le señala el régimen
alimenticio, vegetariano, granos y semillas, lo mismo deben comer los
animales. Se trata de resaltar el estado de paz, que había al comienzo, el reino
vegetal era la fuente de alimentos de hombres y animales. Sólo más tarde, se
le autoriza al hombre comer carne, con una clara distinción, entre animales
puros e impuros, unos destinados para alimentar al hombre, otros para los
sacrificios (cfr. Gen. 9,3; 7,2). Termina el texto, expresando la íntima
satisfacción de Yahvé, al ver concluida la obra de la Creación, todo lo que
había hecho era muy bueno (v.31). Yahvé, bendijo el día séptimo, lo santificó,
es decir, descansó. Con todo, desde el comienzo Dios ha dado al hombre
ejemplo, que quede imitar; el mandato del descanso sabático es de institución
divina, porque el mismo Dios descansó, impuesto más tarde en el Sinaí (cfr.
Ex. 20, 11; 31,17).
O bien: (Col. 3,14-15.17.23-24): Tened amor, que es el ceñidor de la
unidad consumada.
b.- Mt. 13, 54-58: ¿No es el hijo del carpintero?
El evangelio, nos presenta la visita de Jesús a la sinagoga de Nazaret, la
ciudad donde se había criado. Visita que fue un verdadero fracaso. De la
excelente enseñanza dada por Jesús, se pasa a la admiración, pero
sorpresivamente, surge el rechazo y el escándalo. ¿Qué pasó ahí? La
incredulidad cerró la posibilidad a la palabra de Dios y también al milagro. No
creyeron en ÉL, y no pudo hacer muchos milagros. Mateo, llama a “Jesús,
hijo del carpintero” (v.55), a diferencia de Marcos que lo denomina
categóricamente: “el carpintero” (Mc. 6,3), queriendo señalar quizás, que ya
no trabajaba en el rubro de la madera, oficio heredado de José, su padre.
Mientras Marcos, habla que Jesús, no pudo hacer allí, “ningún milagro” (Mc.
6,5), nuestro evangelista, suaviza la expresión señalando, que no pudo hacer
allí, “muchos milagros” (v.58). Respecto a los milagros, Mateo, sigue la
mentalidad bíblica, según la cual, Dios, está cerca de los que lo invocan con
fe, quedando en su infinita libertad de hacerlos si quiere o no, pues siendo
Dios, no depende de las determinaciones del hombre (cfr. Mc. 6, 3. 5). “Se
escandalizaban de ÉL” (v. 57), expresión, con lo cual el evangelista, nos
introduce en el misterio de Jesús, su Persona su obra evangelizadora. La
actitud de la gente de su pueblo, es haberlo conocido desde pequeño, a su
familia, el trabajo de su padre San José, y quedarse en esto, y no ir más allá.
Quieren desentrañar su misterio, desde categorías humanas insuficientes a
todas luces. Jesús fue incomprendido y despreciado, lo tuvieron por loco, el
escándalo de la cruz (cfr. Mc. 3, 21; 14,27.29; 1 Cor. 1, 23). Como profeta y
enviado por Dios, vocación que conlleva el no ser comprendido, ni aceptada
su palabra (cfr. Is. 50,6; Mt. 27, 27-31. 39-44; Hb. 12,2; Dt. 18, 15). El
mismo Jesús dice: la “Sabiduría se acredita por sus obras” (Mt. 11, 19), es
decir, que a pesar del rechazo, Dios, sigue adelante con su proyecto de
salvación para los hombres. Jesús, no era uno de los profetas, sino el Profeta
(cfr. Dt.18, 15), proclamó el evangelio a todos, les habló del Reino de los
cielos, con la fuerza del Espíritu, que renueva el corazón del hombre. Sus
compatriotas se mostraron ciegos y obstinados, porque, en lugar de secundar
el querer divino, lo rechazaron demostrando su infidelidad a la alianza, por
eso, se escandalizan de su profeta y Mesías, Jesús de Nazaret. Frente a ÉL, se
tiene fe o no se tiene; hoy la indiferencia y el agnosticismo están instalados en
el corazón de muchos hombres, pero el rechazo de Cristo, abre la puerta a
todos los ídolos del momento: el consumismo, el egoísmo, que crean tiranías
en el corazón del ser humano. El cristiano, la Iglesia, es luz del mundo, deben
presentar a Jesucristo a los hombres, para iluminar a muchos que caminan en
tinieblas y sombras de muerte. Su destino es la luz sin ocaso, que viene de la
Palabra y de la Eucaristía, sacramento que alimenta para la vida eterna.
La fiesta que hoy celebramos, San José Obrero, es de reciente data, sólo el día
1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José
Obrero. Una fiesta que quiere presentar a Dios las justas reivindicaciones y
aspiraciones del mundo del trabajo; luchar por la dignidad del trabajo
humano, basado en el proyecto divino para el hombre, como co-creador y
primer responsable de toda la humanidad. Desde el amor a Dios Creador,
fuente del amor y dignidad del hombre que trabaja, pedir por las relaciones
entre el empresario y el empleado; velar por los derechos del trabajador a una
vivienda digna, formar una familia, recibir un salario justo, asistencia social,
descanso, y poder practicar la religión que cada uno profese, etc. Se trata de
la Doctrina Social de la Iglesia, que ve en el hombre y la mujer, destinatarios
de la salvación, el Evangelio, que ella debe anunciarles, por ello alza su voz
ayer y hoy con sendos documentos papales como la “Rerun Novarum ” del
Papa León XIII, “ Mater et Magistra ” de Juan XXIII, ” Populorum Progresio” de
Pablo VI, “ Laboren Excercens ” y “ Solicitudo rei sociales ” del Juan Pablo II.
Esta doctrina social tiene vigente dos principios básicos: la justicia y la moral
cristiana, para iluminar dónde está el acto justo, lo que se debe hacer, y
dónde falta y se daña la dignidad al hombre y a la mujer, que dependen de un
puesto de empleo para vivir, evitando los comportamientos abusivos, se vive
el respeto a cada ser humano. Principios que se aplican al amplio mundo del
trabajo: en el campo, la industria, el comercio y la universidad, los trabajos
científicos, como el trabajo manual, etc. El padre del Mesías, San José era
carpintero, por lo mismo, es el titular de esta celebración cristiana, trabajador
que recibió una gran misión: ser custodio de Jesús y María. Dios le confió los
inicios de la nueva economía de la salvación para el hombre, abriendo su
hogar al Salvador, alimentarlo, verlo crecer, darle un oficio como el suyo para
ganarse la vida. En aquel tiempo los trabajos de los carpinteros eran bien
remunerados. San José, sufrió el exilio, el cansancio, la responsabilidad
familiar, vivió de su trabajo y así sostuvo su hogar de Nazaret, junto con la
Madre de Jesús, María, esposa de José. Es una fiesta de gozo, oración,
descanso para honrar a Dios y al cristiano que trabaja para tener el pan
cotidiano en su mesa y el de la Palabra y Eucaristía dominical en su
comunidad eclesial.
Santa Teresa de Jesús, fue una gran promotora del culto a San José en el s.
XVI español, porque la sanó en su enfermedad. Agradecida a la intercesión de
San José ante su amado Hijo, muchos de los monasterios de monjas que
fundó, tienen por titular al padre de Jesús. La Orden Carmelitana tiene como
titular y especial protector a San José: "Tomé por abogado y señor al glorioso
San José…No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya
dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho
Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que
de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque
aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido
por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el
gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devoción..."
(V 6,6).