PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 1 de mayo de 2013
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy, primero de mayo, fiesta de san José obrero e inicio del mes dedicado a la
Virgen María, deseo reflexionar sobre dos ideas. La primera sobre el trabajo. En el
evangelio, Jesús es conocido como «el hijo del carpintero». En el taller de Nazaret,
comparte con san José el esfuerzo, el cansancio, los problemas de cada día, así
como también la satisfacción. El trabajo forma parte del plan del amor de Dios y
otorga dignidad a la persona. No dejo de pensar en las dificultades que tienen no
pocos países en el ámbito laboral. Pido a todos que, en la medida de sus
responsabilidades, se esfuercen por crear puestos de trabajo y dar esperanza a los
trabajadores. San José, que vivió momentos difíciles y puso su confianza en Dios,
que no abandona, interceda por todos los trabajadores del mundo.
Deseo referirme también a la actitud de María y José ante Jesús. Ellos acompañan y
protegen con ternura el crecimiento del Hijo de Dios, sabiendo conservar y meditar
en su corazón todas las cosas. Para escuchar al Señor, es necesario contemplarlo,
percibir su presencia, dialogar con Él, sacar tiempo para la oración. En este mes de
mayo, recuerdo la importancia y la belleza de la oración del Rosario. Con su
recitación, meditamos los momentos centrales de la vida de Jesucristo, tratando de
que Él sea el centro de nuestros pensamientos, atenciones y acciones.
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