VI Domingo de Pascua, Ciclo C
Escuchar la Palabra que nos habita
La Palabra: “El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará, y
vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14, 23-29).
1. Los discípulos entran en crisis al ver que Jesús es eliminado y se quedan solos
ante el peligro. Pero Jesús les garantiza que sigue con ellos “si escuchan su
palabra” y tratan de ponerla en práctica. Dios está más íntimo a nosotros mismos,
y en el fondo de nuestra conciencia podemos escuchar su voz. Así nos lo indica el
evangelio de Jesucristo. Si escuchamos esa palabra en nuestra intimidad, y
dejamos que esa presencia de Dios-amor emerja en nuestra existencia, podremos
experimentar como Jesús: “no estoy solo porque el Padre está conmigo”. Esta
presencia es garantizada por Dios mismo, Espíritu que “recuerda todo lo dicho por
Jesucristo”.
2. La comunidad cristiana que llamamos Iglesia es una sociedad organizada donde
hay unas normas y distintas funciones, pero ante todo y finalmente es la
comunidad de mujeres y hombres convocados y animados por el Espíritu de
Jesucristo. Por eso lo fundamental en la Iglesia no son las leyes y la organización
visible, sino el encuentro personal y comunitario de las personas con el misterio de
Dios, Padre que nos ama, Hijo solidario con nosotros y Espíritu que nos acompaña y
fortalece para ir construyendo la fraternidad: “El que me ama guardará mi palabra
y mi Padre lo amará y vendremos a Él y haremos morada en Él”.
3. Desde hace unas semanas es nuevo obispo de Roma y por tanto sucesor de
Pedro, un religioso jesuita que quiere llevar el nombre de Francisco, evocando a san
Francisco de Asís. Este santo llamado el Poverello, rompió con su situación social
acomodada, y desencadenó en la Iglesia un movimiento de renovación profunda
volviendo al Evangelio. La Iglesia no debe proceder con la lógica y las apariencias
triunfalistas del poder. Más bien debe ser comunidad de hombres y mujeres que,
permeables al espíritu de Jesucristo, son testigos de Dios, amor compasivo que
quiere la vida y la dignidad para todos. Francisco, el nuevo sucesor de Pedro, con
sus gestos de sencillez, ya está indicando el camino que la Iglesia y en ella todos
los bautizados, debemos seguir para ser testigos creíbles de la Palabra que Dios
mismo ha dicho en la conducta histórica de Jesús de Nazaret.
Fray Jesús Espeja, OP
Con permiso de Palabranueva.net